La producción de indumentaria se ha vuelto una amenaza debido a su gran impacto ambiental

 

 

 La moda, sigue siendo uno de los principales focos de interés de la población, como también forma parte de una de las causas del cambio climático. Elizabeth Retamozo, diseñadora industrial y becaria del CONICET, investiga el diseño sostenible de indumentaria y busca nuevas formas de producir ropa con menor impacto ambiental.

Retamozo, trabaja en el proyecto en conjunto con Guillermo Bengoa, arquitecto y Magíster en Gestión Ambiental del Desarrollo Urbano, ambos integrantes del Centro de Investigaciones Proyectuales y Acciones de Diseño Industrial (CIPADI, CIC-UNMDP). 

La diseñadora, parte de la premisa de que el planeta no puede suministrar recursos indefinidamente. Por lo tanto, es necesario pensar en un desarrollo que permita mejores condiciones de vida para los productores  y considere todo el “ciclo de vida” de la indumentaria, desde la forma en la que se genera la materia pasando por la producción, venta y uso.

La producción tradicional de indumentaria es la responsable del 20% de la contaminación total de las aguas del planeta, del 10% del dióxido de carbono que se emite y el 58% de las fibras textiles que se utilizan, derivan del petróleo. Pero además de afectar los recursos naturales tiene un impacto directo sobre la sociedad, ya que millones de trabajadores son explotados en todo el mundo para abaratar costos de producción.

En Mar del Plata, la industria textil-indumentaria tiene un rol protagónico en el entramado económico-productivo local. La becaria doctoral explica cómo articulan su trabajo de investigación con la industria local: “En principio utilizamos metodologías para evaluar el impacto ambiental de la indumentaria que se utilizan en otros países, como por ejemplo un software llamado Índice de Higg, desarrollado por Nike, pero hemos concluido que son difíciles de aplicar porque requieren de una cantidad considerable de información que en la mayoría de los casos el productor no posee y el contexto es muy diferente”.

Por lo cual, elaboraron una herramienta propia que tiene en cuenta las características productivas del sector de indumentaria marplatense, como la tercerización. El instrumento consiste en una lista ponderada que contempla 10 variables, subdivididas en 24 subvariables. 

“Esto nos permitió evaluar indumentaria que se promocionaba como sustentable llegando a la conclusión, que en la gran mayoría de los casos, se hace foco en un material de bajo impacto únicamente. Si bien eso es importante, se considera que no es suficiente para catalogar de sustentable a un indumento. Se debe realizar una evaluación integral del ciclo productivo del mismo para determinar si es o no es sustentable”, detalla la diseñadora.

Esta forma de considerar la sustentabilidad de la industria motivó a Elizabeth a abordar las relaciones de los actores sociales que intervienen en el proceso, con especial acento en la detección de los grupos o individuos que pueden afectar o se vean afectados por las decisiones tomadas por las empresas. “La finalidad es hacer una propuesta que permita la implementación de estrategias de diseño para la sustentabilidad en el sector productivo local”, añade la becaria.

La iniciativa de producir indumentaria sostenible existe en otros países desde hace varios años, pero en Argentina aún no ha logrado afianzarse. Retamozo explica que si bien hay muchas marcas que ya producen bajo el lema de “indumentaria sostenible” aquí, la gran mayoría lo hace desde la materialidad y otras realizan “Green washing”, que consiste en decir que son sustentables sin serlo. “Sin dudas que el uso de materiales menos contaminantes es un comienzo, pero solo es una de las tantas variables que pueden modificarse”, advierte.

El trabajo de investigación es indispensable para poder llevar a la práctica un “Diseño Sostenible”, considerando que el sector textil es uno de los sectores con más crecimiento en el comercio internacional en los últimos diez años, siendo el segundo sector de consumo por detrás de los alimentos.

 La diseñadora lleva adelante este trabajo para realizar su aporte y contrarrestar los efectos adversos de la contaminación. “Preservar el medio ambiente es una necesidad”, concluye.

 

Fuente: Conicet Mar del Plata

También puede gustarle...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *