Neologismos: “las lenguas acompañan el devenir de las sociedades”

 

Más de una polémica se ha desatado en torno a las nuevas palabras que pasan por el filtro de la Real Academia Española (RAE) y terminan siendo agregadas al diccionario. Sin embargo, la mayoría de las veces ocurre lo contrario y es la institución la que debe o debería incluir palabras gestadas socialmente.

Desde Portal Universidad dialogamos con María Belén Grisolía, doctora en letras y docente de lingüística y gramática de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata, quien explica que “si es un uso que se impone socialmente, va a terminar utilizándose de todas formas aunque la institución no lo regule”.

Hace unas semanas, la Real Academia Española RAE aprobó el uso del vocablo “covidiota” para definir a “las personas que se niegan a cumplir las normas sanitarias dictadas para evitar el contagio de la covid”.

Según explica Grisolía, partiendo de este tema y yendo conceptualmente hacia lo general, “es un testimonio más de que las lenguas están activas, cambian y acompañan el devenir de las sociedades. En este sentido, me parece que el revuelo que se armó a partir de la aparición de la palabra “covidiota” es que se ve cómo las lenguas son un instrumento muy poderoso de transformación social“.

Aún sin la consciencia de estar haciéndolo, los que transformamos la lengua somos los hablantes, es decir, las instituciones como la RAE vienen después a certificar ciertos usos que ya están circulando en la vida social.

Es en este punto donde aparecen los neologismos: “Nuevas palabras que se crean en una lengua y que, por lo general, lo hacen en respuesta a la necesidad de nombrar algo de la realidad que es novedoso. Por ejemplo, chatear, twittear o scrollear son palabras importadas de otras lenguas que se integran y empiezan a sufrir los cambios morfológicos propios de nuestra lengua” comenta.

Sin embargo, ¿hasta qué punto está bien que se institucionalice esto? La doctora en Letras asegura que “la lengua es dinamismo y la norma siempre llega después a aceptar un uso que ya está sucediendo. Es importante que exista una lengua estándar porque eso organiza la vida en sociedad“.

Con respecto a lo que ocurre en las redes sociales, “muchas veces esos espacios de chat nos demandan rapidez e instantaneidad en la escritura y eso hace que no usemos tildes o que pongamos “q” en vez de “que” porque lo que importa ahí es responder rápidamente” afirma.

Grisolía manifiesta que “eso no se convierte en un peligro, siempre y cuando pongamos el acento en la adecuación. Es decir, siempre tenemos que tener la mirada puesta en el contexto al momento de decidir qué opciones lingüísticas vamos a tomar. Hay ciertos contextos en los que sí necesitamos cumplir con las normas existentes pero, por ejemplo, en el chat es más económico acortar las palabras y eso no es un problema si el hablante tiene plena conciencia de que es una opción que está usando porque es la que más le conviene a ese contexto en el que está interactuando”.

El problema es cuando esa opción económica se convierte en norma y empezamos a usarla en todo contexto o en algunas situaciones en las que ese uso no es el adecuado.

A modo de conclusión, la doctora en Letras asegura que “siempre hay que usar el lenguaje en relación al contexto. No creo que haya una degradación de la lengua y que, aunque la institución nos diga que esto no es así, si es un uso que se impone socialmente, va a terminar utilizándose de todas formas“.

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