Mar del Plata: más de la mitad de los chicos entre 6 y 10 años que concurre a comedores sufren malnutrición

Foto: TELAM

 

Ante la falta de políticas alimentarias por parte del Estado, la situación nutricional de niñas, niños y adolescentes que asisten a comedores y merenderos comunitarios empeora año a año. En este caso, el Indicador Barrial de Situación Nutricional (IBSN) que desarrolló el ISEPCI durante el primer trimestre de 2021 desprende que el 46.16% de los menores relevados en el Partido de General Pueyrredon sufren malnutrición. Pero la situación se agudiza cuando hablamos del grupo etario que abarca de los 6 a los 10 años: los indicadores superan el 50%.

Portal Universidad dialogó con Rodrigo Blanco, Director del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI) en Mar del Plata, quien explicó la herramienta que permitió realizar la detección precoz de malnutrición de los infantes. “Habiendo comenzado este trabajo a fines de 2016, y luego de haberse suspendido dos mediciones por la pandemia, este año se relevaron 1998 niños, niñas y adolescentes, que asisten a 45 comedores y merenderos distribuidos en 33 barrios del Partido de General Pueyrredon“, aseguró.

Los resultados del IBSN ponen de relieve las problemáticas profundas de nuestra realidad actual, que deberían ser la prioridad de las políticas públicas.

La realización de esta investigación en barrios vulnerables “nos ha permitido observar significativos valores de malnutrición en todos los grupos etarios. Genera alta preocupación el 46.16% de malnutrición pero, de ese total, un 21.7% presenta sobrepeso y un 22.8% tiene obesidad. Al mismo tiempo, el indicador de déficit por bajo peso muestra un 1.6%, y en riesgo de bajo peso casi 3% de la población relevada”, indicó.

Sin embargo, al realizar una distinción de grupos etarios se pueden encontrar algunas diferencias: “en el grupo de 2 a 6 años, el 35.6% relevado presenta malnutrición; en el grupo de 6 a 10 años, más de la mitad (53.8%) presentan malnutrición; y en los adolescentes de 10 a 19 años, el 50.3% está alcanzado por alguna variante de malnutrición”, reveló Blanco.

Estas cifras ponen en evidencia la existencia de problemas crónicos y estructurales en una gran parte de la población para acceder a alimentos nutritivos en cantidad y calidad necesarios. El director del ISEPCI afirmó “la tendencia de que la malnutrición infantil y juvenil se ha consolidado en alrededor de la mitad de la niñez y adolescencia de los barrios populares, con énfasis en el sobrepeso y la obesidad”.

En este sentido, la presencia de malnutrición acarrea otro tipo de prácticas nocivas para los menores, como pueden ser hábitos sedentarios y escasa actividad física. “Especialmente en época de pandemia y restricciones a la movilidad, debiendo relevar cuál es la real oferta recreativa y deportiva en los barrios, siendo el sedentarismo uno de los factores de riesgo de mayor importancia que deben ser modificados con urgencia”, agregó.

Informe IBSN 1er Trimestre … by Eugenia Ramos

El informe arroja también cifras preocupantes respecto de la situación nutricional de los lactantes: el 28.66% relevado entre 0 a 2 años, se ubica en algunas de las variantes de malnutrición. Las causas, en la mayoría de los casos, son factores modificables durante el embarazo (bajo o alto peso del niño al nacer, ganancia de peso excesiva de la madre, diabetes durante el embarazo), complementación de la lactancia materna con otras leches de manera temprana (en muchos casos por la necesidad de la madre de salir al mercado laboral precarizada sin contar con la posibilidad de amamantar al lactante) o causas prevenibles durante los primeros meses de vida (consumo de alimentos con alto contenido calórico pero bajo valor nutricional, complementación inadecuada de la lactancia materna).

En relación al indicador talla/edad, el informe indica que el 6.14% de la población de 2 a 19 años relevada presenta baja talla, incrementándose esa cifra en el grupo de lactantes (asciende al 17.1%), sumado a un 12.5% de riesgo de baja talla. “Aunque las causas son variadas, la principal sigue siendo la desnutrición crónica, es decir, niños y niñas que durante largos períodos de su vida no han recibido los nutrientes necesarios para tener un desarrollo acorde”, explicó Blanco.

Este caso puede presentarse tanto por la falta de aporte alimentario como a procesos infecciosos crónicos que produzcan esta situación u otras enfermedades. De cualquier modo, “la ineficacia del sistema sanitario para detectarlos y tratarlos nos habla de que no solo las estrategias de prevención y promoción están fallando, sino también el derecho de esta población a acceder a una atención oportuna”, confirmó Lorena Quiroga, Coordinadora del equipo territorial encargado de los relevamientos e integrante del movimiento Barrios de Pie.

Quiroga sostuvo que “la vulnerabilidad nutricional en la que se encuentra la población que asiste a copas de leche, merenderos y comedores comunitarios, abre las puertas a enfermedades tanto en lo inmediato como en la edad adulta. Asimismo, estos aspectos situacionales relevados limitan su crecimiento y desarrollo integral tanto físico como psicosocial, deteriorando su calidad de vida”.

Asimismo, el informe expresa que el aumento sostenido del precio de los productos frescos (carnes, lácteos, frutas y verduras) agravó la tendencia del reemplazo de alimentos nutritivos por alimentos rendidores en las mesas de los hogares más humildes. Así, mientras baja la ingesta de proteínas, hierro, calcio y vitaminas, sube la de hidratos de carbono y grasas. Al mismo tiempo, se consolida la situación de la preocupante adaptación de la dieta de la niñez a la de los adultos, sin complementar con productos necesarios para su desarrollo durante la lactancia y primera infancia principalmente.

“Todo lo dicho pone en evidencia la urgencia de que el Estado asuma un rol activo en la promoción de una alimentación saludable y del acceso a la salud integral. Instituir iniciativas que interpelen los programas alimentarios existentes, que formulen políticas preventivas de detección precoz de malnutrición, como así también desarrollar la vigilancia del crecimiento para incidir en los factores modificables, no genéticos, que preserven la salud integral de niñas, niños y adolescentes”, detalló Blanco.

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