Vegetarianismo: cómo hacer la transición hacia un nuevo estilo de vida

 

En los últimos años, la tendencia en torno a un estilo de alimentación diferente viene impulsada por las nuevas generaciones, principalmente si hablamos de la transición hacia dejar de lado el consumo de todo tipo de carnes. En este marco, el último informe del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires establece que el 12% de los argentinos mayores de 18 años son actualmente vegetarianos o veganos, marcando un aumento del 3% entre 2019 y 2020.

Portal Universidad dialogó con Lorena Lázaro Cuesta, nutricionista y docente de la Escuela Superior de Medicina en la Universidad Nacional de Mar del Plata, quién aseguró que “una persona que comió carne toda su vida, y quiere ser vegetariana, es necesario que transite ese proceso con una propuesta integral y nutritiva”.

Sin embargo, al contrario de lo que muchos ciudadanos suelen pensar, ser vegetariano no implica dejar de consumir carnes para únicamente comer frutas y verduras. “Si bien éstas son fuentes de alta calidad nutricional, porque tienen vitaminas, minerales y fibras, es fundamental que uno pueda obtener los nutrientes de todos los alimentos para llevar una alimentación balanceada que permita cuidar la salud”, confirmó.

En este sentido, la nutricionista indicó que “se vuelve esencial buscar alternativas para reemplazar los aminoácidos, que son las sustancias más pequeñas de las proteínas que contiene la carne. Así, se pueden incorporar legumbres, como lentejas, arvejas y porotos, combinadas con cereales, como arroz integral, maíz, trigo, quínoa, amaranto y trigo sarraceno”.

Siempre dependiendo de cuál sea la elección de la persona, “si es vegetariana, se pueden incorporar huevos y lácteos que también tienen proteínas de una muy buena calidad. Pero en el caso de ser vegano, hay que cuidar con más detenimiento cuáles van a ser los alimentos y los nutrientes que van a predominar en esa alimentación”, afirmó.

En cuanto al proceso hasta llegar al vegetarianismo, Lázaro Cuesta reveló que el tiempo depende del estado nutricional de cada persona pero que “lo ideal es consultar con un profesional. Es conveniente que un médico indique un análisis clínico de laboratorio para medir determinadas vitaminas y minerales en sangre. De ahí, se debe derivar al paciente con un profesional en nutrición que permita planificar esa progresión”.

La especialista explicó que se debe realizar una distinción de las etapas en la que se encuentre la persona, “si hablamos de adultos, es más sencillo y más corta esa progresión porque ya están en una etapa de mantenimiento de los tejidos y de la vitalidad para la vida cotidiana. Si hablamos de niños, adolescentes o embarazadas, debe ser mucho más minucioso ese período y tiene que ser sumamente cuidado por parte de los profesionales. Esto es debido a que son etapas de claro crecimiento donde hay nutrientes que son críticos en el desarrollo de esa persona”.

 

El equilibrio perfecto dentro del plato

Si bien las recetas para mantener una alimentación sin carnes son muy variadas, “se recomienda una combinación en el plato de 3/4 partes de cereales con 1/4 parte de legumbres”, declaró la nutricionista.

Llevándolo al ámbito doméstico, para una familia de 4 personas podríamos planear un plato de verano y uno de invierno. “Para los días más calurosos, una opción fresca y nutritiva podría ser una ensalada a prepararse con 3 tazas de arroz, 1 taza de lentejas, zanahoria, cebolla y tomate. En cambio, en los días de frío podríamos pensar en un guiso que también incluya otras verduras, manteniendo esas mismas proporciones de legumbres y cereales”, manifestó.

De esta manera, haciendo una analogía con el armado de un rompecabezas, Lázaro Cuesta aseveró que “podríamos combinar cereales con legumbres, lo que permiten que se conforme esa proteína para que las comidas tengan un alto valor biológico”.

 

Más allá de las modas

Esta clara tendencia hacia nuevas formas de alimentación se encuentra acompañada por un cambio de paradigma y mentalidad en las nuevas generaciones. Es decir, el hecho de ser vegetariano o vegano consiste en una filosofía, en una forma de pensar y en una elección de vida.

El hecho de ser vegetariano o vegano consiste en una filosofía, en una forma de pensar y en una elección de vida.

En este sentido, la especialista aseguró que, en los últimos años, el aumento del asesoramiento en estos temas se vio reflejado “tanto para quienes trabajamos en el ámbito comunitario como en el ámbito individual de la consulta”. Esta inclinación hacia una alimentación más natural “es sumamente positiva porque, independientemente de si la elección es ser vegetariano o vegano, es necesario que la población transite hacia un lugar de comer más frutas, verduras, cereales no tradicionales y alimentos frescos que no sean ultra procesados”, confirmó.

Lázaro Cuesta remarcó la importancia de que un profesional pueda acompañar ese proceso de transición. “Debemos generar una propuesta integral que le permita a la persona optar por una alimentación con el cuidado y la responsabilidad que implica mantener la salud, pero también basada en sus convicciones y creencias”, reveló.

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