Entre el 10% y el 15% de los marplatenses sufren algún trastorno alimenticio

Foto: TELAM

 

Lejos de tratarse de una cuestión de malos hábitos, los estándares de belleza hegemónica reproducidos constantemente por la sociedad y por los medios masivos de comunicación repercuten en las decisiones de una gran parte de las personas, que se ven obligadas a hacer dietas extremas, a pesarse todos los días y a creer que la delgadez es sinónimo de “verse bien”. Según las cifras del último informe de la Asociación de Lucha Contra Bulimia y Anorexia (Aluba), Argentina es el segundo país del mundo con más casos de trastornos alimenticios y el 70% de las mujeres argentinas no está conforme con su cuerpo.

Portal Universidad dialogó con Lorena Lázaro Cuesta, Nutricionista, Docente y Directora del Observatorio Alimentario Nutricional de la Escuela Superior de Medicina en la Universidad Nacional de Mar del Plata, quien aseguró que “entre el 10% y el 15% de los argentinos tienen algún tipo de trastorno de la conducta alimentaria“.

Esta patología está vinculada a “la preocupación excesiva por el peso corporal y a la obsesión por la imagen, por lo que se produce una alteración en la ingesta alimentaria. Si bien hay diferentes tipos de entidades, las más conocidas o las más frecuentes son bulimia nerviosa y anorexia nerviosa“, explicó. 

Particularmente en Mar del Plata, la especialista reveló que “no tenemos un dato puntual” pero que, en general, el porcentaje de personas que sufren trastornos alimenticios responde a las tendencias nacionales “porque la sociedad local refleja las características de la Provincia de Buenos Aires. Por lo tanto, podríamos asumir que son entre un 10% y un 15%, eso hace que debamos tener en claro que esta problemática afecta a un número considerable de la población“.

Al tratarse de una patología que se encuentra influenciada por el entorno, “hay factores culturales, psicológicos y sociales que influyen en las decisiones que toman las personas. Sin embargo, afecta sobre todo a las mujeres jóvenes que, particularmente, son más vulnerables en cuanto a los trastornos de la conducta alimentaria. Esto tiene que ver con ciertos estereotipos de la imagen corporal y con las exigencias estéticas por las que atraviesa la sociedad“, indicó.

Hay factores culturales, psicológicos y sociales que influyen en las decisiones que toman las personas.

Ya pensando en el tratamiento, Lázaro Cuesta confirmó que “el abordaje debe ser interdisciplinario, donde la familia es clave en la identificación temprana de algún tipo de alteración o distorsión de la imagen corporal para poder consultar inmediatamente con un profesional. El tratamiento integral implica que no solo haya un profesional en nutrición, sino que también debe haber psicólogos, probablemente psiquiatras y un acompañamiento de médicos de otras disciplinas para que, de esa manera, se pueda transitar un proceso mucho más efectivo”.

En esta misma línea, es esencial el acompañamiento durante la etapa de la adolescencia, donde “el grupo de pares es fundamental porque son quienes más comparten ciertos códigos y momentos sociales. Además, son quienes, desde los vínculos, pueden sostener y apoyar en ese abordaje integral y en el proceso del tratamiento”, planteó.

Hasta hace algunos años se trataba de una patología silenciosa por el miedo al comentario ajeno y a la valoración del otro. Sin embargo, la nutricionista aseguró que “hoy se visibiliza más. De hecho, el Día de los Trastornos de la Conducta Alimentaria tiene como objetivo principal sensibilizar y darle visibilidad a esta problemática. Además, creo que la manera de trabajarlo es desde las instituciones educativas porque es el lugar natural donde se encuentran los niños y los adolescentes. Como sociedad, nos debemos este debate hacia el interior para poder generar cambios y dar una forma más genuina de abordaje de esta problemática”.

Como sociedad, nos debemos este debate hacia el interior para poder generar cambios y dar una forma más genuina de abordaje de esta problemática.

La realidad es que, en nuestro país, existe una gran preocupación por estos temas pero, al mismo tiempo, Lázaro Cuesta declaró que se está observando una tendencia creciente hacia el sobrepeso y la obesidad. “Esto nos da una pauta de que no solo hay trastornos de la conducta alimentaria, sino que hay una malnutrición en la población en general. A través de las encuestas nacionales, vemos que, dependiendo la edad y la región, el 43% de los niños tienen sobrepeso y obesidad. En el caso de los adultos, esa prevalencia es mucho mayor, por lo tanto, hay mucho por hacer desde los diferentes sectores e instituciones vinculadas con la alimentación y la nutrición para mejorar o revertir estas tendencias”, concluyó.

 

¿Qué es un TCA?

Cada 30 de noviembre se conmemora el Día Internacional de Lucha contra los Trastornos Alimentarios, que se identifica bajo el símbolo de un lazo azul. Esta propuesta pretende visibilizar la importancia de la prevención y detección precoz de este tipo de alteraciones alimentarias y huir de la estigmatización y el exceso de juicios sociales que, de forma frecuente, rodean a este tipo de enfermedades.

Según ALUBA, un trastorno de la conducta alimentaria es una perturbación persistente en el comer o en las conductas relacionadas con la comida que alteran el consumo o la absorción de alimentos y deteriora la salud física o el funcionamiento psico-social. Entre estos trastornos podemos encontrar:

  • Anorexia Nerviosa
  • Bulimia Nerviosa
  • Pica (deseo irresistible de comer o lamer sustancias no nutritivas y poco usuales)
  • Rumiación (devolver a la boca, por ejemplo a través de eructos, los alimentos que ya han sido ingeridos, para volver masticarlos e ingerirlos nuevamente)
  • Evitación / restricción en la ingesta de alimentos (falta de interés en la comida, la persona evita la ingesta de alimentos por una preocupación en sus consecuencias)
  • Atracón (ingesta de cantidades inusualmente grandes de alimentos -atracones- en forma frecuente. Sensación de perder el control de lo que se come)
  • Purgas (vómito autoprovocado; uso incorrecto de laxantes, diuréticos u otros medicamentos para influir en el peso)
  • Síndrome del comedor nocturno (episodios recurrentes de ingestión de alimentos por la noche)
  • Trastorno Dismórfico Corporal (preocupación fuera de lo normal por algún defecto percibido en imagen corporal, ya sea real o imaginado)

Los trastornos de bulimia y anorexia son las alteraciones más comunes de la conducta en el acto de comer. Sin embargo, aunque se refiere al acto de comer no tiene relación directa con la comida, su raíz está en el miedo a vivir y a crecer. Las señales más claras de estas enfermedades se descubren a través de:

  • La restricción de la ingesta energética en relación con las necesidades, que conduce a un peso corporal significativamente bajo con relación a la edad, el sexo, el curso del desarrollo y la salud física
  • El temor intenso a engordar
  • La alteración en la forma en que uno percibe su propio cuerpo. La persona se ve o se siente gorda a pesar de estar muy delgada
  • La presencia de atracones recurrentes en los que la persona siente que pierde el control sobre la comida
  • La aplicación de conductas compensatorias siempre peligrosas como son los vómitos, el abuso de laxantes o diuréticos, el excesivo ejercicio físico, ayunos y la ingesta de diversos fármacos “adelgazantes”

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