Venta de animales, comida y más: la impresionante realidad de la feria popular más grande de Mar del Plata

 

Por Mariano Pirruccio*

 

El fenómeno alrededor de la feria comercial a cielo abierto más grande de Mar del Plata, ubicada en la plaza “Estanislao del Soler” en el Barrio Belgrano, cada fin de semana concentra a miles de personas. Vecinos, feriantes y organizadores de la feria destacaron los beneficios y las consecuencias, tanto para el ecosistema de la plaza como también para la comunidad de la zona.

 

Demografía

Ubicado al oeste de la ciudad y rodeado por los barrios Don Emilio, José Hernández y Autódromo, el barrio General Belgrano se transforma todos los fines de semana, siempre y cuando el clima lo permita, en el centro económico y social por excelencia de la zona, gracias al fenómeno que los vecinos bautizaron como “la feria de la plaza”.

Con una extensión de 6 cuadras, cuatro de ellas definidas por el contorno de la plaza (Tripulantes del Fournier -“la 31”-, Carmen de las Flores -“la 222”-, Soler -“la 33”-, y Yapeyu -“la 224”-), y las dos restantes creadas artificialmente en el interior de la plaza de manera diagonal, representa un punto de encuentro tradicional tanto para los vecinos de la zona como para el común de los marplatenses que buscan comprar y vender todo tipo de productos.

A la geografía del lugar la completa la capilla “Nuestra señora de la Merced”, la Escuela de Educación Secundaria N°51, y el Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS). Estas instituciones se encuentran enfrente a la feria.

 

Comienzos

Aunque no existe una fecha exacta sobre el comienzo de esta economía popular, en dialogo con diferentes vecinos del lugar se pudo establecer que los primeros feriantes llegaron entre el 2004 y 2005 a vender todo tipo de productos. Fruto de la profunda crisis económica y social que acontecía en nuestro país, los mismos vecinos comenzaron a concurrir todos los domingos a la plaza con sus mesas, sillas y diversos productos para vender. Se trataba, en un principio, de diferentes elementos de elaboración propia o que podrían llegar a sobrar en la casa, como artesanías, alimentos, indumentaria y artículos de bazar.

Con el transcurso del tiempo, fueron cada vez más los vecinos del lugar, y de otros barrios linderos como Don Emilio, Autódromo, José Hernández o el Barrio Regional, que se acercaban a la plaza a vender o a intercambiar productos, ya sean exhibidos sobre una manta en el césped o sobre una mesa.

A través del boca a boca, “la feria” comenzó a volverse un fenómeno masivo, generando así que algunos vecinos ubicados enfrente de la plaza iniciaran diversos emprendimientos buscando un rédito económico. Por ejemplo, se abocaron a la construcción y alquiler de mesas, alquiler de baños públicos, estacionamiento, lavado y cuidado de vehículos, entre otros.

Este fue el motivo por el cual, los inicios de la feria estuvieron marcados por diversas luchar de poder entre los puesteros, por quedarse con los espacios más “visibles” de la plaza. Es decir, los ubicados sobre la calle Tripulantes del Fournier, arteria principal del barrio Belgrano y por la cual transitan 4 líneas de colectivo: 571, 573-A, 573-B Rojo, 573-B Azul.

 

Actualidad, beneficios y problemas asociados

Con más de 500 puestos, decenas de comerciantes y cientos de personas que la visitan regularmente, la feria se encuentra en funcionamiento -siempre que el clima sea favorable- los días sábados, domingo y feriados, de 8 a 18hs.

En contacto con Vicky, una de las encargadas del alquiler de mesas en la plaza, se pudo establecer que un día de ventas cuesta 150 pesos. La ubicación del puesto dependerá de los espacios que no se encuentren ocupados por los puestos fijos, así como también de los artículos que se pretendan vender.

Luego de varias jornadas, y mediante un minucioso trabajo de campo, se desarrolló una lista de los principales productos que se encuentran a la venta en la feria:

Conejos, pollos y cobayos en venta

El crecimiento de esta economía popular, fomentada desde los sectores excluidos del mercado laboral, permitió que decenas de personas pudiesen percibir ingresos y solventar gastos. Esto trajo aparejado ciertos aspectos negativos tanto para el ecosistema natural de la plaza, como también para los vecinos del barrio, entre los que se pueden reconocer la deforestación del suelo, la tala de árboles para encender las parrillas ubicadas alrededor de la plaza, la instalación de microbasurales, la proliferación de roedores y la venta ilegal de diversos artículos.

“Venden cosas robadas, falopa, comida sin refrigeración en plena calle. Te estacionan en triple fila, dejan toda la mugre en la plaza y después la prenden fuego, se cuelgan de la luz, te mean la entrada del garaje. Un día encontré medicación que yo no tengo en el hospital, estaban vendiendo medicamentos bajo receta. Planté un arbolito que me regalo mi mamá y al otro día ya no estaba más. Me da mucha impotencia, tengo mi nene de 15 años que jamás pudo pisar esa plaza para jugar”, comentó Marta, enfermera del Hospital Interzonal y vecina de la plaza.

Planté un arbolito que me regalo mi mamá y al otro día ya no estaba más. Me da mucha impotencia, tengo mi nene de 15 años que jamás pudo pisar esa plaza para jugar.

Según las últimas cifras difundidas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en Mar del Plata 33.000 personas se encuentran sin trabajo actualmente. Las consecuencias antes mencionadas de esta economía popular, no dejan sino entrever el oportunismo de ciertos sectores sociales, que se camuflan entre la necesidad para ocupar de manera voraz el espacio público y usufructuar con quienes menos tienen.

 

*Estudiante del MediaLab, primer Laboratorio de Redacción para Medios Digitales. Se trata de un sistema experimental que consiste en el trabajo periodístico, de producción propia, que desarrollan alumnos del Taller de Contenidos en Redes Sociales, correspondiente a la Tecnicatura de Periodismo Digital que se dicta en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

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