En Argentina, el suicidio es la segunda causa de muerte en la adolescencia: ¿cómo funcionaría una línea de prevención gratuita y local?

Foto: TELAM

 

En el marco de la gestión por parte de Viviana Bernabei, Secretaria de Salud de la Municipalidad de General Pueyrredon, de la habilitación de una línea telefónica gratuita de prevención del suicidio en Mar del Plata, que funcionaría en el Centro de Especialidades Médicas (Cema) y atendería las 24 horas, se vuelve necesario tratar este tema de salud que requiere un abordaje comunitario y responsable.

Desde Portal Universidad dialogamos con Aixa Galarza, Doctora en Psicología y Docente en la Facultad de Psicología en la Universidad Nacional de Mar del Plata, quien brindó algunos detalles acerca de cómo acompañar estos casos y cuáles son las consecuencias que ha dejado la pandemia en materia de salud mental.

El proyecto de una asistencia local representa una de las líneas de acción previstas en la Ley de Prevención Nacional del Suicidio, que se reglamentó el año pasado, “y se trata de la creación de una línea telefónica de prevención gratuita, que hasta el momento no había. Si bien algunas localidades, como Necochea y Capital Federal, cuentan con una propia, no existe una a nivel nacional”, remarcó.

En este sentido, la puesta en funcionamiento de una línea gratuita “es algo muy importante, ya que las personas pueden llamar en el momento que están en crisis, tanto desde un teléfono fijo como de un celular, sin costo alguno”, comentó. A lo que agregó que es clave que “puedan hablar con alguien que esté entrenado para acompañar esa situación y tratar de bajar el nivel de la crisis, para que la persona no se haga daño y para poder tomar medidas de prevención destinadas a ayudarlo en ese momento”.

Con respecto al personal que trabaja en las líneas de ayuda, “no necesariamente tiene que haber profesionales de la salud, pero sí personas que reciban formación y capacitación para poder manejar la situación. Son situaciones de mucho estrés, tanto para quien llama como para quien recibe el llamado, y hay que poder acompañar esa situación. Por ejemplo, en la línea de Necochea o incluso en la que había en Mar del Plata de los samaritanos, eran personas voluntarias que tenían una capacitación para poder acompañar a las personas en ese momento”, confirmó la especialista.

Son situaciones de mucho estrés, tanto para quien llama como para quien recibe el llamado, y hay que poder acompañar esa situación.

Si bien el protocolo establecido al momento del llamado aún se desconoce, si uno siguiera los lineamientos internacionales, “hay que hablar con la persona e ir preguntándole determinadas puntos para que se vaya sintiendo mejor. Es muy importante el momento de la escucha para tratar de proveerle cierto alivio del malestar que siente, hay que tener empatía y no juzgar a quien se le está hablando”, aseveró.

Luego de casi dos años de pandemia, las consecuencias emocionales y el impacto del Covid comienzan a aparecer en las consultas de los centros de salud. “Estamos encontrando un aumento de muchos factores de riesgo para la salud mental en general y, específicamente, para el suicidio. Observamos que se generan situaciones de mucha soledad, angustia, incertidumbre y miedo, así como también lo más grave que ha tenido la pandemia, desde la pérdida de un trabajo, hasta de seres queridos, con situaciones de mucho dolor”, explicó Galarza. A lo que manifestó “la necesidad de que se implementen políticas para, ahora, trabajar sobre la salud mental“.

 

El proyecto de la UNMDP y la Escuela Técnica N°5

Hace unos 4 o 5 años, desde la Facultad de Psicología, junto al entonces Secretario de Salud Mental, Lic. Santiago Gonzalez, al docente de la Escuela Técnica N°5, Pablo Abdala Achaval, y dos estudiantes, Lucas Funes y Darío Funes, comenzó a gestarse el desarrollo de una aplicación móvil destinada a la prevención del suicidio.

Dirigida específicamente a los adolescentes, “que es el grupo etario donde tenemos las mayores tasas de suicidios en el país, buscamos no solamente para acompañar a la persona, sino también para alcanzar información centralizada y sistematizada a los familiares, amigos, profesionales y docentes, es decir, a todos los entornos donde haya adolescentes”, explicó Galarza.

Según UNICEF, en Argentina, el suicidio es la segunda causa de muerte en la adolescencia después de las lesiones de tránsito. “El relevamiento de datos mostró que hubo un aumento de las tasas en las últimas décadas en el país entre las y los adolescentes de 15 a 19 años. En términos de magnitud, el fenómeno se presenta con mayor frecuencia en los varones y en aquellos que han alcanzado menor nivel educativo”.

En Argentina, el suicidio es la segunda causa de muerte en la adolescencia después de las lesiones de tránsito.

Si bien el proyecto aún no se encuentra en pleno funcionamiento, la Universidad ya brindó el alojamiento en el servidor para poder levantar la aplicación y “todavía se están resolviendo algunas cuestiones técnicas para poder llegar a una futura versión en celulares”, concluyó la docente.

 

Cómo prevenir estos casos

Bajo el lema “con el compromiso de todas las personas el suicidio se puede prevenir”, desde el Ministerio de Salud de la Nación destacan algunas señales de alerta para prevenir un posible caso:

  • Aislamiento
  • Persistencia de ideas negativas
  • Dificultad para comer, dormir y trabajar
  • Desesperanza
  • Llanto inconsolable
  • Repentino cambio de conducta

En caso de reconocer alguno de estos signos, es importante, tanto desde la casa, la escuela o cualquier espacio, mostrar interés y apoyo, respetar las diferentes expresiones de sentimientos y eliminar todo tipo de prejuicios: “El suicidio no es ni bueno ni malo, tampoco un hecho delictivo, es una situación de sufrimiento”. A su vez, sugieren motivar a la persona para que hable sobre cómo se siente, para que tenga amistades saludables, para que aprenda a manejar situaciones de estrés y dificultad y para que ara que tenga buena autoestima, entre otras.

Por último, remarcan la importancia de que toda la sociedad esté al tanto de:

  • La persona que se suicida no desea morir. La persona que tiene ideas suicidas está transitando una situación de ambivalencia en su vida, es decir, desearía morir si su vida continúa de la misma manera, pero desearía vivir si se produjeran cambios significativos en ella.
  • Se cree que el que dice o amenaza con quitarse la vida, no lo hace, sin embargo, la mayoría de las personas que se suicidan, hicieron saber el propósito de acabar con su vida.
    Toda persona antes de cometer un intento de suicidio evidencia una serie de señales que de ser detectada a tiempo puede ayudar a evitarlo. El suicidio no ocurre sólo por impulso.
  • El suicidio o intento de suicidio puede ocurrir durante un proceso depresivo o no.
    Los comportamientos suicidas se han asociado con depresión, abuso de sustancias, esquizofrenia y otros padecimientos mentales, además de comportamientos destructivos y agresivos. Sin embargo, esta asociación no se debe sobrestimar. No hay una relación directa entre el sufrimiento que padece quien desea terminar con su vida y los padecimientos o enfermedades mentales.
  • Hablar con una persona sobre sus intenciones de matarse no incrementa la posibilidad de cometer suicidio. Dialogar sobre el tema reduce la posibilidad de cometerlo y puede ser una oportunidad para ayudar a quien está padeciendo.
  • No debe asociarse el suicidio y el intento de suicidio con acciones de cobardía o valentía, tampoco con hechos románticos o heroicos. No es menor destacar que la acostumbrada asociación que se realiza desde los medios de comunicación del suicidio con hechos delictivo al anunciarlos en las secciones policiales, debe ser cuestionada.
  • Suele afirmarse que los niños no se suicidan. Sin embargo, una vez que un niño adquiere el concepto de muerte puede cometer suicidio.
  • La tendencia al suicidio no es hereditaria. Lo que sí puede trasmitirse por medio de la educación es la visión sobre el suicidio como una forma de solución a los problemas.

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