Ropa 3D: “Es incipiente en comparación con un sistema clásico, pero el potencial es increíblemente diverso y fructífero”

 

Si bien la tecnología sigue creciendo a pasos agigantados desde hace años, su incursión en la ropa es cada vez mayor. La creación de una vestimenta con tecnología 3D comienza cada vez a mostrar más su lugar con una propuesta única en el diseño y una visión hacia la sustentabilidad, aunque no sería 100% amigable con el medioambiente.

Érica Lenz, docente de la orientación Indumentaria de Diseño Industrial en la Universidad Nacional de Mar del Plata, dialogó con Portal Universidad sobre la incorporación de la ropa 3D donde hizo hincapié en la importancia de que sea la solución a los problemas de las personas.

La docente explicó que “se trabaja sobre un esquema corporal, ya sea sobre un accesorio, un guante, un detalle y se imprime. Después se tiene que ensamblar al sistema vestimentario”.

Estas creaciones en su mayoría son accesorios, “todavía no se ha logrado desarrollar una chaqueta que sea 100% impresa. Se están haciendo partes ya sea desde atributos estéticos, por la posibilidad técnica de hacer algo único, diferente o particular, a una necesidad técnica, como una funcionalidad”.

Lenz es titular de proyectos de graduación en el área de indumentaria de la Carrera Diseño Industrial y explicó que “mi misión a nivel académico es que los estudiantes puedan integrar todos sus saberes. Hay que tener en cuenta no sólo las cuestiones tecnológicas, productivas y sociales, sino el verdadero compromiso que uno debería asumir con respecto a las necesidades reales de la sociedad y la industria”.

“Es por eso que apuntamos muchas veces no a una colección, sino a comprender la necesidad de un bombero, un skater, una embarazada, alguien con motricidad reducida, por eso tratamos de que la concepción de las técnicas sean abocadas a respuestas de problemas y no a seguir generando problemas con una producción de moda desmesurada”, afirmó.

Ante esta situación ejemplificó un caso de tesis y detalló que “una chica está haciendo sobre personas con paraplejia o hemiplejia, que tienen la necesidad de vestirse solos, por lo que requieren de un sistema de cierres, presiones o broches que faciliten el sistema vestimentario. La impresión 3D es lo que permite diseñar esos pequeños accesorios, el resto es vestimenta en general”.

Hay dos materiales con los que se trabaja: el ABS (acrilonitrilo butadieno estireno) y el PLA (ácido poliláctico). Haciendo referencia a estos, Lenz explicó que “el primero es a base de petróleo, tiene alta temperatura y un montón de propiedades que se usa en base al reciclado de botellas o tapitas. Es amigable con el medioambiente ya que permite sacar la parte de la contaminación y volver a darle a una vida útil”.

En el caso del PLA, “es a base de aceites naturales, de origen vegetal como la papa, la soja, la remolacha. Es biodegradable, tiene más ductilidad, atributos y permite otros acabados. Como se usa una temperatura mucho menor, puede producir roturas, deformaciones o alteraciones“, expresó.

“Es incipiente en comparación con un sistema clásico, todavía tiene un largo camino, pero el potencial es increíblemente diverso y fructífero“, planteó la docente.

En la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, “se usa este tipo de impresión como técnica, como parte de una respuesta a la industria que viene. Intentamos no hacer tanto hincapié en lo estético, sino en la posibilidad técnica o los beneficios que da al posible usuario“, destacó.

¿Es sustentable?

Si bien la docente nombró los dos componentes que conlleva la creación de estas piezas y podrían dar un índice de sustentabilidad, indicó que “hoy por hoy 100% sustentable es poco lo que hay. Un jean común requiere 600 litros de agua para su producción, se considera desde todo el sistema de producción hasta las ventas”.

“La ABS saca del mercado los desperdicios plásticos que tienen una biograbilidad de 500 años, los tritura y los vuelve a procesar. Igualmente el proceso requiere de agua para su lavado y combustión de petróleo para su triturado y vulcanizado“, comentó.

A su vez, mencionó que “hay una filosofía de sustentabilidad que dice que no solo daña menos, sino que también dura más. En este caso el PLA dura menos que el ABS, pero el ser humano tiene una conciencia que una cosa es la durabilidad del producto y otra la social”.

“Una remera que te compras esta temporada, técnicamente te puede durar 10 años más o menos gastada. El tema es socialmente, cuando la dejas de usar porque no pertenece al sistema vestimentario o porque está decolorada. Ahí deja de ser sustentable“, destacó.

Si bien podemos plantear esta técnica como una tendencia creciente, Lenz señaló que “ojalá fuera tendencia desde el punto de vista de potencialidad tecnológica y un compromiso de sustentabilidad e inclusión de personas, no desde lo estético o unicidad del diseño”.

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