Historias de vida: de jugador de fútbol a vendedor ambulante en la Plaza Mitre

Foto: Carina y Osmar, vendedores ambulantes de la Plaza Mitre. Fuente: Propia.

Por Camila García | #MediaLab

Osmar Mendoza, es el vendedor de golosinas de la Plaza Mitre. Su carrito se encuentra en la zona de los juegos para niños. Se instaló solo desde el 2006 y, a partir del 2008, trabaja allí con Carina, su pareja. Ambos oriundos de Buenos Aires que, por diferentes motivos, llegaron a la ciudad con la idea de instalarse aquí.

Se conocieron trabajando, él como encargado de un restaurante y ella como camarera. A los pocos meses de estar juntos, dicho restaurante cerró. Osmar ya tenía el puesto en la plaza, entonces, tomaron la iniciativa de poner uno igual en la feria del Barrio Belgrano pero se les dificultaba la movilidad de tener que llevar la mercadería de un lugar al otro. Por lo que, al poco tiempo, decidieron quedarse ambos con el carrito de la Mitre.

Foto: Carro de golosinas de la Plaza Mitre. Fuente: Propia.

Plaza Mitre “La elegida”

La elección de la plaza fue, en palabras de Osmar, porque “yo ya trabajaba acá, ya me conocía la gente, ¿viste? Para el vendedor ambulante a veces es jodido ir por primera vez a un lugar porque te sacan o porque… no hay una regla de vendedor ambulante que estipule que vos podes estar ahí. Entonces, es complicada la primera vez digamos”.

Además, lo considera un centro estratégico porque hay muchos colegios cerca, muchos hospitales que a veces a los chicos no los dejan entrar, entonces, los llevan a la plaza. Sumado a que, ya se acostumbraron a los vecinos del barrio y eso influye en la comodidad de ambos vendedores. También tienen puestos en las playas desde Alfonsina hasta Costa del Sol, son 16 playas en las cuales contratan 10 chicas para que trabajen en enero y febrero.

La Plaza Mitre se caracteriza por estar asociada a los rescates de animales, sobre todo de los perros abandonados. Es una vecindad que colabora con tránsito, comida, vacunas, baños, medicación si uno de éstos lo necesita. Es una de las razones por la que esta pareja de vendedores se siente cómoda trabajando allí. Osmar argumenta “en un hipotético caso, yo estoy acá y le pegan un chirlo a un animal y… no voy a discutir con el tipo. Esas cosas no pasan, en esta plaza en particular, estas cosas no pasan. Antes que salte yo, ya saltó otro. No me tengo que ni mover, eso me hace sentir cómodo”.

De vivir la “buena vida” a ser un “buscavida”

Desde los 14 años empezó a trabajar porque se considera una “persona activa”, aunque a su familia nunca le faltara nada. Sus empleos variaron desde ser repartidor de vino, a cartero hasta dirigir una empresa.

Jugó en San Lorenzo, ya que él vivía en Capital Federal, desde los 10 a los 16 años y, luego, profesionalmente en Cerro Corá de Paraguay durante 4 años. También al formar parte de la hinchada de Huracán, fue seguridad de La Renga, en una gira, cuando dicha hinchada cumplía ese rol. Pero un hecho de inseguridad hizo que su vida cambiara y decidiera venir a vivir a Mar del Plata. Dejando a sus hijas viviendo con su madre, su historia dio un giro de 360°, que se convirtió en una lucha del día a día en encontrar cómo sobrevivir en una nueva ciudad donde no tenía nada.

Es así que comenzó a trabajar en varios rubros hasta que se consolidó con el carro de pirulines que luego se convirtió en la venta de golosinas de la “vieja escuela”, como describe Osmar. Son dulces que no conseguís en cualquier kiosco, esto es lo que lo distingue.

La pandemia y la economía

Se describen como buscas” por eso no consideran que puedan tener problemas económicos porque siempre encuentran qué hacer. En el medio de la pandemia, les surgió la idea, principalmente a Carina, de poner un nuevo negocio: un vivero en su casa. Al vivir en un barrio donde hay muchos hogares que tienen patio con huerta, la venta de diferentes plantaciones era un camino viable.

Además, en el puesto de la plaza venden chocolates y “pirulines” que ellos mismos hacen, los cuales se pueden encargar para cumpleaños. En este sentido, Osmar comentó: “después de que terminemos de hablar, vos ya vas a saber que yo te puedo vender el candy bar de cumpleaños de tu sobrino, de tu hijo o le vas a contar a una amiga, ¿entendes? Sos un cliente más vos para mí y va a ser así porque cuando necesites ‘pirulines’ para un cumpleaños ‘aaah los chicos’… alguien va a venir a comprar porque yo estoy hablando con vos. Es así la venta”.

Dan cuenta de este relato que hace Osmar testimonios que dejaron los propios vecinos de la plaza, en este caso Leticia dijo:

 

Por otro lado, Lorena también se refirió a su relación con Carina, la esposa de Osmar y el vínculo que tienen hace aproximadamente 15 años:

 

En cuanto a lo que significó la pandemia en lo personal, él sintió que había “algo de justicia en este mundo” porque vio cómo cuidaron el planeta en 2 años y que los animales podían estar libres por la ciudad, eso lo ponía contento. Explicó que “el que no salió y no vio cómo estaba el mar de turquesa no la entiende”, reafirmando en que prefiere vivir así antes que ganar dinero.

 

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