Carga Mental, el padecimiento silencioso que afecta a las mujeres

 

Pensar en la cena, las tareas del hogar, el cuidado de los niños, el trabajo propio, el bienestar de los demás, son algunos de los pensamientos de la carga silenciosa que llevan consigo las mujeres. Esta situación trae un concepto que influye en muchas de ellas en todo el mundo: la carga mental.

Portal Universidad dialogó con Tamara Carboni, licenciada en economía, docente y becaria de la Facultad de Cs. Económicas y Sociales de la UNMDP, quien realizó su tesis sobre esta temática titulado “Incidencia de la maternidad y sobrecarga de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado en situaciones de exclusión educativa y laboral de mujeres jóvenes marplatenses” y entrevisto a varias mujeres de la ciudad para conocer la situación en la que se encuentran.

Carboni explicó que si bien ella no tenía pensado hablar en su tesis sobre carga mental, “surge desde la propia voz de las mujeres en las entrevistas con ellas”.

La docente mencionó que este concepto “se trata de todo eso que se compone en conjunto con las tareas domésticas y del cuidado. Implica la realización de las tareas donde hay una previa organización mental de cómo hacerlas de forma eficiente”. Esto se debe a que, “con lo que menos cuenta una mujer que tiene personas dependientes, es tiempo“, destacó.

La licenciada mencionó que al comenzar la investigación “partí desde las trayectorias laborales y educativas de jóvenes en general, estudiamos lo que se considera la juventud nini, la discusión como una categoría relevante y que determina algo en realidad”.

La juventud “nini” significa que ni estudia ni trabaja. “Dentro de esta categoría veía que un 90% eran mujeres. Entonces, me interesé en seguir abordando estas trayectorias laborales y educativas desde una perspectiva feminista”.

La docente mencionó un ejemplo de las dificultades a las que se enfrentan los jóvenes frente a la deserción escolar y expresó que “el motivo de las mujeres tiene que ver con la incidencia de la maternidad y la dedicación a trabajos domésticos y no remunerados. En el caso de los varones tal vez con la inserción de un trabajo en el mercado laboral”.

Como comentamos, la mayoría de las mujeres no solo tienen sus propios trabajos, sino que cuando regresan a sus hogares de un día agotador, deben seguir trabajando para quienes cuidan. En muchas ocasiones, estas mujeres deben renunciar a sus trabajos o estudios para hacerse cargo de otra persona.

En la investigación, Carboni llega a la conclusión que “la incidencia de la maternidad es directa en las trayectorias laborales y educativas. Dependiendo del sector socioeconómico de pertenencia, si la persona venía teniendo una carrera laboral puede reinsertarse”.

“Una mujer que se encuentra en un sector socioeconómico medio alto y que por ahí venía trabajando en un empleo registrado, accede a su licencia por maternidad y luego continúa trabajando. Pero en el caso de mujeres de sectores más bajos, que por ahí se encuentran empleadas de manera informal, con la llegada de la maternidad, la carga y la responsabilidad de cuidados, su trayectoria laboral se ve perjudicada”, destacó la licenciada.

En el caso de la educación, “ocurre lo mismo, el embarazo en la adolescencia hace que las mujeres tengan que dejar sus estudios para dedicarse a las responsabilidades de cuidado y domésticas, y eso es una clara diferencia con los jóvenes varones”.

La doble jornada

Carboni toma la denominación de “doble jornada” para cuando la mujer logra reinsertarse en el ámbito laboral o educativo y continua cumpliendo las tareas de cuidado. “Todo esto desemboca en un perjuicio en la calidad de vida de las mujeres, el tiempo de trabajo se duplica y el tiempo para ocio o para cuestiones más personales son inexistentes”, afirmó.

Igualmente, detalló que “lo que deriva en esta carga mental, es que las responsabilidades de cuidado y responsabilidades domésticas son la mayor parte del día, y prácticamente no tenían tiempo para ellas, para hacer una actividad, un deporte o dedicarse a hacer algo personal para ellas mismas”.

Carboni hizo hincapié en el mercado laboral de Mar del Plata e indicó que “el trabajo para mujeres está focalizado en determinados empleos denominados femeninos que están precarizados”.

“Esa precarización del empleo informal se suma a que en la ciudad los empleos son más fuertes en la temporada y luego durante el año esa oferta cae. Esa estacionalidad se suma a todas las restricciones o dificultades que tiene el mercado de trabajo para las mujeres y suma a esa inestabilidad, informalidad y temporalidad”, expresó.

¿Cómo modificar la realidad?

Como solución a la sobrecarga de tareas con la que conviven todas las mujeres la licenciada declaró que “es necesario el desarrollo de políticas de cuidado. Una articulación con las políticas de empleo y de educación. Las políticas que tienen por objeto la inclusión laboral tienen que tener en cuenta la perspectiva de género”.

Ante este último punto aclaró que “si tenes un programa por ejemplo de finalidad educativa, no contempla que las mujeres en su mayoría no están asistiendo a un establecimiento por estar cuidando a menores. Ahí te estás perdiendo de un eje de desigualdad clave que está afectando a esa situación”.

“Las políticas de inclusión deben tener una perspectiva de género que tenga en cuenta estas problemáticas, y la mayor y mejor calidad de políticas de cuidado”, agregó.

Para finalizar, Carboni afirmó que “más allá de los avances que tenemos, desde décadas persiste todavía esa configuración de roles de género al interior de las familias. Esto influye en la educación de los jóvenes mujeres que desde niñas ya vienen participando y trabajando en tareas domésticas y de cuidado que deriva en la esta carga mental”.

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