Existe una doble crisis en el mercado laboral: “Se tiene que dar un debate sobre el modelo de desarrollo”

Foto: Existe una doble crisis en el mercado laboral argentino. Fuente: Télam.

 

A mediados de junio de este año el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) reveló que Mar del Plata registró el nivel de desempleo más bajo de toda su historia. Este récord, que intentaron atribuirse desde distintos sectores, en realidad refleja la crítica situación que atraviesa el mercado laboral en nuestra ciudad, y en el país.  Esto se debe a que se destaca solamente el crecimiento del trabajo registrado pero no se realiza un análisis sobre la calidad, los salarios y otros derechos de los trabajadores, en el marco de un alarmante aumento del cuentapropismo. Asimismo, especialistas aseguran que el mercado laboral argentino se encuentra atravesado por una doble crisis que requiere un debate sobre el modelo de desarrollo productivo.

Desde el Grupo de Estudios del Trabajo (GrET) de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales se elaboró una investigación y un artículo titulado “La doble crisis del mercado de trabajo argentino”. La publicación, elaborada en coautoría por los economistas Eugenio Actis Di Pasquale, Marcos Gallo y Ana Capuano, aborda los efectos y transformaciones del devenir de la economía de los últimos años sobre el empleo de los argentinos.

Para profundizar sobre el contenido del artículo, desde Portal Universidad nos pusimos en contacto con Marcos Gallo, docente e investigador de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP). Consultado respecto del concepto de “Doble Crisis” en el mercado laboral, Gallo dijo: “Se habla de doble crisis porque los indicadores del mercado de trabajo y las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras se han visto afectadas a lo largo de ese periodo por 2 elementos conjuntos”.

“En primer lugar, las políticas económicas de la gestión de Mauricio Macri a partir del 2015 provocaron un deterioro de los indicadores del mercado de trabajo. En segundo lugar, los efectos de la pandemia golpearon fuertemente ese nivel de vida de los trabajadores que ya se había deteriorado. Estamos viviendo hoy la superposición de dos factores conjuntos que afectaron enormemente al mercado de trabajo. A partir del 2015 observamos lo que se desprende de estadísticas oficiales: aumento del desempleo y caída de los salarios reales, sobre todo a partir de la crisis que se desata en 2018 donde hay una fuerte profundización de la fuga de capitales y de la especulación financiera que impacta sobre todos los indicadores de la economía. Según el economista, a partir del 2018 se puede observar un importante aumento de  la informalidad. “Vemos que el trabajo registrado fue reemplazado en gran medida por el trabajo de cuenta propia, el monotributo social, o monotributo de las categorías más bajas y aumenta el empleo no registrado. Esas tendencias son muy claras”, agregó.

A partir del 2015 observamos lo que se desprende de estadísticas oficiales: aumento del desempleo y caída de los salarios reales.

Con relación a los efectos que tuvo la pandemia sobre este mercado que se encontraba en pleno deterioro, Gallo explicó: “Durante la pandemia lo que vemos es que, fuera del periodo 2020 donde tienen lugar las mayores restricciones en cuanto a la movilidad, a partir del cuarto trimestre de 2020 hay un crecimiento de la economía y del empleo. Sin embargo, el problema ya no es la falta de trabajo, el problema es que el mercado se recuperó sobre la base de salarios reales bajos e incluso con una tendencia descendente. Hoy la crisis se manifiesta por el lado de los ingresos, por la consolidación de un modelo de mercado de trabajo con bajo desempleo pero con bajos salarios también”.

En cuanto a las causas detrás de la crisis inicial, Gallo hizo referencia a las falencias de las políticas económicas que se aplican a nivel local y global. Sobre este aspecto profundizó: “El modelo económico que se implementa en Argentina en particular y en gran parte del mundo es  un modelo de desarrollo que se muestra incapaz de generar empleo de calidad para los trabajadores. La intervención del Estado se va a hacer cada vez más necesaria en ese sentido, en forma de salario universal, de asignaciones. Son debates que van a estar cada vez más presentes. Gran parte de la conflictividad política que se observa tiene que ver con que existen modelos de desarrollo en disputa, que tienen que ver con motivos políticos internacionales. Hay claramente grupos de interés y una política que trata de instalar en Argentina en particular, y en la región en general, modelos extractivistas. En ese marco es muy difícil que se genere empleo de calidad para la población”.

Foto: Según Gallo, los modelos extractivistas no generarán empleos de calidad para la población.

“Eso tiene un correlato social que va a generar un mercado de trabajo fragmentado con salarios bajos. Si se consolidan ese tipo de modelos, es necesario establecer los contrapesos necesarios: políticas sociales que eviten y morigeren el deterioro social. Por eso lo ideal sería que esos modelos no se consoliden”, afirmó.

Hoy la crisis se manifiesta por el lado de los ingresos, por la consolidación de un modelo de mercado de trabajo con bajo desempleo pero con bajos salarios también.

Asimismo, Gallo destacó que estos modelos de desarrollo económico y productivo que afectan a la dinámica del mercado de trabajo están profundamente vinculados a las políticas sociales, ya que son un complemento a las dinámicas del mercado que el sistema productivo no puede resolver.

“En cierta medida, son una consecuencia de los efectos no deseados que el modelo de desarrollo tiene sobre el mercado de trabajo. Lo que se tiene que dar en Argentina es un debate sobre el modelo de desarrollo. Si vamos a ser un país que únicamente va a exportar productos agropecuarios, energía y productos mineros sin procesar, vamos a tener un mercado trabajo muy fragmentado, con una red de políticas sociales muy amplia y problemas de financiamiento. Lo que se requiere para tener una sociedad mejor son modelos de desarrollo productivo más tecnológicos y más inclusivos”, sintetizó.

Trabajo informal y trabajo no registrado

Para poder comprender la compleja problemática del mercado laboral argentino, es necesario conocer los distintos tipos de trabajo que tienen lugar en nuestro país. En ese sentido, Gallo explicó que “el trabajo informal no es lo mismo que el no registrado. Es una distinción un poco técnica, pero que es necesario realizar. Con trabajo informal se refiere a lo que habitualmente se denomina el rebusque, la changa. Trabajos que sirven para obtener algún ingreso bajo formas principalmente de cuenta propia y suelen ser actividades que en general tienen una baja dotación de capital. Hablamos de actividades sencillas, como la venta de alimentos, la venta ambulante, el trabajo en ferias. No es necesariamente trabajo no registrado, sobre todo hoy porque existen los elementos normativos para registrarlo ante la administración pública como el monotributo social o el de las categorías más bajas, que permite que un gran universo de cuentapropismo reúna esas condiciones para estar registrado, puedan emitir factura y manejarse a través de instrumentos bancarios. Pero estamos hablando de un sector de todas maneras que tiene ingresos muy bajos y actividad laboral inestable a pesar de estar registrado”.

“Por otro lado, el trabajo no registrado es el que no figura en los registros públicos. Eso es trabajo asalariado, que tiene lugar en empresas que sí están registradas y no registran a sus trabajadores. Son cosas diferentes que en gran medida aparecen juntas, pero no necesariamente”, agregó.

Perspectiva de género

El  deterioro del mercado laboral no afectó a todos los trabajadores en la misma medida. Sobre este tema, Gallo expresó que la perspectiva de género es un criterio que se aborda en todos los estudios del GrET, no solo en el marco de crisis sino también en situaciones de bienestar económico relativo.

Foto: En general los indicadores del trabajo para las mujeres son peores que para los hombres. Fuente: Télam.

Sobre esta cuestión dijo: “En general los indicadores del trabajo para las mujeres son peores que para los hombres, tienen ingresos menores y mayores niveles de desempleo e informalidad y trabajo no registrado. Es algo que es bastante estructural, las mujeres son direccionadas a la ocupación de determinados tipos de empleo fuertemente feminizados, como el trabajo doméstico, que tiene características de alta precariedad. En las crisis todos los trabajadores sufren en general, pero en el caso de las mujeres en particular, las consecuencias son más graves. A esto hay que agregarle el hecho que la gran mayoría de los hogares monoparentales están compuestos por mujeres.

En general los indicadores del trabajo para las mujeres son peores que para los hombres, tienen ingresos menores y mayores niveles de desempleo e informalidad y trabajo no registrado.

“Existen políticas públicas para revertir esta situación pero son insuficientes. Las políticas que existen actualmente, las más importantes, son las que vienen de hace muchos años como la Asignación Universal por Hijo y la Asignación por Embarazo. Son políticas que si bien representan una ayuda, que en muchos casos marca una diferencia muy importante, no deja de ser escasa”, dijo.

 

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