Tabaquismo: “Es necesario concientizar sobre sus efectos más allá del corazón y del pulmón”

Foto: Cada año más de 48 mil personas mueren en Argentina por causas relacionadas directamente con el consumo de tabaco. Fuente: Télam.

 

La principal causa de enfermedad, discapacidad y muerte en el mundo es el consumo de tabaco. Cada año mueren casi 8 millones de personas a nivel global como consecuencia de este hábito que, si bien continúa siendo una práctica aceptada y naturalizada por la sociedad, no deja de constituir un consumo problemático que afecta negativamente a la calidad de vida de las personas.

Sin ir más lejos, en Argentina, mueren unas 48.000 personas por año por enfermedades relacionadas exclusivamente con el tabaco y esto representa el 14% de todas las muertes en el país. Según el informe emitido por la Secretaría de Políticas Integrales sobre drogas de la Nación (Sedronar), ningún otro tipo de consumo de droga ilegal se encuentra ni remotamente cercano a esta cifra: en 2019 se constataron 13.182 muertes relacionadas de forma directa e indirecta con el consumo de todo el abanico de sustancias ilegales psicoactivas.

Foto: En los últimos años se logró reducir el consumo de cigarrillos, pero alrededor del 20% de la población sostiene el hábito. Fuente: Télam.

Asimismo, a causa del fumar, la mitad de las personas fumadoras mueren de una enfermedad relacionada con el consumo, ya que produce alteraciones en todos los órganos del cuerpo. Como resultado, los fumadores ven afectada su expectativa de vida en una reducción promedio de entre 10 y 15 años en comparación con las no fumadoras.

Para profundizar sobre este tema, desde Portal Universidad hablamos con Sebástian Bienaimé, médico generalista y docente de la Escuela Superior de Medicina de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP). Sobre la importancia de sostener el tema del tabaquismo en agenda, Bienaimé expresó: “Es un tema fuertemente relacionado con el daño a la salud, está muy vinculado a lo que se llaman las enfermedades crónicas no transmisibles. Estas enfermedades constituyen la primera causa de morbimortalidad actualmente en el mundo y muchas tienen que ver de forma directa e indirecta con el tabaquismo, por eso es importante dedicarle espacio a este problema”.

Se ha logrado disminuir de forma considerable la población fumadora pero todavía resta trabajar más para llevarlo a un número más cercano a cero.

Con relación a las medidas que se tomaron en nuestro país para intentar contener esta situación, Bienaimé explicó: “Se ha hecho mucho desde el 2007, cuando surgió el programa de control del tabaco y luego hubo una ley antitabaco en el 2011. Realmente se trabajó y por suerte nuestro país es modelo en estas políticas: esto ha logrado disminuir bastante el tabaquismo por medio de las distintas intervenciones que se realizaron a través de las publicidades, de las prohibiciones de fumar en espacios públicos y la concientización de los equipos de salud. Según algunas encuestas nacionales de factores de riesgo, realizadas en el año 2005, cerca de un 30% de la población fumaba. La última de estas encuestas, que fue en 2018, muestra que sólo un 22 por ciento fuma, o sea que se ha logrado disminuir de forma considerable la población fumadora. Todavía resta trabajar más para llevarlo a un número más cercano a cero”.

El cáncer de pulmón y las enfermedades coronarias no son las únicas consecuencias

En cuanto a las principales consecuencias que tiene este hábito en la salud de los fumadores, es habitual pensar solamente en los problemas de corazón y los problemas de pulmón, sin embargo el espectro de órganos afectados es mucho más amplio. Sobre este tema, Bienaimé explicó: “a nivel pulmonar se produce una alteración en la función bronquial y de los alvéolos que produce un daño en el intercambio respiratorio y produce el EPOC, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. A nivel del corazón, se relaciona con la enfermedad coronaria, porque el cigarrillo afecta tapando las coronarias provocando enfermedades como la angina de pecho o directamente el infarto, que en algunos casos graves puede llevar a la muerte. Además de estos daños hablamos también de la posibilidad de cáncer de pulmón, que es el más conocido vinculado al cigarrillo, pero además del pulmón el cigarrillo está vinculado a muchos otros cánceres. Hay vinculaciones a cáncer de boca, de lengua, de esófago, de laringe y otros que uno pensaría que no, porque aparentan no relacionarse con la vía respiratoria, como el cáncer de vejiga. El de vejiga se ha demostrado que tiene mucha vinculación con el cigarrillo. También existen algunos cánceres ginecológicos, de páncreas, en todos el cigarrillo puede potencialmente actuar como un desencadenante”.

Foto: Si bien la enfermedad más conocida que se asocia al tabaquismo es el cáncer de pulmón, el hábito afecta negativamente a todos los órganos del cuerpo. Fuente: Télam.

“Además el cigarrillo puede producir muchos otros problemas, pensemos que como el cigarrillo actúa en la circulación, tapa la circulación y puede afectar varios sectores como la función cerebral, donde la circulación es tan importante. Al tapar arterias cerebrales puede provocar falta de concentración en los tabaquistas, dolores de cabeza, alteraciones de la memoria, entre otras cuestiones neurológicas junto con otros factores de riesgo, como la hipertensión y la diabetes que pueden llevar a producir un accidente cerebro vascular”, agregó.

Asimismo, el médico destacó que “otro problema que se puede llegar a producir es la claudicación intermitente, que afecta a la circulación en las piernas y produce dolores al caminar. Por otro lado el cigarrillo produce también pérdidas en el sentido del gusto, del olfato, produce pérdida del apetito, altera la piel, produce más arrugas y por eso los fumadores parecen tener más edad de la que realmente tienen, produce alteraciones de la coloración de la piel, cambia la coloración de las uñas y entre otras cosas produce problemas que afectan el desempeño sexual”.

Es muy importante trabajar en la concientización sobre este tema por todos los males que produce, más allá del corazón y del pulmón.

“El que fuma suele decir que de algo hay que morir. Es cierto, todos nos vamos a morir en algún momento, pero el tabaquismo afecta a la calidad de vida y hay muertes que se pueden evitar con tan solo tomar ciertas decisiones. Es muy importante trabajar en la concientización sobre este tema por todos los males que produce, más allá del corazón y del pulmón”, afirmó.

¿Existen tratamientos efectivos?

Es habitual escuchar casos de personas que intentan una y otra vez dejar el cigarrillo pero no lo consiguen y existen en el mercado muchos productos como parches o chicles de nicotina que aseguran ser clave a la hora de dejar de fumar. Sin embargo, es importante destacar que no existen soluciones mágicas y el deseo y la voluntad de cambio del fumador es determinante.

Foto: No existen recetas mágicas ni rápidas para dejar de fumar. El deseo, la determinación y voluntad de la persona son fundamentales. Fuente: Télam.

Sobre este aspecto, Bienaimé explicó: “Lo más importante de todo es la voluntad de la persona de dejar de fumar. Muchos fumadores vienen y consultan en búsqueda de que se les recete alguna medicación para dejar de fumar y no funciona así lamentablemente el tema. Primero tiene que estar la decisión de dejar efectivamente de fumar y ahí aparecen todas las herramientas terapéuticas para ayudarlo en este proceso de abandono del tabaquismo y controlar la abstinencia”.

En cuanto a una de las estrategias más adecuadas para encarar este cambio de hábito, el médico dijo: “Para esto es muy útil que la persona que decide dejar de fumar se ponga una fecha límite. Esto lleva a tener una obligación, un compromiso para con esa fecha. Es importante también el apoyo de los familiares que conviven, porque de alguna manera lo van a ayudar a obligarse a tomar esta fecha. Si uno no fija una fecha la puede ir corriendo indefinidamente”.

“Una vez que se establece esa fecha, que no tiene que ser muy lejana, de 2 o 3 semanas, hay que empezar a trabajar en algunas cuestiones que van ayudar a dejar de fumar, como por ejemplo dejar de prender cigarrillos de forma automática, sino fumar solo aquellos que tiene deseo de hacer. Otra cuestión a trabajar es cambiar de mano para fumar, lavarse los dientes antes de cada cigarrillo o si uno siente mucho deseo, no hacerlo y salir a caminar o buscar otra actividad. De este modo, cuando llega la fecha el abandono no resulta tan difícil”, expresó.

Finalmente, Bienaimé destacó que más allá de que pueda parecer una decisión difícil de tomar, “es importante que se sepa que se puede hacer. Es importante que sigamos concientizando a las personas que fuman para ayudarlos a tratar de abandonar este mal hábito, que tantas muertes se ha llevado en todo el mundo”.

 

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