Ghosting, el peligroso final de un vínculo: “Es necesario trabajar sobre la responsabilidad afectiva”

Foto: Ghosting hace referencia a evadirse repentinamente de una relación sin ofrecer ningún tipo de razón o explicación.

 

Los vínculos entre las personas, aunque parezcan sencillos, siempre esconden complejidades que escapan a la comprensión y la conciencia incluso de los mismos protagonistas de cada relación. En los últimos tiempos, se ha incorporado a nuestro léxico el anglicismo “Ghosting”, y se ha castellanizado como verbo la palabra ghostear para referirse a un comportamiento que no es nuevo: evadirse de una relación sin ofrecer ningún tipo de razón o explicación. 

Con el objetivo de conocer con más detalle los efectos y consecuencias que puede tener este comportamiento, desde Portal Universidad nos pusimos en contacto con Micaela Vázquez, licenciada en Psicología y docente de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP).

Consultada respecto del ghosting, Vázquez explicó que el término “hace referencia a la acción que alguien lleva a cabo cuando está inmerso en una relación, corta todo tipo de comunicación con la otra persona y desaparece sin avisar, sin dar explicaciones y de un día para el otro se pasa del todo a la nada. El término se volvió bastante común y popular en los últimos años, no sólo por la frecuencia en que está sucediendo sino por el contexto social que estamos viviendo hoy en día”.

Cuando uno está en una relación interpersonal tiene que tener cuidado con las emociones del otro, es importante tener cierto respeto

“Es importante analizar que existen dos partes en este tema, está el que lo ejerce y el que sería, entre comillas, víctima. Si lo pensamos del lado de quien lo padece, produce efectos negativos porque es un rechazo implícito, que puede afectar a la autoestima de la persona. Producto de esta situación se cae en un círculo de cuestionarse constantemente que se ha hecho mal para que la otra persona haga esto. También lo podemos pensar desde el concepto de la responsabilidad afectiva y se debe hablar más de esto, tiene que ver con la forma de pensar los vínculos. Cuando uno está en una relación interpersonal tiene que tener cuidado con las emociones del otro, es importante tener cierto respeto”, agregó

Sin embargo, Vazquez destacó que es importante no hacer generalidades sino pensar en la particularidad de cada caso. En ese sentido dijo: “Si caemos en la generalidad podríamos pensar que el que hace el ghosting es el verdadero culpable y no tendría la responsabilidad afectiva para hablar y comunicar lo que le pasa y desaparecer, pero también existen otras razones que pueden ayudarnos a entender este comportamiento”. 

Existen otras razones que pueden ayudarnos a entender este comportamiento.

“Muchas veces estas desapariciones pueden deberse a la volatilidad de los vínculos, que hoy en día está muy presente: me cansé y listo, paso a lo siguiente. Se cambia todo como si fuera un celular, un objeto. También hay en las personas una gran dificultad para poner límites sanos, esto puede ser por una falta de interés o también por tener un déficit en las habilidades interpersonales desde lo comunicacional. Otro factor puede ser que se tenga mucho temor a hacerle daño al otro y creo que acá algo muy importante es que también podemos pensar el ghosting en relaciones de violencia de género. Se pueden imaginar situaciones donde se empiezan a identificar algunas señales de violencia y entonces, como intento fallido al corte, se puede tomar la decisión de salir de esa relación y no dar ningún tipo de explicación por miedo”, explicó.

Contexto social

Foto: Las nuevas tecnologías le ponen fecha de caducidad a los vínculos y nos empujan a un recambio constante que debilita y flexibiliza cada vez más los vínculos.

Con relación a la situación particular que atraviesan actualmente las relaciones humanas en la sociedad, Vázquez dijo: “Internet y las redes sociales nos proporcionan un contexto base y una serie de herramientas que nos posibilitan estar todo el día en comunicación con otros. Sin embargo esa facilidad de estar en contacto puede ser también la facilidad para hacer el corte. Con cualquier tipo de App que estemos utilizando, es mucho más fácil hacer un ghosting virtual que enfrentar la situación cara a cara en una relación presencial. Además es importante destacar que en la sociedad actual, existe una actitud de consumo desenfrenado respecto al ser a través del tener.  Esto hace que las nuevas tecnologías le pongan fecha de caducidad a los vínculos y nos va empujando a un recambio constante que debilita y flexibiliza cada vez más los vínculos. Nos aferramos mucho menos a lo que tenemos en cercanía”.

Las nuevas tecnologías le ponen fecha de caducidad a los vínculos y nos va empujando a un recambio constante que los debilita y flexibiliza cada vez más.

“Por otro lado, la tecnología nos hace estar en contacto 24 horas y visibiliza más la problemática, hace que se vea más frecuente pero antes no era un comportamiento tan inusual tal vez. Hoy tenemos Apps que nos dicen si hasta se leyó el mensaje y a qué hora se leyó, uno está más pendiente y lo puede percibir más frecuentemente y de forma más intensa. Con sólo tocar un botón puedo desaparecer de la vida del otro y no solo a través de la comunicación. Uno puede tener un vínculo, esto de que el otro me ve y yo lo veo habla de la existencia de un vínculo implícito”, detalló.

¿Es violento bloquear a alguien?

La decisión de bloquear a una persona con la que manteníamos un vínculo, de restringir su posibilidad de contactarse con nosotros y prohibirle el acceso al conocimiento sobre quién somos y qué hacemos es una opción que apareció a partir de la irrupción de la virtualidad en nuestras vidas.

Foto: Esta decisión que podemos tomar de forma unilateral, sin duda tiene efectos que alcanzan al otro y pueden llegar a afectarlo en el plano de la realidad.

Esta decisión que podemos tomar de forma unilateral, sin duda tiene efectos que alcanzan al otro y pueden llegar a afectarlo en el plano de la realidad. Ante la consulta sobre si esta acción puede constituir una acción violenta, Vazquez dijo: “Si, tiene que ver con el rechazo implícito que siente quien lo sufre. Esto no se restringe sólo a los vínculos amorosos, sino también a las amistades. Tenemos que pensar en que de produce un duelo donde puede parecer que ocurrió algo, pero nadie nos lo viene a explicar y eso es una ruptura que en nuestro psiquismo nos cuesta elaborar y simbolizar. El ser humano tiende a preguntarse qué hizo y ahí es cuando empieza a afectar la autoestima, lo cual puede tener grandes costos al nivel de volver a relacionarnos con otras personas”.

“Queda como abierto a la duda que le habrá molestado, que habré hecho, que habrá pasado. Yo me encuentro en la consulta con personas que dicen “¿Qué me faltó? nos enfrenta a la falta, a veces cuesta aceptar que con el otro no coincidimos”, añadió.

La clave está en la responsabilidad afectiva

Para evitar las consecuencias negativas que tiene esta práctica tanto para quien la ejerce como para quien la padece, es necesario trabajar sobre la responsabilidad afectiva. En ese sentido, Vázquez dijo: “Tenemos que trabajar nuestra responsabilidad afectiva. Siempre que tengamos un vínculo tenemos que entender que la otra persona puede no sentir lo mismo que nosotros. La falta de responsabilidad puede generar un gran daño en la otra persona. Yo deseo en lo personal que en las escuelas empiece a hablarse de esto, en una materia como Salud y Adolescencia y plantearlo también desde la violencia de género”.

Si se habla se puede reducir la práctica y también el concepto negativo. Si sabemos que a otro le pasó, podemos no sentirnos tan solos.

“Además, si se habla se puede reducir la práctica y también el concepto negativo. Si sabemos que a otro le pasó, podemos no sentirnos tan solos. La responsabilidad afectiva tiene que ver más que nada con la forma de entender las relaciones interpersonales, se basa en el cuidado de los sentimientos, sobre lo que sentimos y lo que puede sentir el otro. Siempre está bueno comunicar lo que va surgiendo en el marco de la relación, las emociones. Cuando estás enojado con un otro, la idea no es desaparecer o bloquearte del mundo sino poner en palabras lo que nos está pasando. Lamentablemente no se nos enseñó demasiado a poner en palabras lo que nos pasa”, agregó.

Con relación a las consecuencias que puede tener no desarrollar esta responsabilidad afectiva, destacó: “El ghosteo puede ser una experiencia muy traumática para el otro. Cada uno lo vivencia desde su propia historia, no lo va a vivenciar de la misma forma alguien que perdió muchos vínculos que una persona que tiene bases sólidas respecto a su historia afectiva. Llegan a terapia personas muy angustiadas, que tienen pesadillas y no pueden salir de esa situación. Otras personas logran continuar con sus vínculos y hacer otros y encontrar ahí la contención emocional que necesita  para seguir de ahí en adelante. Depende de cada caso y es como un corte con una pareja, algunas veces se necesita hacer terapia y otras veces podés salir adelante con tus propios recursos”.

 

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