Maldita Lisiada: “Buscamos decirle a los lisiados que hay que salir a ocupar a los espacios que nos vienen negando”

Foto: Portada del libro "Maldita Lisiada" que se presentará este jueves en la Facultad de Arquitectura de la UNMDP.

 

La mayoría de las personas que transita por las calles de nuestro país hace uso de las instalaciones, los edificios y el transporte, tanto públicos como privados, y utiliza servicios y espacios sin siquiera imaginar la posibilidad de que exista un escenario en el que puedan no tener acceso a estos lugares. Justamente, la accesibilidad constituye nada más y nada menos que un derecho, contemplado por la ley 24.314 que ordena la supresión de barreras físicas en los ámbitos urbanos arquitectónicos y del transporte.

No hace falta más que caminar unas cuadras por la vía pública en el centro y el macrocentro de Mar del Plata para encontrar infinidad de estas barreras, como la ausencia de las rampas de bajada a la calle correspondientes en muchas esquinas y veredas en pésimo estado. Situación que se agrava de forma exponencial conforme comenzamos a acercarnos a la periferia de la ciudad.

Es importante decir que este déficit de rampas es sólo el primer eslabón, el inicial y más básico de los que deberían cumplirse. Según lo contempla la letra de la ley, las personas con movilidad reducida tienen derecho a gozar de las adecuadas condiciones de seguridad y autonomía como elemento primordial para el desarrollo de sus actividades de la vida diaria, sin restricciones derivadas del ámbito físico urbano, arquitectónico o del transporte para su integración y equiparación de oportunidades.

Foto: Florencia Santillán de tras ser entrevistada por Pablo Salgado y Micaela Scarímbolo en las instalaciones de Radio Universidad UNMDP.

Sobre este tema, María Florencia Santillán y Santiago Solans se propusieron contar una historia, de dolor, alegrías, tristezas y ausencias, amor y militancia en constante reconstrucción en el libro “Maldita Lisiada”. Los autores explicaron que se embarcaron en la tarea de plantear temáticas diversas como discapacidad y feminismo, frustraciones e impotencia y de cómo la sonrisa puede convertirse en una trinchera. El libro será presentado este jueves 8 de septiembre a las 18 horas en el aula 1 ODDONE de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la UNMDP.

Para conocer en detalle el contenido de la publicación y las experiencias que la llevaron a redactar este libro, desde el programa Enlace Universitario, conducido por Pablo Salgado y Micaela Scarímbolo de lunes a viernes de 12 a 15, por Radio Universidad FM 95.7, se realizó la siguiente entrevista a su autora, Florencia Santillán.

 

 El título es provocador e irónico. ¿Por qué se llama así tu libro?

El libro se llama Maldita Lisiada y se llama así por lo que vos decías. Veníamos trabajando con Santiago hacía más de un año y el título que teníamos pensado iba a ser algo que nada que ver a lo que es hoy. Un día me dijo que este título no interpela a la gente, hay que pensar otro, pero yo me oponía. Un día Santi me propone este título, “Maldita Lisiada” y se empezaron a dar muchas casualidades que le dieron peso a utilizar ese nombre.

 ¿Él también está en silla de ruedas?

No. Santiago es un periodista bípedo. Yo uso mucho la palabra lisiada desde que empecé a usar silla. Mi primera amiga lisiada usó una vez la palabra y me gustó. En mi vida personal hablo de mis amigos lisiados, nosotros los lisiados y tengo la idea de que el lenguaje y la construcción social nos permiten darle otros sentidos a las palabras. Es importante sacarle un poco la idea de drama y de maldición que tiene, nos parecía que enganchar Maldita y Lisiada estaba buenísimo para jugar con esas dos palabras. Obviamente es también una referencia a la frase histórica de “que haces besando a la maldita lisiada” que aparece en la novela de Thalía, pero la verdad que lo quisimos usar por el sentido provocador para romper con la idea de lo maldito. Jugar con la palabra lisiada creo que fue un gran acierto y después le dio identidad. Para mí también fue construir una identidad nueva, una más pública y no solamente de las cuestiones del ámbito privado.

 ¿El libro es una biografía?

No, yo siempre digo que es un relato. Obviamente tiene muchas cosas de producto autobiográfico. Está escrito a dos voces porque escribo yo en primera persona y también lo hace Santiago en primera persona. Hay partes que tienen formato entrevista, porque así surgió el libro, con Santiago haciéndome una entrevista y diciéndome: che, ¿no tenés ganas de que hagamos un libro?

– ¿Cuál fue la motivación de la entrevista?

Santiago es el director periodístico del diario más grande de Carlos Paz. Estaba por sacar la edición del diario en braille, era el primer diario de la Argentina que lo iba a hacer. Entonces buscaron gente conocida de la ciudad para que cuente su historia de vida, entre ellos a mi como influencer. Influencer es una palabra que me da muchísima gracia, yo en verdad me considero una comunicadora.

 ¿Trabajabas en redes antes de esa nota?

Si, por la militancia siempre tuve un carácter público. En una ciudad que tiene 60 mil habitantes es distinto hacerse conocido. Entonces Santiago me invita y hacemos una crónica los dos juntos, que para mí fue muy importante eso. Fue importante porque venía de un periodo de amnesia en donde me había olvidado absolutamente todo, entonces fue rescatar cosas de las redes sociales más la memoria que iba volviendo, fue armar un rompecabezas de mi vida y en exposición. A partir de esa crónica nos quedamos con las ganas de hacer algo más. Nosotros no éramos amigos, solo conocidos y teníamos algunos amigos en común. Empezamos a escribir en el 2018 y terminamos en el 2020, en el medio nos pasaron miles de cosas. Santiago se casó, yo empecé a estar mucho acá en Mar del Plata y en plena pandemia, Julio 2020 finalmente salió a la luz Maldita Lisiada.

 ¿Cómo le ha ido a Maldita Lisiada en su camino?

En su momento yo estaba muy encaprichada con sacarlo en físico, yo soy una señora que lee en papel y Santiago me decía que en plena pandemia no tenía sentido tener una caja de libros en nuestras casas. Apostamos los dos medio con los ojos cerrados a sacarlo en formato digital y fue la mejor decisión que podríamos haber tomado. Maldita Lisiada recorrió lugares que con el libro en mano hubiese sido muy difícil como Madrid, Chile y Uruguay.

¿Hay humor en el libro?

Si, mucho. Me río de mi misma y de las situaciones bizarras que me han pasado en estos casi 7 años. Yo creo que, quizás es súper trillado, pero el humor salva, en mi caso haber podido aprender a reírme.

Mencionas las redes sociales. ¿Cómo es el ida y vuelta, que se genera en las redes sociales?

Yo lo tomo con muchísima responsabilidad y mucha dedicación. Particularmente se acercan muchos adolescentes que han nacido con una discapacidad. Yo no uso silla desde que nací, entonces por ahí me cuesta mucho entender lo que le está pasando a la otra persona porque yo conozco otra forma de vivir y la otra persona no. Se me acercan también muchas mamás, gente sin discapacidad, muchos profesionales del ámbito que piden opinión. Hago reseñas de lugares turísticos y gastronómicos entonces, me dicen fui a tal lugar del que hiciste reseña, la pasé re bien porque tal y tal cosa.Siento que es bueno lo que estoy haciendo, que me demanda tiempo, mi familia, mis amigas por ahí me dicen que suelte un rato el teléfono. Siempre se me acerca gente con dudas, que no deberíamos ser las personas que creamos contenido las que lo tenemos que resolver, pero la verdad es que ante esa necesidad no puedo decir no, llama a ANSES. Le pido el cuil, llamo yo, tramito, trato de ayudarla.

 ¿Sos una voz que los representa?

En la comunidad en general hay pocas voces de referencia. A partir de la pandemia empezamos a tomar visibilidad pibes y pibas que generamos contenido, cada uno con lógicas e ideas distintas pero que terminan siendo de referencia para quien está mirando del otro lado . Yo lo hago con mucha dedicación y responsabilidad porque cuando yo me enfermé y empecé a usar silla, encontré personas que me ofrecieron mucha ayuda.

¿Mencionaste recién que hacés reseñas en las redes sociales?

Si. No las hago por amor al arte por supuesto. Y está bueno, ahora tengo unos calcos de espacio accesible para los locales gastronómicos. Pienso que también es muy cansadora la queja constante. Ya sabemos que las calles están rotas, que los bondis no andan, entonces pensando en algo positivo, un día con amigas diseñamos unas calcomanías que dicen espacio accesible en verde. Y muchos locales de mi ciudad, Carlos Paz, están muy contentos con poder tener esa etiqueta.

 ¿Cómo conseguimos el libro?

Se puede conseguir en digital, esperemos que la próxima visita sea con libro en mano. Para comprarlo hay que ingresar a la web www.malditaliciadalibro.com Es un sitio web accesible, tiene la barra de accesibilidad para que cualquier persona pueda acceder al contenido de esa web. Para la edición física estamos cerrando contrato con una editorial, me pone muy contenta, vamos a ver a fin de año.

 ¿Que otra temática podemos encontrar?

A partir del relato cuento cómo es pasar de ser una bípeda a una persona que usa silla de ruedas, se abren un montón de temáticas. La accesibilidad arquitectónica es la batalla más fuerte que al menos yo tengo, y después un montón de situaciones que generan temas. Yo tengo 30 años, milito desde que tengo 17 y cuando me enferme, me fui del espacio político donde participaba porque entendí que ahí no tenía nada más para hacer. No tenían interés de sumarse a mi lucha y con la base de mi anécdota lo que digo es que hay que construir espacios de militancia y de participación que nos permitan tener dentro de esos espacios nuestras propias agendas.

@malditalisiadaok #accesibilidad #silladeruedas #discapacidad #discapacidadmotriz #mardelplata #buenosaires #argentina #costaatlantica #parati #unmdp ♬ She Share Story (for Vlog) – 山口夕依

Hay una agenda de discapacidad que las organizaciones y los espacios políticos tienen que tener. Buscamos decirle a los lisiados que hay que organizarse, salir a ocupar a los espacios que nos vienen negando y por otro lado también decirle a las organizaciones que las estamos viendo, vemos lo que hacen. El otro día me preguntaban por lo del ajuste en discapacidad. Celebro que ahora estén todos hablando de discapacidad, de repente sectores políticos que jamás han hablado de discapacidad ahora hablan. Bueno, si vamos a hablar de discapacidad, hablemos en todo momento y vemos toda la historia de lo que viene pasando.

Reconozco el privilegio que tuve de tener acceso a la salud privada y no tener que estar renegando con los tiempos de la salud pública, al menos así sucede en Córdoba. Yo tengo la silla que necesito, pago una fortuna, y reniego más o reniego menos pero tengo todo lo que necesito. Cada tres meses me infunden la medicación, que sale una fortuna y me la cubre la prepaga, y sé que eso no es la realidad que atraviesan todas las personas. Eso también lo cuenta maldita lisiada. Después mi gran privilegio es mi entorno, una familia que lo tomó no como una desgracia, si como entender que es algo que sucedió y hay que seguir adelante.

 Hace un año residís en Mar del Plata ¿Por qué decidiste mudarte?

Nadie debería vivir lejos del mar. Yo vengo de vacaciones familiares desde muy chica, todo enero. En 2016, que es el año en que enfermé, mi hermano se vino a vivir a Mar del Plata y empecé a venir por fuera del verano. Me pasaba que uno de mis mayores miedos cuando empecé a usar silla de ruedas era perder el disfrute del mar,para mí fue algo que ya no existía. El verano antes de la pandemia, mi hermano me dijo que se fijó que en las playas hay unas sillas anfibias. Cuando las ví en la página de la municipalidad pensé con desconfianza que no sería algo real pero si existen. De ahí hace 4 o 5 veranos que no me moví de diciembre a abril, toda la temporada de guardavidas estuve acá. Finalmente me compré una silla anfibia propia y entonces decidí tener un solo lugar de residencia. Puedo ir y volver pero ahora estoy más tiempo acá que allá.

¿Cuándo es la presentación del libro?

Este jueves a las 18 hs. en la facultad de Arquitectura. Me parece muy simbólico presentarlo ahí, que es donde está nuestra gran batalla, principalmente en la arquitectura. Debo decir y de hecho lo subí en historias hace un mes más o menos, la gente de discapacidad de la universidad me invitó a hacer un recorrido por el complejo. Quedé asombrada con el nivel de accesibilidad de la universidad. En los otros lugares las cosas están muy mal y uno se conforma con poco. Realmente creo que acá hay una voluntad muy clara de la universidad en generar un espacio accesible. Tienen un programa, la Secretaría de Bienestar trabaja mucho en torno a la inclusión de las personas con discapacidad cognitiva y de índole intelectual para que puedan formar parte de la universidad y eso me parece una locura en el buen sentido. Que tengamos en Argentina una universidad que está trabajando para que todas las personas puedan pasar por lo que significa el tránsito universitario. De hecho el aula donde presento el libro, es un aula que tiene aro sonoro, un sistema tecnológico que permite la comunicación con las personas que no escuchan o que escuchan de manera muy reducida. Hay sólo ocho universidades en Argentina que lo tienen.

Para mí fue una experiencia increíble y quiero felicitar el trabajo que hacen desde todos los ámbitos de la universidad para permitir eso. Recorrí un poco de la facultad de Ciencias de la Salud, anduve por Humanidades, Económicas, Psicología y pude entrar a todas con la silla de  ruedas. Me mostraron que hay facultades que tienen los elevadores, cuando el lisiado ve algo accesible, se siente como en Disney.

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