Inteligencia artificial: ¿Podrá reemplazar a los artistas?

Foto: Imagen del horizonte marplatense intervenida por una inteligencia artificial. Fuente: Ariel Perissinotti.

*Las imágenes que ilustran esta nota fueron creadas de forma local con Stable Difussion UI, un modelo de aprendizaje automático de código abierto desarrollado para generar imágenes digitales de alta calidad a partir de descripciones en lenguaje natural.

 

Si bien hace tiempo se encuentra disponible el uso de inteligencia artificial (IA) para crear y modificar imágenes, en los últimos meses se popularizó su uso con la llegada de Apps de alcance masivo que permiten, de forma muy sencilla y accesible, interactuar con el algoritmo para crear obras de arte inéditas. 

El procedimiento parece sencillo: se escribe un “Prompt”, una serie de palabras que sintetizan el resultado buscado y en segundos el algoritmo nos devuelve el producto de su cálculo. No es un montaje de imágenes automático, sino un análisis de todo aquello asociado a las palabras que introducimos y la posterior creación de una obra nueva, inédita, e irrepetible. 

Las imágenes que produce la máquina a través de este proceso llamado “Sueño Profundo” solo están limitadas por los comandos que introducimos y nos permiten generar imágenes como un retrato que imita la técnica de Van Gogh o una imagen futurista de la ciudad de Mar del Plata. Incluso permite generar imágenes de realidad fotográfica que ponen en jaque el negocio de la venta de fotografías con copyright.

Foto: Sueños de distinta profundidad donde se le pidió al algoritmo que imagine el futuro a partir de una fotografía de Mar del Plata. Fuente: Ariel Perissinotti.

Para analizar con mayor profundidad la relación entre el arte, la creación de contenidos y la inteligencia artificial, desde Portal Universidad nos pusimos en contacto con Martín Virgili, Licenciado en Artes de la UBA, Profesor en Docencia Superior de la UTN, Compositor, Guitarrista y performer.

Consultado respecto de si las obras conformadas por la IA pueden ser consideradas como arte, Virgili explicó: “Es una pregunta muy filosófica, no es un sí o un no taxativo y depende del punto de partida crítico de la persona que quiera reflexionar sobre estos temas. Las sociedades están llenas de prejuicios en muchos sentidos y todavía hay instancias en que la diferencia entre lo natural y lo artificial no queda muy clara y puede generar muchísimo debate. En mi opinión, sí es arte, totalmente, absolutamente. Pero la palabra arte ya es un poco incómoda para definir las manifestaciones creativas de la contemporaneidad. Actualmente existe un sano proceso de deconstrucción en muchos sentidos, también el arte como institución debería ser sometido a esa misma crítica”.

En mi opinión, sí es arte, totalmente, absolutamente.

Respecto de la inteligencia artificial dijo: “este tema tan apasionante es actual pero al mismo tiempo no tan actual,  se empieza a pensar en la década del 50. Quisiera hacer una breve explicación de qué es la inteligencia artificial: es una máquina que reconoce en líneas generales cierto patrón y a través de ese patrón puede entender cómo funcionan las cosas. Es algo que también hacemos, por ejemplo, cuando vamos a un país desconocido donde no hablamos el idioma, entonces empezamos a ver que cuando la gente se saluda dice una palabra. A partir de eso, aunque no sepamos qué hay detrás de esa palabra, ni afectiva ni históricamente, estamos trabajando como un algoritmo. Vemos que pasó una cosa y al reconocer su efecto, hacemos lo mismo. Eso hace la inteligencia artificial”.

Con relación a las ventajas y problemáticas que pueden surgir a partir del uso de esta tecnología, explicó: “El algoritmo es una máquina, para decirlo llanamente, a la que le pedís que haga una cosa y la hace. En la contemporaneidad nos encontramos con dos fenómenos. En primer lugar, los humanos empezamos a generar muchísima información, los números son descollantes. En un par de horas en Argentina se debe haber producido la misma información que durante todo el siglo XVI. Hablo de Whatsapp, mails, videos. Por otro lado hemos creado procesadores que pueden hacerle frente a toda esa información. En este momento, esos algoritmos ahora pueden realmente analizar tanta información en tan poco tiempo que podemos decir que están pensando. La máquina está aprendiendo muy rápido y tomando decisiones. Esto tiene sus pros y sus contras en algún punto”.

La máquina está aprendiendo muy rápido y tomando decisiones.

“Las ventajas que puede tener es que puede derivar en algo como computación afectiva, que las máquinas se interesen por el costado afectivo de un usuario. Tener la posibilidad de reconocer nuestro rostro, estado de ánimo, tomar decisiones y que nos acompañen. También hay artistas que trabajan con esto, artistas que ven de qué manera pueden tener un punto de partida en estas máquinas para que puedan aprender de esta manera. Todo el tiempo estamos interferidos por eso, cuando Netflix nos propone una película hay un algoritmo que trata de entender cómo son nuestras emociones, a que reaccionamos, qué nos gusta”, expresó.

En cuanto a los escenarios no favorables que podrían surgir dijo: “Existió un ejemplo cuando el algoritmo de Google se volvió machista a la hora de tomar decisiones para seleccionar a los candidatos más óptimos para trabajar en la empresa. Como existía un sesgo machista en la información, la máquina aprendió ese sesgo y se volvió machista”.

¿Puede la inteligencia artificial ser vanguardista?

La inteligencia artificial se alimenta en base a enormes librerías de datos, colecciones de obras que funcionan a nivel artístico y que han sido capaces de producir emociones en sus espectadores. Además conoce al detalle el nivel de popularidad de cada estilo, tema, mensaje, incluso sabe cómo construir una imagen de parámetros similares a las que son tendencia en determinadas redes sociales. Ante ésta situación cabe preguntarse si el algoritmo será capaz de producir algo vanguardista y disruptivo.

Sobre este tema, Virgili dijo: “Esto es mi opinión, a partir del campo teórico del que quiero decir lo que digo: para mí el hombre no es excepcional. Nosotros pensamos que somos excepcionales por muchas cuestiones, el patriarcado por ejemplo es sólo una de ellas. Los humanos pensamos que somos la coronación de algo. El espíritu, la intuición, el alma, en realidad son narrativas que se fueron construyendo alrededor de lo humano para hacer del humano una categoría privilegiada, que pueda tomar control y dominio sobre otras especies. Creaciones que nos vuelven locos, como “Las Meninas” de Velázquez, son producto de un creador, sin duda. Pero también son producto de un contexto que le da al creador la posibilidad de crear esas cosas que hace. Son procesos muy complejos y son realmente colaborativos”.

Hacer visible este proceso colaborativo afecta ciertos intereses asociados a lo individual, al mérito de una persona. Según Virgili “hay un sistema al que no le conviene hablar de la máquina de producir dinero que hay alrededor del arte burgués. Tenemos que pensar la Inteligencia Artificial dentro de una teoría evolutiva y es interesante hacerlo a partir de un giro biocéntrico. Se puede teorizar que no existen organismos únicamente independientes en la naturaleza y la vida no es producto de un único organismo, sino que todo parte de una simbiosis. Creo que la inteligencia artificial es producto de una naturalidad, algo que creamos los humanos, porque la diferencia entre natural y artificial es cultural”.

La inteligencia artificial es producto de una naturalidad, algo que creamos los humanos, porque la diferencia entre natural y artificial es cultural.

“Tenemos que revisar nuestras concepciones entre lo natural y lo artificial. Un Smartphone es también natural, todo lo que hay dentro de ese aparato es natural. El plástico más plástico es tan natural como una roca de cuarzo.  Esa distinción entre natural y artificial está puesta con objetivos muy específicos y esa aduana la vamos moviendo según intereses. Esas estructuras de pensamiento son las que entorpecen otras formas de conocimiento. La inteligencia artificial nos enfrenta a los humanos con tener nuevas formas de conocimiento que no nos imaginamos, que no tienen que ver ni con la ciencia ni con el arte. Es un mundo sintiente más”, afirmó.

La inteligencia artificial y el trabajo en el arte

Foto: Imagen de la banquina de los pescadores representada como una pintura al óleo. Fuente: Ariel Perissinotti.

¿Qué debería motivar a una persona a practicar una técnica de pintura durante años si se encuentra con la opción de plasmar su imaginación en segundos, con la ayuda de la inteligencia artificial y una secuencia de comandos? Podría pensarse que a largo plazo, con esta tecnología, las personas perderían la habilidad de ejecutar técnicamente obras artísticas complejas. Sobre este punto, Virgili expresó: “Yo creo que van cambiando las narrativas sobre lo que entendemos que es la creación. Goldsmith, un autor estadounidense, plantea el concepto de creador caduco. Ahora el creador es más bien un gran administrador de información. Esa idea del creador encerrado y construyendo algo genial, la palabra de genio, son todas construcciones narrativas”.

“Creativos somos todos los seres humanos y vamos a seguir siéndolo siempre. Lo artístico es algo que tienen todas las personas y lo aplican hasta en la más mínima cosa. La profesión de ser artista, las narrativas que definen al artista en ese sentido, están cambiando. Ahora por ejemplo hay una profesión nueva que son los “Prompt Engineer”. Estas personas, desde sitios web, venden sus conocimientos sobre qué frases le podés dar a un programa que genera imágenes con inteligencia artificial como Dall-e. Vos podés querer ver una imagen de un barco yendo a 500 km /h por playa Varese pero sin saber cómo elaborar ese pedido es poco probable que obtengas la imagen que querés o imaginás. Ahí necesitas recurrir a estos nuevos artistas que pueden lograr hacerlo realidad y comercializan el conocimiento que tienen para generar los prompts, las instrucciones que se le dará al programa”, reveló.

El trabajo del artista a lo largo de la historia nunca fue estático y atravesó numerosas transformaciones.

Asimismo, explicó que el trabajo del artista a lo largo de la historia nunca fue estático y atravesó numerosas transformaciones. En ese sentido dijo: “Siempre cambió esa narrativa. En el siglo XII muchos artistas eran personas que no se movían de una iglesia y generaban de forma sonora un texto bíblico, para que la gente lo pueda reconocer. Eso fue muy distinto a lo que pasó en el barroco y en el siglo XVIII. Lo que noto hoy es que hay cada vez más una parte de la comunidad de artistas, de Mar del Plata también, que empieza a ver un sentimiento que tiene que ver con la pérdida de excepcionalidad del ser humano. Se comienza a dar una mirada a otras formas sintientes”.

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