Construir una vida ficticia para las redes: “Muchas personas se preocupan más por mostrar qué hacen y dónde están que por disfrutar y conectar con los demás”

Foto: Si bien todos los perfiles de redes sociales son distintos, los discursos y mensajes que los usuarios eligen replicar no son tan diferentes. Fuente: Télam.

 

Si analizamos las distintas plataformas de redes sociales vamos a descubrir que, más allá de la existencia de micro comunidades y de individuos aparentemente diversos, existe un mensaje predominante monótono y estático. Si bien todos los perfiles son distintos, los discursos y mensajes que los usuarios eligen replicar no son tan diferentes.

Vacaciones en playas de aguas cristalinas, consumos de lujo y experiencias de diversión y felicidad constante, donde el ángulo de toma de la cámara está milimétricamente calculado y una máscara virtual se posiciona sobre los rostros para eliminar cualquier tipo de imperfección. De este modo se construye una vidriera, un escaparate, donde las personas venden la mejor versión de sí mismas y al mismo tiempo ocultan con desesperación cualquier rasgo de identidad que no encaje con los parámetros de deseabilidad consensuados por los usuarios de la red. 

Foto: Algunas de las redes sociales más utilizadas por los argentinos. Fuente: Télam.

Para profundizar el análisis sobre esta situación, desde Portal Universidad nos pusimos en contacto con Micaela Vázquez, licenciada en Psicología y docente. Respecto del fenómeno del escaparatismo dijo: “El fenómeno de querer mostrar lo mejor de uno como una vidriera también está presente en la vida cotidiana. La diferencia es que lo que nos ofrecen las redes es mayor control, nos proporciona una carta de presentación que constantemente vamos moldeando de forma espontánea”.

“Existe un fenómeno en el que se empieza a generar una máscara social que brinda información sobre su dueño. El dueño del perfil quiere tener esta imagen visible de lo que uno es en base también a lo que los demás muestran. Si el otro muestra todo lindo, no voy a mostrar algo feo de mí, entonces el perfil va obteniendo un carácter de objeto de diseño y va siendo esta visibilidad lo que se constituye como identidad de uno. Ante el contenido que recibe, la persona empieza a considerar que eso es lo que tiene que ser”, agregó.

Se empieza a generar una máscara social que brinda información sobre su dueño.

Este mecanismo hace que “se muestren los mejores aspectos y da lugar a la construcción de lo mostrable como lo legítimo. Esta legitimidad se construye a partir de lo que muestra el resto, como los conceptos de belleza, de imagen positiva corporal, entre otros. Aparecen estos mandatos de sólo subir las fotos en las que salgo bien, en la que estoy linda, en las que soy feliz. Lo cotidiano, lo verdadero se prefiere no exponerlo”.

Asimismo, con relación al público al que son destinados los contenidos que los usuarios elaboran para mostrar en las redes, Vázquez dijo: “Tenemos dos partes ahí, por un lado publicamos en función de cuánto creemos que conocemos a los otros y cuánto nos conocemos a nosotros mismos. Cuesta tomar conciencia que cada imagen que subimos nos deja expuestos porque revela lo que queremos mostrar y se relaciona nuestro ego, con el miedo a ser visto negativamente.  La gente va construyendo lo que está por delante, lo que vemos frente a nosotros y en ese momento hay otro movimiento sobre lo que queda atrás, lo propio y que no quiero mostrar. Es como un control de la fachada, en ese interjuego está lo presente y lo ausente, está aquello que no acepto de mi”.

Cada imagen que subimos nos deja expuestos porque revela lo que queremos mostrar y se relaciona nuestro ego, con el miedo a ser visto negativamente.

Esta situación sin duda modifica ciertas dinámicas vinculares porque la reacción o falta de reacción ante un posteo puede generar un efecto no deseado en las personas con las que nos relacionamos. Sobre este aspecto dijo: “Por un lado las redes permiten generar vínculos más fácilmente porque uno puede conectar más rápidamente con personas, al mostrar intereses y prácticas en común. Por otro lado también se empiezan a generar estos fenómenos, que si el otro no sube una historia se generan estos pensamientos, no le intereso, no le importo. Ahí va teniendo un impacto también para el otro, un impacto en la autoestima y en las relaciones humanas. Asimismo existe un fenómeno llamado Fear of missing out (FOMO), que es un fenómeno que describe una nueva forma de ansiedad que aparece en las redes. Esto implica la necesidad de estar constantemente conectado por el temor a perderme algo de lo que pasa en las redes, me preocupo por los eventos sociales o cosas que puedan darse cuando yo no esté”.

¿Es más importante contar la experiencia que vivirla?

Foto: Celulares se interponen entre el público y el show que fueron a presenciar. Fuente: Télam.

Es habitual observar en los shows musicales un comportamiento que apareció junto con la integración de las cámaras en los celulares. Miles de asistentes al show despliegan sus teléfonos y se dedican a filmar las horas que dure el espectáculo. Posteriormente se dedican a editar y procesar ese material para luego subir a sus redes los mejores momentos de la experiencia.  Sobre este comportamiento, que implica una importante inversión de tiempo y esfuerzo, Vázquez dijo: “Nos tenemos que preguntar cuánto estamos conectados con el aquí y ahora. Muchas personas se preocupan más por mostrar qué hacen y dónde estan que por disfrutar y conectar con los demás. Es habitual ver personas que salen a comer y están cada uno con el teléfono y no se miran a los ojos”.

“Hay estudios que revelan que hubo un aumento de casos en cuanto a ansiedad y depresión a partir del uso de las redes sociales y esto es importante mencionarlo. Creo que tiene que ver con esta dificultad para conectar con la otra persona, con la mirada, la comunicación verbal y no verbal. Mucha gente lo que hace es desconectar los datos, algunos lugares implementan esto de dejar los celulares en canastas y eso es bueno. También es importante aclarar que es respetable dejar que alguien pueda filmar y querer registrar lo que hace, no siempre se trata de mostrar y nada más. Hay gente que quiere compartir y eso es aceptable, el problema aparece cuando se deja de lado la comunicación verbal, cuando se pierde el contacto físico con los otros y no nos animamos a mostrarnos más reales”, aclaró.

No todo lo que vemos en las redes es real

Foto: Las redes nos invitan constantemente a compararnos con el otro. Nos muestra que el otro disfruta de las noches, de las vacaciones, que en la vida le sale todo bien y genera un sentimiento de desesperación, de preocupación. Fuente: Télam.

Sobre el impacto que puede tener encontrarnos constantemente con estos escaparates y el efecto que puede tener en nuestra propia percepción y autoestima, Vázquez dijo: “Por un lado las redes tienen algunos efectos positivos, se promovió mucho la conciencia social de pensar en estereotipos, en lo que nos afecta y la expresión de nuestra propia identidad. Sin embargo, por el otro lado tenemos la desventaja de que hay muchos adolescentes y ya es bastante difícil pasar por este proceso de formación de identidad  sin las presiones que estamos acostumbrados a ver en las redes”.

Sin embargo, no es un problema que se manifiesta sólo en la adolescencia. Sobre este aspecto dijo: “Éstas presiones generan dificultades porque nos invitan constantemente a compararnos con el otro. Nos muestra que el otro disfruta de las noches, de las vacaciones, que en la vida le sale todo bien y genera un sentimiento de desesperación, de preocupación. Muchas personas se preguntan: ¿Por qué no puedo llegar a eso?; ¿Por qué no lo tengo? Se produce un efecto de búsqueda del perfeccionismo constante y eso genera muchos casos de ansiedad”, expresó.

No todo lo que se ve es real, no todo lo que se vende es verdadero y tampoco existe el perfeccionismo que se muestra. No existe la persona totalmente perfecta y es importante cuestionarse qué hay detrás de ello que nos muestran. Muchas personas están preocupadas por su imagen corporal por ejemplo y se comparan con personas que viven de trabajar la imagen de su cuerpo, entonces preocuparse por eso cuando uno tiene otro estilo de vida es una preocupación utópica”, concluyó.

 

 

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