De la nota numérica al RITE: ¿Cómo funciona el nuevo sistema de calificación en las escuelas?

Foto ilustrativa: TELAM

 

Con la llegada de la pandemia, las normas que se mantenían en los colegios comenzaron a cambiar para adaptarse a un sistema nuevo, a un periodo diferente. Los docentes y profesores dejaron de calificar con nota numérica para pasar a entregar un informe conceptual, los alumnos ya no tienen un periodo compensatorio y las amonestaciones fueron eliminadas.

En este marco de saber si se continúa con estas normas nuevas o se vuelven a las anteriores, Portal Universidad dialogó con Víctor Palacios, Licenciado y Profesor de Filosofía, Especialista en Gestión de instituciones Educativas y Director del Instituto Juvenilia, sobre las nuevas características a la hora de evaluar.

Durante el 2020, se implementó el Registro Institucional de Trayectorias Educativas (RITE). Palacios explicó que “la Dirección General de Cultura y Educación estableció para todas las escuelas de la Provincia de Buenos Aires una nueva manera de comunicar lo que antes era el boletín de calificaciones, ahora se entrega el RITE”.

Por lo tanto, “se informa mediante una retroalimentación conceptual, que se parece a los informes que recibían en inicial o en primaria los más chicos, donde se explicaba cómo le había ido con palabras contando fortalezas y debilidades sin poner calificación numérica”, expresó.

Haciendo hincapié en la eliminación de la nota numérica, Palacios afirmó que “la pandemia exigió algunos cambios, hizo que fuera necesario explicar de otra manera los logros de los estudiantes y se adoptó este sistema. Ahora está en estudio y se está revisando el régimen académico para ver si esto, que fue una medida excepcional, continúa o vuelve la calificación numérica”.

Actualmente, solo se evalúa con un valor matemático cuando se termina el año, “a mitad de cuatrimestre se entrega un informe meramente conceptual con retroalimentación. Para las escuelas estuvo interesante, agrega información que la nota numérica no te da”, comentó.

“Cuando un docente te asigna la calificación de un 7, no te queda claro si es el resultado de un 6 y un 8 promediado o de un 8 y un 6, entonces no sabes si viene en ascenso o si viene bajando la calificación. Es decir que la calificación numérica descubre y encubre a la vez cierta información y que haya una explicación conceptual es interesante”, consideró el profesor.

Este sistema tuvo varias críticas en cuanto a su puesta en funcionamiento, Palacios declaró que “nosotros vemos que fue interesante la innovación. A veces las innovaciones reciben críticas por cierta resistencia a cambiar lo que se viene haciendo desde hace mucho tiempo, pero cuando uno ensaya y ve las ventajas que podría tener el cambio, a pesar de esa resistencia tal vez valgan la pena intentarlo”.

El especialista comentó cuáles fueron los efectos positivos y negativos que se observaron y señaló que “cuando se hace a conciencia el informe conceptual realmente las familias lo aprecian mucho. También el hecho de trabajar con cuatrimestres en lugar de trimestres fue favorable, dio más tiempo a una evaluación que no estaba apuntalada por razones administrativas para cerrar el trimestre”.

Si bien mencionó que después se observarán los resultados a largo plazo, “en lo inmediato vemos que es una herramienta interesante que habrá que perfeccionarla, complementarla, porque como dicen los teóricos en términos de evaluación tiene que proponer un esfuerzo legítimo, y entonces no puede ser intempestiva o evaluar cuestiones que pasaron hace mucho tiempo en el cuatrimestre o en el ciclo lectivo. Sería interesante que hubiese un acompañamiento de calificaciones numéricas si al final van a estar”.

Cambios en la forma de llevarse una asignatura 

Otro de los cambios que se han presentado con la llegada de la pandemia es la posibilidad de no llevarse materias a diciembre o marzo, “ahora hay períodos de intensificación, si en el primer cuatrimestre hasta antes de las vacaciones de invierno algún estudiante le quedó algún contenido pendiente se aplica la nomenclatura, TEAP (Trayectoria Educativa Avanzada Pendiente)”.

“Entonces al volver de las vacaciones de invierno se establece un periodo de tiempo para intensificar, para recuperar contenidos pendientes del primer cuatrimestre y lo mismo en el segundo”, aclaró.

Además de esta etapa, en diciembre también hay un periodo para contenidos pendientes del segundo cuatrimestre, “y si después de la intensificación todavía quedan contenidos, en febrero o marzo también hay dos o tres semanas de intensificación de la enseñanza, y recién al finalizar ese tercer periodo tendrá que ir a rendir su materia ante comisión evaluadora a lo largo del ciclo lectivo que viene”, detalló el profesor.

El impacto de la intensificación

“Cuando se cambian los hábitos y las prácticas habituales siempre hay un poco de incomodidad en algunos un poco de cuestionamiento. Hay algunas personas que perciben esto como un relajamiento de la exigencia y de la disciplina, no necesariamente es así, depende mucho de cómo en cada escuela se vaya aplicando”, planteó Palacios.

El profesor destacó que “aparece mucha desigualdad, hay escuelas que han tenido programas de continuidad pedagógica durante la pandemia muy sólidos y otras donde por desigualdad en cuanto a conectividad o diversos motivos no ha sido así”.

“Lo que vemos es que es necesario garantizar cierto piso de igualdad, supervisar y controlar para que esto realmente sea intenso y con cierta garantía de igualdad en todas las instituciones”, afirmó.

Se eliminaron las suspensiones y amonestaciones

El sistema educativo modificó la forma en la que se sanciona a los alumnos y eliminaron las suspensiones y amonestaciones. “Se pide que ninguna medida disciplinaria esté orientada a suspender la trayectoria educativa, que la sanción no deje fuera de la escuela a un estudiante”.

Ante esto especificó que “genera un desafío porque hay situaciones álgidas que han salido en los medios, que impliquen discriminación o peligro para otras personas,  ahí la gente lógicamente la comunidad educativa dice no podemos caer en la impunidad o en la anomia. Es necesario poner límites, atribuir un sentido a los actos, premiar las conductas positivas y señalar las que son disvaliosas, las que implican un destrato discriminación o daños a otras personas”.

“Lo que se puede hacer desde el sistema educativo es que la sanción no implique expulsión o interrupción. A veces sentimos que nos quedamos sin herramientas en los casos extremos, en los casos habituales se maneja con unas acción que alcanza para que el estudiante reflexionen”, comentó.

En el caso de los casos extremos, declaró que “se necesita una medida especial y ahí estamos buscando, tensionando y peleando modos de caracterizar la conducta y eventualmente sancionarla, que no sea un vale todo”.

“A veces eso también resulta limitado o insuficiente en algunas ocasiones entonces ahí las escuelas si nos sentimos un poco indefensas y estamos todavía peleando por encontrar mecanismo que nos dejen con la tranquilidad de haber encontrado una una buena estrategia”, destacó Palacios.

En este punto es donde el especialista especificó que “no sentimos un poco sin herramientas. Hay que seguir buscando modos creativos de poder encontrar la forma de generar conciencia. Que tolerancia tenemos que tener para el intolerante o para aquella conducta que es incompatible con los derechos de los demás y ahí se necesitan todavía seguir peleando y buscando afinar estos mecanismo que son muy complejos”, especificó.

El trabajo de los docentes

Con esta nueva forma de evaluar, los docentes tuvieron que sumar una tarea más a la que ya realizaban. “Muchas veces el sistema ajusta aumentando la tasa de explotación del docente, recargando el trabajo del docente, además esto se suma a condiciones de trabajo muy estresantes, exigentes con salario que siempre están muy rezagados respecto de la inflación”, especificó.

“Creemos que a veces es necesario resistir y sostener aun cuando cuesta y genera tensiones. Algunos cambios que son positivos hay que sostenerlos, en educación requieren la resistencia para acompañar esas medidas en el tiempo, para sostenerlas. Algunos de estos cambios han significado un estrés para los docentes que cuesta mucho trabajo sostener”, finalizó Palacios.

También puede gustarle...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *