Mar del Plata, la ciudad turística donde los locales juegan de visitantes
Por Maria Laura Lago*
“Que lindo es estar en Mar del Plata / En alpargatas, en alpargatas / Felices y bailando en una pata / En Mar del Plata soy feliz”, comienza diciendo la famosa canción del dúo argentino de los años 60, Juan y Juan.
Playas, sierras, museos, casas antiguas, estatuas históricas, un paseo de la fama, shoppings, cerveza artesanal, alfajores… Sin dudas, Mar del Plata lo tiene todo. ¿Por qué, sino, el turista coparía verano tras verano la ciudad durante, prácticamente, cuatro meses? Sin embargo, ¿y el residente? ¿Conoce, visita y disfruta asiduamente de su ciudad y con tanta pasión como el “extranjero”?
Durante un cumpleaños, una charla entre amigos, e incluso en el marco de un almuerzo laboral, siempre surge la discusión sobre los lugares más emblemáticos de Mar del Plata (arquitectónicos y al aire libre) que, como marplatenses, no podemos dejar de conocer. El Museo Mar, la Villa Victoria Ocampo, el Bioparque de Batán, la Ecosenda del Puerto, el Faro y la Casa del Puente, entre otra vasta cantidad, son sitios públicos y edificios que generan extrañez (entre los propios residentes) cuando un marplatense afirma no conocerlos.
Desde el inicio de la gestión del intendente Guillermo Montenegro, el Ente Municipal de Turismo (Emtur), con Bernardo Martin como su actual presidente, se busca fomentar la visita de personas a Mar del Plata durante los 12 meses del año. Trabajar en el turismo de reunión, realizar eventos deportivos y culturales (como el Festival Marea), y fomentar la gastronomía local, son algunos de los objetivos planteados por el oficialismo para consolidarlo. ¿Pero cuál es el lugar que se le da al residente como motor económico constante de la localidad balnearia?
En diálogo con Medialab de Portal Universidad, Mariangel Cacciutto, Licenciada en Turismo, declaró: “Es cierto que la promoción está pensada hacia el turista; el foco no está puesto en el residente y la recreación, en desplazamientos de proximidad. Se tiene en cuenta, más que nada, al que viene y no tanto al que habita. Hay que pensar en cómo el residente puede visitar su ciudad bajo una mirada sociocultural. En la Secretaría de Desarrollo Social municipal, hacen visitas guiadas culturales por barrios de la ciudad, eso sí está pensado para el residente, pero no son del Emtur. O por ejemplo, desde deportes, hacen actividades para chicos de barrios
carenciados para que puedan conocer el mar. Entonces, es visto más desde otras
áreas”.
La profesional también consideró el poderoso rol y la imagen que los propios medios de comunicación proyectan de Mar del Plata, para atraer el interés de los residentes en la búsqueda de explorar su propio territorio: “Pero muchas veces, esto no corre por parte solo del Estado; los medios están ganando terrenos, las películas, las series, lo que aparece en las redes sociales, que influencian a las personas a adoptar otros estilos de vida y suelen tener más efectividad en llegar, que las campañas del propio Estado”
Por su parte, la también Licenciada en Turismo, Nadia Roldán, habló sobre su reciente tesis de maestría (2020), a través de la cual indagó el uso y la apropiación espacial que hacen los jóvenes de Mar del Plata (entre los 17 y los
25 años) de su propia ciudad (tanto escuelas y clubes deportivos, como asociaciones barriales, instituciones religiosas y demás lugares públicos al aire libre).
En dicho estudio realizado pre-pandemia por COVID-19, los residentes encuestados señalaron aquellos espacios a los que solían asistir durante su tiempo libre, junto a quiénes, qué actividades recreativas realizaban allí y cuál era su actitud ante la llegada de la temporada estival, y por ende, del turista. Como resultado, surgió que, sin importar en qué lugar de Mar del Plata vivieran, el playón de Playa Grande era un punto de encuentro recurrente.
Estos aspectos fueron modificándose en los últimos meses, a raíz del cambio en las costumbres sociales que adoptaron los jóvenes luego de la crisis sanitaria: “Pasado un tiempo, se presentó este trabajo durante un evento en el Museo MAR. A partir del diálogo con jóvenes que habían asistido, plantearon que ese lugar, para algunos, se había modificado y ahora se juntaban alrededor del espacio que rodea al Museo MAR, que si bien es un espacio público, no está pensado como un espacio de encuentro, recreativo. Sin embargo, logró obtener esa valoración de los jóvenes”.
Lo curioso es que la respuesta automática de los encuestados estaba relacionada íntimamente a un espacio al aire libre, público y “verde”, no así espacios cerrados, sean culturales o no. “Hay una cuestión del ser, estar y permanecer en estos espacios. No va tanto por el lugar en sí, por lo que puede ver o hacer en esos espacios, sino de encontrarse y ver a aquellos otros que también van”, resaltó Roldán
Por último, la Licenciada Nadia Roldán reflexionó: “También hay que considerar para quiénes están hechos esos espacios. En realidad, el Museo está acá, es una actividad que está todo el año, ¿pero para quiénes se piensan las muestras y cuándo se hacen los cambios? ¿En vacaciones de invierno o de verano? El residente tal vez va una vez y después no vuelve a ir. ¿Hasta dónde se da a conocer lo que trata de captar la llegada de residentes a estos lugares y no solamente al turista? ¿Se piensa en instancias que den a conocer las actividades durante todo el año para todos, o se focaliza solo en ciertas épocas del año?
También varía mucho en los distintos grupos etarios y sus características, intereses particulares, ya sean adultos o jóvenes. Quizás los jóvenes no asisten a la Torre Tanque, pero sí al teatro independiente o shows musicales al aire libre. Se piensa siempre en los destinos turísticos y en el residente como anfitrión, a disposición (del turista). En el ámbito más bien local, se debería pensar en propuestas y actividades para captar a aquel que vive todo el año”.
El turista, ¿un personaje odiado por el marplatense?
La presencia de turistas en temporada estival también influye mucho en la actitud del residente a la hora de recrearse en su propia ciudad, de acuerdo a las últimas encuestas realizadas por el Emtur. De una escala del 1 al 10, los marplatenses la calificaron como “negativa”, en cuanto a la preservación de atractivos, daños en el medio ambiente, el desarrollo de ruidos molestos, la congestión del tránsito, mayor cantidad de hechos de inseguridad y la generación de situaciones de violencia indeseadas.
Además, como resultado de estos estudios, se dio a conocer que el residente del distrito de General Pueyrredon considera que la actividad turística dificulta el acceso de los residentes a los lugares turísticos; provoca la pérdida de espacios públicos; causa un importante nivel de urbanización y construcción excesiva, y hasta encarece (para los propios residentes) los artículos ofrecidos en la ciudad.
Es inevitable destacar el turismo como principal motor productivo de Mar del Plata (un mal necesario, dirían los residentes). Según relevó el Ente Municipal de Turismo, durante el último fin de semana largo por el feriado del Día de la Soberanía Nacional, más de 102 mil personas visitaron la localidad, lo cual significó un 5,3% más que el año pasado.
Aún así, también hay que tener en cuenta que el partido de General Pueyrredon ha crecido considerablemente en los últimos años, a través de diferentes y nuevos nichos de mercado: la producción de cerveza y gin artesanal, y el impulso de la economía del conocimiento, son algunos de ellos. Se trata de dos oportunidades que Mar del Plata y la zona supieron aprovechar y explotar a través de lugares como el Parque Industrial y el Distrito Tecnológico, con la llegada de nuevas empresas que inyectan millones de pesos al año en la ciudad, para que crezca y sea puesta nuevamente en la mirada nacional e internacional.
“Turista en mi ciudad”: 5 lugares que el marplatense no puede dejar de conocer de Mar del Plata
Costanza Addiechi, la heroína del patrimonio escultórico de Mar del Plata
Tiene 52 años y es marplatense. Estudió en la ciudad de Florencia, Italia, sin embargo, eligió quedarse en su ciudad y actualmente se desempeña como Directora de Restauración de Monumentos Históricos. Sin dudas, Costanza
Addiechi es todo aquello que tanto medios nacionales como locales titulan: “la guardiana”, “la protectora” y “la médica del arte”, que cuida la historia del partido de General Pueyrredon.
Vestida con overol y acompañada de una sencilla riñonera donde almacena pinceles, pinzas y pistolas para pintar, entre otras herramientas, Costanza Addiechi disfruta de largas jornadas restaurando estructuras que han sido cruelmente vandalizadas, otras que tienen sus años y necesitan cariño, por ejemplo, las farolas emplazadas entre el Casino y el Hotel Provincial, y ni hablar del robo de la estatua de una sirena en la Plaza San Martín, que mantuvo en vilo a la mujer hasta su posterior aparición y aprehensión de los culpables: “No tiene ningún valor para los que se la llevaron y uno inmenso dentro de la historia de la ciudad”.
Medialab de Portal Universidad dialogó con Costanza Addiechi quien detalló cómo es su labor diaria: “El trabajo que llevo adelante estuvo diseñado inicialmente en la identificación de todas aquellas piezas que formaban parte del espacio público y estaban relacionadas con la historia de la ciudad. Luego, redacté proyectos de ordenanza orientados a que queden registrados dentro del Patrimonio Municipal, en distintas categorías, con el fin de protegerlos y salvaguardarlos como bienes valiosos para todos los marplatenses. Cuando estoy frente a una pieza escultórica a intervenir, tengo que tener todos los datos históricos que sustenten mi conocimiento de la obra, más allá del análisis previo que se hace de patología. Ahí es cuando comienza la tarea propia de restauración. La intención está siempre enfocada en devolverle la originalidad a la obra, con métodos no invasivos y siempre aplicando el principio fundamental de la restauración que es la reversibilidad”.
Lamentablemente hoy en día, y a pesar de los esfuerzos de Costanza Addiechi por generar conciencia en los marplatenses sobre cuidar el patrimonio histórico de la ciudad, el vandalismo sigue siendo un hecho recurrente y aún más en el último tiempo, según precisó la funcionaria municipal: “Hemos conseguido en los últimos
años hacer descender notablemente los hechos de vandalismo, algo que se incrementó en los últimos cuatro meses. Habíamos llegado a un promedio entre 5 y 7 hechos de vandalismo, pero ahora esas cifras han subido notablemente. No es algo que justifiquemos ni naturalizemos en Mar del Plata; hay un fuerte compromiso por cuidar nuestro patrimonio escultórico. Entendemos que no es suficiente la intervención técnica para garantizar el cuidado de nuestro patrimonio. Por ello, diseñamos un programa que alcanza a todos los colegios de la ciudad en sus distintos niveles, para generar conciencia acerca de la importancia de estos elementos. No solo contamos la historia de Mar del Plata, sino también el origen de cada una de las piezas escultóricas y el valor que representan para la comunidad”.
Por último, Costanza Addiechi reflexionó sobre cómo ha evolucionado el cuidado del patrimonio en el distrito y celebró los cambios hasta la fecha: “Hace seis años, el tema no era relevante. Siempre digo que los caminos se construyen. Hace seis años comenzamos con este, que tiene que ver con la difusión, el cuidado, el trabajo, el compromiso, la intervención técnica; y con llevarles a los más chicos, a todos los hogares, a la comunidad en su totalidad, la importancia de preservar estas piezas como parte de la historia de la ciudad, como documentos únicos que tiene Mar del Plata. Seguimos trabajando en ello día a día”.
*Estudiantes del MediaLab, primer Laboratorio de Redacción para Medios Digitales. Se trata de un sistema experimental que consiste en el trabajo periodístico, de producción propia, que desarrollan alumnos del Taller de Redacción para Medios Digitales, correspondiente a la Tecnicatura de Periodismo Digital que se dicta en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata.