Dia de los enamorados: “Hay un tabú instalado que nos hace creer que podemos amar solamente a una persona”

Foto: Cada 14 de febrero se celebra el día de los enamorados. Fuente: Télam.

 

Cada vez en más países a lo largo del mundo, especialmente en aquellos que se encuentran sumidos o fuertemente influenciados por la cultura occidental, se celebra el día de los enamorados, coincidente con el onomástico de San Valentín. Cuenta la leyenda que un 14 de febrero del año 270, San Valentín, un obispo cristiano, fue martirizado por casar parejas de forma clandestina, contra las órdenes del emperador de turno quien percibía que dicho sacramento atentaba contra el engrosamiento de sus campañas militares.

Más allá de los detalles de esta siniestra leyenda, que difícilmente ayude a las infancias a conciliar el sueño, la celebración de San Valentín es una ocasión especial para reflexionar, revisar y analizar las distintas construcciones románticas y estereotípicas que tenemos naturalizadas en cuanto a amor se refiere. ¿Es la pareja monogamia la única relación sexo afectiva posible?

Foto: San Valentín fue un obispo cristiano que casaba jóvenes soldados con sus parejas. Fue decapitado por órdenes del emperador romano Claudio II, que había prohibido el casamiento de soldados.

Para pensar la respuesta a esta pregunta, desde Portal Universidad nos pusimos en contacto con Constanza Ferrario, licenciada en Sociología de la Facultad de Humanidades de la UNMDP y becaria doctoral del CONICET que realizó su tesis de grado “La ética del amor libre, los legados del amor romántico y las nuevas espiritualidades”.

Respecto de la celebración del día de los enamorados, Ferrario dijo: “Esta efeméride aparece como una excusa para reflexionar sobre las formas de amar y cuales legitimamos o no en la vida cotidiana. Es interesante pensarlo porque surge una apuesta por pensar el día de los enamorados más por el día del amor, corriéndolo un poco del eje de la pareja monogámica y de una relación como se piensa tradicionalmente: la pareja con exclusividad, con seriedad, con fidelidad”.

Surge una apuesta por pensar el día de los enamorados más por el día del amor, corriéndolo un poco del eje de la pareja monogámica y de una relación como se piensa tradicionalmente.

“Es una contraposición interesante porque nos permite ver que en realidad el día de los enamorados sigue estando completamente anclado desde los orígenes, que tiene que ver con este San Valentín que se rebela casando jóvenes. La celebración evoca la pareja monógama, el casamiento y la institución de la iglesia católica. Sin ir más lejos, la veta comercial de la celebración también apunta exclusivamente a celebrar el amor con festejos y promociones pensadas para relaciones de dos personas”, explicó.

En cuanto a la pareja monogámica como la única forma de establecer vínculos sexo afectivos, Ferrario expresó: “Un poco lo que trabajo en mi investigación es el auge del modelo de amor romántico, que es el más naturalizado, extendido, que lo podemos ver en estas expresiones de la media naranja, del amor para toda la vida, de una única persona que va a ser para siempre. Sin embargo, después nos encontramos con que en la práctica el modelo romántico no es tan sencillo de implementar: tenemos monogamias sucesivas, nos separamos de una persona y volvemos a establecer otra pareja exclusiva y volvemos a pensar que esa nueva pareja ahora sí es para toda la vida. O también se da esta situación en la que vivimos esperando esta pareja definitiva”.

“Este modelo de amor romántico es históricamente reciente, tendemos a naturalizar esto de que podemos amar a una única persona y en realidad es popularizado a fines del siglo XVIII o fines del XIX. No fue hasta fines de la década del 60, al menos en Argentina, que se produce la revolución de la sexualidad y empieza un poco a tambalear, comienzan a aparecer las fisuras de este modelo de amor romántico y empiezan a instalarse con fuerza otros modos de amar y de construir familias”, agregó.

En cuanto al trabajo de investigación que realiza al momento de poner en discusión los vínculos instituidos, Ferrario expresó: “Trabajo con personas no monogámicas, que son personas que establecen vínculos que no tienen que ver con la exclusividad sexual y afectiva que la monogamia supone. Es el modelo que podríamos denominar como modelo de amor libre, al que adhieren las personas que tienen vínculos de no monogamia. La principal afirmación es la creencia de que podemos amar a más de una persona al mismo tiempo y podemos establecer relaciones responsables, honestas, simétricas, acordadas con esas personas. El planteo es que para el amor establecemos una exclusividad que no establecemos con nuestros amigos, nuestras familias. Hay ahí un tabú instalado que nos hace creer que podemos amar solamente a una persona”.

Foto: Las personas no monogámicas establecen vínculos que no tienen que ver con la exclusividad sexual y afectiva que la monogamia supone. Fuente: Télam.

“Obviamente, no es el objetivo hacer una valoración sobre si esta forma de vincularse es mejor o peor que la monogámica u otras. Se trata de demostrar que otras formas vinculares son posibles. Y, del mismo modo que en las parejas monogámicas, el amor libre no está exento de conflictos. Una de las características principales, y no hay que ser ni sociólogo ni antropólogo para saberlo, sino solamente haber amado alguna vez, es que por amor sufrimos, duele, nos enojamos, nos frustramos. En la relación monogámica puede parecer que podemos estar más preparados, tener más herramientas por lo que hemos aprendido al vincularnos con una única persona en el marco formal. Sin embargo, después no respetamos esa exclusividad. En la mayoría de los casos se cometen lo que podríamos llamar desde el modelo monógamo infidelidades”, aseguró.

Por el otro lado, en cuanto a las construcciones de vínculos no monógamos, Ferrario explicó que “en el caso del amor libre, las personas eligen deliberadamente tener más de un vínculo. Eligen convivir y formar familias, llevar a cabo crianzas de forma colaborativa y sí considero que se pone en juego un esfuerzo mayor, porque tiene que ver con deconstruir este modo de amar que tenemos tan aprendido. Repito, no quiere decir que sea mejor el deconstruirlo, pero sí creo que implica una mayor puesta de energía y de esfuerzo que la que implican las relaciones amorosas y afectivas de por sí e implican mucha de nuestra energía”.

El amor libre es en sí una ética amatoria, así como la monogamia apuesta también a que haya una ética del amor. No es solamente una idea superficial de tener sexo con más de una persona.

“Hay como una ética amatoria podríamos decir. El amor libre es en sí una ética amatoria, así como la monogamia apuesta también a que haya una ética del amor. No es solamente una idea superficial de tener sexo con más de una persona. Se apuesta a una ética del amor donde aparecen principios fundamentales, como la comunicación afectiva, la honestidad, la simetría, la responsabilidad afectiva y la posibilidad de poder pactar acuerdos consensuados con esas personas con las que nos vinculamos”, aseguró.

¿Hay que desarmar la pirámide relacional?

Al momento de pensar en los desafíos que supone deconstruir la estructura del amor romántico, Ferrario introduce el concepto de pirámide relacional y explica: “Creo que uno de los desafíos más grandes tiene que ver con algo que se denomina como la jerarquía relacional. El modelo de amor romántico se afianzó en occidente pero la antropología demuestra que emociones como los celos por ejemplo, también son una construcción histórica cultural y en otras latitudes del mundo no aparecen esas mismas emociones. Que no sean naturales nos permite pensar que podemos intervenir sobre esas emociones. Creo que el desafío más importante tiene que ver con esta jerarquía, donde tendemos a posicionar casi naturalmente, aunque no sea natural, a la pareja monógama y heterosexual por encima de una pirámide relacional. Por debajo de la cima, aparecen el resto de nuestros vínculos, nuestros amigos, nuestra familia, nuestras mascotas. Todo eso aparece debajo de la pareja, por eso esa frustración y ese intento desesperado de encontrar esa pareja para lograr ubicar y completar esa cima de esa pirámide construida”.

No se trata de proponer el fin del amor romántico sino de permitirnos reelaborar, apostar cada vez más fuerte a encontrar otros modos de amar más saludables, más genuinos y menos dolorosos.

“El amor es un motor que nos moviliza, en otros momentos históricos tal vez fue la religión o el trabajo. Hoy creo que esa fuerza está motorizada por el amor y es algo que podemos transformar. Lejos está el amor de ser eso que sale de adentro para afuera, que no se puede modificar, como una cosa que nos atraviesa y nos tira. Por el contrario, el amor algo que podemos construir, negociar y transformar. No se trata de proponer el fin del amor romántico sino de permitirnos reelaborar, apostar cada vez más fuerte a encontrar otros modos de amar más saludables, más genuinos y menos dolorosos. En esa clave el 14 de febrero es una oportunidad para pensar que modos de amar estamos aceptando y cómo podemos transformarlo”, concluyó.

 

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