El número de recicladores urbanos en Mar del Plata ya asciende a más de 3000

Cada vez se ven más carros tirados por caballos que recolectan cartones o materiales reciclables en las calles del Partido de General Pueyrredon. La inflación y la falta de trabajo es un problema que afecta a todo el país en general, pero que en el caso de los “cartoneros” repercute directamente. Cuando hay menos trabajo formal, más personas se ven obligadas a buscar soluciones para poder afrontar los gastos del día a día.

Para saber cómo está la situación en la ciudad, desde Portal Universidad nos comunicamos con Cristian Blasina, integrante de la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCR), que explicó: “El contexto económico que viene atravesando la Argentina no es bueno en cuanto a la inflación y a la generación de puestos de trabajo. Eso a lo largo y ancho del país y en el caso particular de Mar del Plata, la capital del desempleo, la situación económica y laboral no es buena. El sector de reciclado realmente crece y eso tiene que ver con la cantidad de trabajo que hay en la ciudad”.

Blasina comentó que, si bien no tienen una cifra concreta de recicladores, “sí podemos decir y sabemos que hay más de 3000 entre lo que es calle y los trabajadores que recogen en el basural de Mar del Plata”.

Podemos decir y sabemos que hay más de 3000 entre lo que es calle y los trabajadores que recogen en el basural de Mar del Plata.

Según la Federación la relación entre falta de trabajo y mayor cantidad de gente en las calles es directa. “La gente trabaja igual, no es que no trabajan, porque de algo hay que vivir. En el caso particular de los recicladores están dentro de la economía popular y dentro de la economía popular hay un montón de otras actividades que van desde vender frutas en la calle a vendedores ambulantes, cuidacoches, ferias populares y todos esos oficios que se van inventando”, dijo Blasina.

Lo que manifiestan desde la Federación es que trabajo no falta, sino que lo que falta es regularizar la situación de todas aquellas personas que encontraron un hueco en la economía popular. Insisten en que lo que hacen es un trabajo informal y no reconocido que se realiza en condiciones muy precarias y no permite dar el servicio que corresponde. “Con acompañamiento desde el estado esos trabajadores y trabajadoras no solo podrían formalizar su tarea, sino que podrían recuperar cuatro o cinco veces más la cantidad de material que hoy recuperan ya sea en el basural de Mar del Plata o en calles haciéndolo a tracción humana como lo vemos todos los días”, explicó Blasina.

El trabajo de todos los días

El camino del reciclador o cartonero es muy difícil ya de por sí. Todas las mañanas se levantan a recolectar el material, y al final del día lo llevan a distintos compradores que funcionan como intermediarios entre las empresas que reciclan y los recicladores. Muchas veces la pasan mal al momento de entregar el material, ya que les “trucan la balanza”. Tal como explicó Blasina, “si un compañero recupera 200kg le trucan la balanza y le marcan que son 150kg. Eso trae mucha desventaja a la hora de la comercialización y además de eso el pago del material es bajo comparado con el valor de comercializarlo directamente a la industria”.

Además de eso, se debe observar la parte humana. Los recuperadores están muy expuestos a todo tipo de peligros para su salud. Están expuestos a cortes, enfermedades, alergias e infecciones, además de tener los brazos, piernas y espaldas en muy malas condiciones por la fuerza que realizan haciendo tracción humana. “Una familia para tener un sustento, poder comer todos los días y pagar alguna cuenta tiene que tirar en su cuerpo entre 200 y 300 kilos por día. Tirando un carro en la calle, con un brazo, todos los días, haciendo toda esa fuerza, caminando. Eso trae consecuencias graves en el cuerpo, que ya para los 35 ó 40 años se va perjudicando y llega un momento donde no podes hacer más la actividad por el esfuerzo humano que eso conlleva” desarrolló Blasina.

Una familia para tener un sustento, poder comer todos los días y pagar alguna cuenta tiene que tirar en su cuerpo entre 200 y 300 kilos por día. Tirando un carro en la calle, con un brazo, todos los días, haciendo toda esa fuerza, caminando. Eso trae consecuencias graves en el cuerpo, que ya para los 35 ó 40 años se va perjudicando.

La FACCR reclama que lo que falta no es trabajo lo que faltan son derechos. “La gente se rompe el alma laburando ya sea construyendo una casa o cuidando un árbol bajo la lluvia, tirando un carro o metiéndose en un basural e intentando vender verduras en la calle. Y con ello se sufre, hay mucho avasallamiento por parte de las fuerzas y de inspección general que va en contra del laburo justamente. Entonces la cosa se pone más tensa porque si no tenes trabajo, te lo inventas y para colmo viene el municipio y tira todo eso para atrás, te echa a perder toda la mercadería o te secuestra un carro, la verdad que la condición para esa familia termina siendo traumática”.

Las respuestas del municipio

En noviembre del año pasado, el secretario de Gobierno, Santiago Bonifatti recibió a Torky, una empresa dedicada al transporte urbano de cargas que busca erradicar la tracción animal a través de un novedoso triciclo sustentable diseñado para los recicladores. La idea era poder implementar este medio de transporte en la ciudad, proyecto que finalmente no avanzó.

Sobre la propuesta, Blasina comenta que han recibido llamados de la empresa, pero que ni el costo ni el medio de transporte son realmente favorables para los recicladores. “Cada uno de esos triciclos tiene un precio, según la empresa de 700 mil pesos. Por lo tanto, imaginate si tenes más de 3000 recicladores, es una locura. Termina siendo un negociado de una empresa con el municipio, es más para una foto y detrás de esa foto hay una cuestión que va más allá de los trabajadores”.

La propuesta no avanzó, pero siempre se escuchan proyectos para reemplazar los caballos con algún tipo de bicicleta, y desde FACCR reiteran que no es viable llevar 100, 200 ó 400 kilos pedaleando. Las causas que presentan son que no se puede juntar una masa voluminosa de reciclado que les rinda lo que necesitan, ni hacer tanta fuerza con las piernas. “Se le suman las calles, el viento, etc… de hecho deben haber visto en la calle recicladores con su bicicleta y si han un poco de memoria deben haber visto que cuando el carro está lleno el reciclador va al lado de la bici, tirando de ella porque eso no se puede pedalear”, dijo Blasina.

La propuesta para formalizar

Desde la Federación Argentina se han pensado distintos planes de acción para regularizar esta situación y poner fin a la situación de precarización que sufren los recolectores. “Un poco la propuesta es poder organizarnos dentro de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular, que es el sindicato a nivel nacional que pelea por que todo ese trabajo sea reconocido por el estado, entendiendo que los trabajadores de la economía popular son más de 5 millones en argentina y que por la situación económica y productiva actual no va a tender a reducirse en números, sino en tal caso a crecer”.

El sindicato a nivel nacional que pelea por que todo ese trabajo sea reconocido por el estado, entendiendo que los trabajadores de la economía popular son más de 5 millones en argentina y que por la situación económica y productiva actual no va a tender a reducirse en números, sino en tal caso a crecer.

El planteo que se hace es que en Mar del Plata existe una política de reciclado “de bolsa verde” que no funciona. “Entendemos que no funciona porque se está tratando con una empresa que no se dedica a eso, y no está mal. Hay que conservar esos puestos de trabajo, pero a la política de la bolsa verde hay que coordinarla con los trabajadores cartoneros porque son ellos los que laburan preexistente mente con ese material” dijo Blasina.

Es así que proponen un sistema mixto de recolección: por una parte, el de “bolsa negra”, a cargo de las empresas privadas como lo es la 9 de Julio. Y, por otro lado, incluir a las cooperativas cartoneras que entren a la recolección diferenciada, en lo que es “la bolsa verde” y ambos sistemas puedan convivir. “En Mar del Plata ya convive el sistema privado de recolección con la informalidad de los trabajadores. Pasa todos los días, lo que nosotros decimos es, regularicemos esta parte. Fortalezcámoselo, recuperemos más material y que la gente viva mejor”.

En Mar del Plata ya convive el sistema privado de recolección con la informalidad de los trabajadores. Pasa todos los días, lo que nosotros decimos es, regularicemos esta parte. Fortalezcámoselo, recuperemos más material y que la gente viva mejor.

La logística sería la siguiente: En coordinación con una promotora ambiental se dividiría en manzanas la ciudad y que se les asignarían a distintas cuadrillas de recicladores. La idea es que el retiro sea entregado en mano al reciclador directo y cambiar la lógica de los recicladores rompiendo bolsas que perjudican a su vez al sector privado. Cuando se llega a las intersecciones, que haya camiones donde se cargan todos los bolsones con los reciclables. Que esos camiones vayan a los destinos sustentables, a las cooperativas, a las plantas de reciclado donde ahí se haga la clasificación, seguida de la compactación por agregado y finalmente la comercialización.

Todo eso en coordinación con las promotoras ambientales que además den charlas en distintas instituciones y puedan hablar con los vecinos para no solo explicar el tema de cómo separar y lo bien que hace para el medio ambiente sino también los beneficios para los trabajadores del sector de reciclado.

“Lo que queremos integrar en Mar del Plata es esta propuesta, que está probada en muchos municipios y funciona. Llevan el material a cooperativas donde están equipados con ropa de trabajo, beneficios, un tipo de suelo fijo, entre otras”, dijo Blasina y agregó que “si lo hacen de una mejor manera, no invisibilizados, discriminados, tirando un carro un montón de cuadras, que los estafen con las balanzas, con los precios entonces podemos garantizar un mejor servicio público y mantener la ciudad más limpia”.

Si lo hacen de una mejor manera entonces podemos garantizar un mejor servicio público y mantener la ciudad más limpia.

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