Industria textil: ¿Seguimos siendo la Capital Nacional del Pullover?
Turismo, pesca e industria textil fueron históricamente los puntos fuertes de la producción marplatense. En cuanto al turismo, el 2023 dejó una temporada histórica, donde los más de 4 millones de visitantes que recorrieron la ciudad inyectaron 60 mil millones de pesos en la economía local. De modo similar la industria pesquera, a pesar de estar atravesando una situación de crisis con descenso de producción, pérdida de puestos de trabajo en tierra por aumento de descarga de pescado en puertos del sur y una conciliación obligatoria en curso, tras más de una semana de inactividad portuaria, también demostró tener un aporte fundamental para la ciudad, ya que reportó el ingreso de 1804 millones de dólares a partir de las exportaciones en el último año.
Por otro lado, en el caso de la industria textil, la actualidad no es tan buena como en décadas pasadas y el sector no goza de la misma salud. De acuerdo con datos presentados en el Informe de Economía y Empleo elaborado por Mar del Plata Entre Todos, la producción manufacturera de productos textiles fue relegada al cuarto lugar, detrás de la industria alimenticia, la metalmecánica y la química y engloba al 12% de las empresas que existen en el municipio de General Pueyrredon.
Para conocer con mayor profundidad el estado de situación de la industria y la vigencia de la ciudad como referente del sector, desde Portal Universidad nos pusimos en contacto con Guillermo Fasano, presidente de la Cámara Textil de Mar del Plata.
Sobre este aspecto, Fasano dijo: “La ciudad tuvo una temporada muy buena, con un número récord de turistas pero en el sector textil no la vivimos de la misma manera. Al menos en el sector que produce sweaters y pullovers no se pudo vivir con el mismo entusiasmo tener una ciudad llena de visitantes porque es una realidad que no se vio reflejada en las ventas. Intentando hacer un análisis posterior a lo que sucedió, uno de los factores es que se produjo un cambio en el público que visita la ciudad. Fue una temporada que se destacó por el turismo joven y esto se ve reflejado en las estadísticas: el turista joven no es el cliente al que apuntamos nuestros productos”.
“Otro de los factores que es muy evidente es la fuerte pérdida de poder adquisitivo, producto de la inflación, que deteriora los salarios de los trabajadores y aumenta mucho el precio de nuestros insumos. Nuestro gran problema es que tenemos una estructura de costos que tiene un 37% de insumos que son importados. La situación está descontrolada y eso hace que nuestros precios suban y las ventas caigan. Por estas situaciones no se replicó en el mostrador, en la venta al por menor al menos, la cantidad de gente que vino a la ciudad”, lamentó.
En el mismo sentido se refirió a las dificultades con las que se enfrentan y profundizó sobre el impacto negativo que tiene la inestabilidad económica a la hora de fijar precios a los productos. Sobre este aspecto dijo: “Es necesario hablar del costo de reposición. Cuando uno ve un producto en la vidriera tiene que saber que en realidad el fabricante y el comerciante pusieron el precio pensando en lo que van a tener que pagar en junio, cuando necesiten reponer ese producto. Con una inflación cercana al 10% mensual, si uno calcula que lo va a cobrar recién dentro de 2 meses en promedio, se imaginan los costos y se aumenta el valor”.
“Con una inflación anual superior al 100%, los comerciantes se ven obligados a trasladar esa previsión al valor de los productos y esta situación se verifica en las listas de precios de todos los comercios. Nosotros no somos formadores de precios, no hay grandes monopolios y tenemos competencia entre nosotros, por eso es importante destacar que estos aumentos desmedidos, que tanto nos afectan, tienen origen en el costo de reposición. Donde sí tenemos sectores monopólicos que fijan los precios es en el área de los insumos y hace un año que tenemos un problema de faltantes. Esta semana por ejemplo cerró una de las hilanderías más grandes del país. La realidad es que se vive una situación muy complicada”, aseguró.
Asimismo, Fasano comparó la situación con temporadas pasadas y recordó: “Venimos de dos temporadas muy particulares con la influencia de la pandemia. El año pasado hubo pre viaje y eso influyó un poco en las ventas, porque mucha gente venía con la necesidad de utilizar sus tarjetas para obtener el descuento y este año no. Es difícil hacer una comparación porque venimos atravesando períodos muy inestables y sin duda la inflación es una complicación muy importante para el sector”.
¿Somos la Capital Nacional del Pullover?
A mediados de la década del 40 comenzaron a instalarse en la ciudad las primeras empresas y para los años 70 la ciudad se encontraba consolidada como polo nacional en la industria de la confección de sweater y pullovers. Frente a la situación actual de la industria y la capacidad de retener el título de “Capital Nacional del Pullover”, Fasano expresó: “En los 70 Mar del Plata ostentaba el monopolio de la fábricas de pullover a nivel nacional porque es un producto que empezaron a fabricar los inmigrantes italianos. Estos inmigrantes que arribaron en grandes cantidades a la ciudad, muchos para trabajar en la pesca, trajeron también este oficio del viejo continente y comenzaron a fabricarlo acá. El proceso tenía sus automatizaciones y un sistema de confección con máquinas, pero eran máquinas manuales”.
“Las particularidades de la ciudad, donde se contrastaba una fuerte temporada de verano con un invierno con menos oportunidades de trabajo, hicieron que los trabajadores tejieran durante todo el invierno e intentaran vender esa producción en verano. Por esta situación comprar sweaters y pullovers se transformó en un clásico para los turistas. En Buenos Aires el producto no existía y un feo día de playa era la excusa perfecta para cumplir con esa meta obligada de comprar un pullover en Mar del Plata”, contó.
Sin embargo, la situación comenzó a cambiar con el avance de los años y la industrialización de los procesos de fabricación. Al respecto, el presidente de la cámara textil dijo: “Con la llegada de la máquina automática computada, a partir de la década de los 80, se empezó a perder gradualmente esa exclusividad. Muchas fábricas se instalaron en los alrededores de la Ciudad de Buenos Aires. Mar del Plata fue perdiendo ese monopolio y también el liderazgo sobre la cantidad de sweaters producidos. Hoy en día, en Mar del Plata tenemos un perfil más artesanal, de diseño y calidad superior, pero que apunta a un cliente más selecto y que tal vez no es tan convocante como en esos años. Hoy la gente tiene la opción de comprar también un pullover en Buenos Aires y no resigna ese día de vacaciones para ir a hacer la compra en la ciudad”.
“Esto se observa año a año en Juan B. Justo, que históricamente fue posicionada como la avenida del pullover. Se desarrolló este sector porque se encontraba al lado del puerto, donde más arraigada se encontraba la comunidad italiana en la ciudad. Para tener una idea, en los años 70, los turistas hacían filas de más de una cuadra esperando que los locales textiles abrieran y comenzaran a vender. Eso fue cambiando y el sistema comercial también. A pesar de esta merma en el comercio de mostrador, Mar del Plata tiene una industria textil de la fabricación del sweater muy importante y es reconocida a nivel país. La marca del pullover marplatense no se ha perdido, pero si sucede que los fabricantes tratamos de enfocarnos también en vender a todo el país durante el resto del año y tenemos que competir con productos fabricados en otras ciudades”, explicó.
Otras de las problemáticas que se observan en el sector es el alto grado de precarización laboral. Al respecto Fasano dijo: “La industria tiene un grado de informalidad muy grande. No hablamos solamente de la industria del pullover sino de todo el sector textil. La informalidad es mayor que el promedio general y es necesario realizar un análisis serio, estudiar las razones detrás de esa informalidad y tratar de resolverlo a partir de las causas”.
“A través de un diagnóstico que nos hizo la Fundación Observatorio PyME hemos elaborado un proyecto de ley para resolver el problema del desempleo y de la falta de registración laboral. Sin duda es una iniciativa compleja porque toca muchos intereses pero es necesario debatirlo porque es un problema estructural y no se resuelve con ninguna solución de coyuntura. No alcanza con la fiscalización sino que es necesario atender las causas de la falta de generación de empleo de calidad bien remunerado, que es el gran problema de Argentina”, concluyó.