Perros violentos: los ataques no deben asociarse con la raza del animal sino con su crianza
Según datos relevados por el Programa Nacional de Tenencia Responsable y Sanidad de Perros y Gatos del Ministerio de Salud de la Nación, en los últimos 15 años se registraron cerca de 90 muertes por accidentes con perros en Argentina. El dato que se destaca es que el 100% de los ataques son producto de negligencias de un dueño irresponsable y el 85 por ciento se trata de ataques que suceden dentro de una vivienda y que son sufridos por conocidos del animal.
Este número se eleva considerablemente si tenemos en cuenta los miles de ataques que producen heridas con secuelas pero que no llegan a producir una muerte y que cotidianamente generan impacto en los medios de comunicación.
Para profundizar sobre este tema e intentar dirimir si los animales violentos están definidos por su genética o por falencias en la crianza de los mismos, desde Portal Universidad nos pusimos en contacto con Osvaldo Rinaldi, presidente del Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires.
Sobre este aspecto, Rinaldi expresó determinantemente: “No hay razas de perros violentos. Lo que sí existen son perros que son potencialmente más peligrosos que otros porque sus características físicas les permiten causar mayor daño ante un ataque. No se trata de una raza particular sino de perros que tienen un tamaño arriba de los 20 o 25 kilos. Pero es importante aclarar esto, cualquier perro puede ser potencialmente peligroso sin importar la raza de la que se habla”.
“El temperamento del perro va a tener mucho que ver con la crianza que tuvo el animal y cualquier perro, sin importar el tamaño puede morder bajo las mismas circunstancias. Lo que pasa es que no es lo mismo que te muerda un dogo que un caniche. La gente en general tiene el concepto de que determinado tipo de razas como el Rottweiler, Dogo, Akita, San Bernardo son perros que son agresivos o pueden causar daños y lesiones pero realmente no es así. Hay muchos casos de perros mestizos de tamaño pequeño que atacan y actúan en jauría. Basta ir a cualquier guardia de un hospital público y al analizar estadísticamente las mordeduras de perros son muy frecuentes, con distintos tipos de gravedad. Muchas veces una mordedura pequeña deja secuelas, por ejemplo una mordedura en una mano puede resultar en la pérdida de la movilidad de un dedo. Cualquier perro puede tener acciones con consecuencias graves”, explicó.
En cuanto a los episodios que desencadenan estos ataques, Rinaldi dijo: “Cuando se da un ataque es importante comprender que existe una razón que motiva a los animales a actuar de esta manera. Muchos animales son criados y entrenados con una función de guardia y pueden interpretar una acción del humano como una amenaza. Un conocido de las personas de la casa sigue siendo un extraño que invade el espacio para el animal dentro de la vivienda. Ante estas situaciones en las que se cría a los perros con este objetivo, el animal puede ser agresivo sin importar su tamaño y ser muy reacio a dejarse tocar por cualquier persona”.
A lo que añadió: “A la hora de criar un animal es fundamental asegurarse que esté con la madre hasta los dos meses de vida porque la madre reprime determinado tipo de acciones que tiene ese cachorro. Este es el paso inicial para poder desarrollar una buena crianza posterior en las próximas 16 semanas. Este período es crítico para cualquier perro porque es donde aprende las reglas de interacción y socialización que aplicará el resto de su vida. Adiestrar a los perros para que tengan actitudes violentas es absolutamente desaconsejable y pretender que el perro sea guardián es lo que muchas veces conlleva a este tipo de episodios”.
Frente a las razones por las cuales se desaconseja este tipo de adiestramiento, el veterinario explicó que “cuando uno educa a perros con esas características, responden a una persona en particular que como tal se tiene que hacer responsable y tomar todos las medidas para que el perro no ataque a terceros, pero es muy complejo pretender que el perro pueda distinguir entre distintos tipos de extraños que invitamos al hogar. En una casa de familia este tipo de situaciones son complicadas, todos los años escuchamos que ocurren cinco o seis eventos de estas características”.
Por otro lado, Rinaldi se refirió a las medidas que se deben tomar con los animales tras un ataque y dijo: “Cuando hay heridos graves o se produce una muerte muchas veces los animales quedan judicializados y la justicia debe decidir qué temperamento adoptar con los mismos. Generalmente la justicia requiere la asistencia de un profesional, un veterinario etólogo que trabaje con la conducta y el comportamiento animal para tomar nota de las circunstancias del hecho y poder determinar, desde el punto de vista médico, la acción a tomar. No se puede condenar al perro por determinado tipo de actitud para la que tal vez fue entrenado, muchas veces uno encuentra que el animal reaccionó de forma lógica al adiestramiento que recibió. El contexto donde se desarrolla el perro es fundamental, vemos a diario perros con determinados tipos de conductas y son reflejos de lo que sucede dentro de esa familia”.
¿Qué dice la ley al respecto?
Existe en la provincia de Buenos Aires la Ley 14.107 que establece una normativa aplicable a la tenencia de perros potencialmente peligrosos para hacerla compatible con la seguridad de las personas y otros animales. Esta ley, que fue promulgada durante la gobernación de Daniel Scioli, nunca llegó a reglamentarse. Sobre este aspecto, Rinaldi dijo: “Lamentablemente no se llegó a aplicar aún y es una ley muy importante porque marca todo este tipo de cuestiones. Establece las condiciones que tiene que reunir un animal para ser considerado potencialmente peligroso y defina las acciones que se tienen que tomar al respecto sin hacer distinción de razas”.
“La ley establece que los dueños deberían tener determinados cuidados como registrar el animal mediante un chip o un tatuaje, el uso de correa y bozal en espacios públicos y explicita las responsabilidades que tienen los dueños sobre el accionar de sus animales. Lamentablemente no fue reglamentada y todavía no se pudo poner en vigencia. Sé que en el Municipio de General Pueyrredon se encuentra vigente desde el año 2015 la ordenanza 22.031 “Reglamento para la tenencia responsable de mascotas”, que pretende regular la situación. En otras localidades también tienen algunas ordenanzas en este sentido pero no son de cumplimiento masivo”.
Siempre que se vaya a incorporar un animal al contexto familiar, sin importar la raza, es fundamental consultar con un médico veterinario.
Finalmente, Rinaldi manifestó la importancia de consultar con un profesional veterinario antes de incorporar un perro o cualquier mascota al hogar para tener en cuenta cómo puede afectar a otros animales o la propia dinámica de la familia. Al respecto dijo: “Siempre que se vaya a incorporar un animal al contexto familiar, sin importar la raza, es fundamental consultar con un médico veterinario. El profesional es el único que va a poder informar y aclarar ciertas cuestiones que tienen que ver con la apropiada crianza del animal. La idea es que el perro no tenga inconvenientes y pueda convivir sanamente al incorporarse como un miembro más de la familia. Los problemas de convivencia humano-animal a causa de la mala crianza es algo que ocurre frecuentemente y los profesionales tienen las herramientas para evitar estos conflictos”.