Día mundial de la Libertad de Prensa: no se concibe una democracia sin una amplia y potente libertad de expresión

 

El día 3 de mayo fue proclamado como el Día Mundial de la Libertad de Prensa por la Asamblea General de las Naciones Unidas, siguiendo la recomendación de la Conferencia General de la UNESCO. La fecha se eligió para que coincidiera con el aniversario de la Declaración de Windhoek, en la cual los representantes de medios de comunicación africanos elaboraron un documento donde se recogían los principios de la libertad de prensa.

A 30 años de este acontecimiento histórico, con la irrupción de los nuevos formatos, las plataformas de redes sociales y su impacto sobre las estructuras mediáticas tradicionales, la importancia de defender y sostener la libertad a la hora de buscar, difundir y recibir información sigue tan vigente y relevante como en el momento en que se instaló la efeméride.

Para profundizar sobre este tema, desde Portal Universidad nos pusimos en contacto con Alberto Rodríguez, abogado, periodista y secretario de Comunicación y Relaciones Públicas de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Respecto de la importancia de la libertad de prensa, Rodríguez dijo: “A diario tratamos de ir forjando este concepto que hace a la libertad de expresión, que es un pilar de las políticas de derechos humanos y del funcionamiento de un sistema constitucional. No se concibe una democracia sin una amplia y potente libertad de expresión. La libertad de expresión es una cláusula constitucional de la vieja norma fundamental de 1853, que es tener la libertad de expresar ideas sin censura previa. Pero va más allá: la libertad engloba también la libertad de pensamiento, de opinión, de ir buscando y recibiendo informaciones y que uno no solo las pueda manifestar a través de aspectos que hacen a la cotidianeidad, sino también en distintos instrumentos, medios y redes. Asimismo tiene un costado que no aparece tan manifiesto que es el de la búsqueda y la recepción de información”.

“La libertad de expresión no solo tiene  una categoría individual sino que es un bien social. La ONU eligió este día en el marco de una actividad organizada por una de sus agencias, que es la que promueve la educación ciencia y cultura (UNESCO). En ese marco surgió la propuesta de un llamado de periodistas del continente africano de elaborar una declaración en Namibia sobre la independencia y pluralidad de los medios de comunicación. El objetivo de esta asamblea, que tuvo lugar hace 30 años, fue propiciar que en el día a día uno no tenga la posibilidad de verse conmovido por una cuestión de censura o algún tipo de castigo por expresar y manifestar sus pensamientos y sostienen que esto es el pilar basal de lo que hace  a la vida en sociedad”, explicó.

Esta declaración no surge porque sí, sino que es una respuesta frente a las constantes amenazas que atentan contra esta libertad fundamental. Sobre este aspecto, Rodríguez expresó: “Lamentablemente, a veces de manera directa y violenta se procede a cercenar este derecho y a veces de manera mucho más sutil, encubierta, indirecta. Hablamos de acciones que se toman desde el poder político, económico y en otros casos de entidades nacionales muy potentes que llevan a que esta cuestión tan elemental, tan cotidiana, que debería ser casi un elemento de no contradicción, siempre esté en riesgo”.

“De ahí que los colectivos de periodistas por un lado, algunas agencias académicas, marcos de encuentro y establecimientos de acuerdos a través de los Estados promuevan iniciativas  e incluso lleven rankings o mapas de donde la libertad de prensa se ve por lo menos en crisis. Paralelamente, el estado de esta libertad nos va dando una pauta de la calidad democrática que tiene cada uno de esos países”, aseguró.

El impacto de las redes sociales e internet

Las redes sociales cambiaron de algún modo las reglas del juego para los medios tradicionales, habituados a dirigirse de forma masiva a públicos segmentados y abrieron la puerta a que todos los individuos puedan participar activamente de la creación y divulgación de contenidos. Este rol del consumidor, que dejó de ser pasivo y se convierte en un actor dentro de la red, invitaría a pensar que existe un acceso más democrático y un aumento en términos de libertad de expresión. Sobre este aspecto, Rodríguez dijo: “Bienvenidas sean las nuevas herramientas, es para celebrar su irrupción pero es importante entender que lo que se vio en un inicio como un baño de oxígeno, como la posibilidad de no quedar atrapado en ciertos clivajes de la mano de los medios tradicionales, en verdad termina replicando sus principales problemáticas. La irrupción de la red de redes llevaba a que cada uno pudiera expresarse y pareciera que esto era un viaje sin fin a un reino de libertades. A poco de andar uno empezó a ver que muchos de los males que se veían en un formato analógico, de manera distinta comienzan a repetirse y aparecen otros elementos nuevos”.

“Debe ponerse el mismo celo, el mismo empeño en la difusión de las ideas, informaciones y opiniones que son llevadas por las nuevas tecnologías. Hay luces y sombras al respecto, pero no podemos maldecir esa oscuridad sino que tenemos que trabajar para que día a día se siga preservando una plena libertad de expresión, en un respeto a las intimidades, a los derechos humanos, a tener empatía en la comunicación. Muchas veces algunas redes sociales, al amparo de la impunidad que da el anonimato, empiezan a ser ámbito de mucha violencia, de mucha carga negativa y por otro lado hacen que quienes incursionan en ellas se encuentren con determinados sesgos, fruto de quiénes concentran los grandes motores de búsqueda. También nos encontramos con grandes empresas muy poderosas que llevan a determinados ordenamientos que insertan al usuario en burbujas. Esto hace que uno no pueda hacerse de un consumo pleno y libre sino que queda  atrapado en determinadas zonas gobernadas por dinámicas de libertad de mercado, y en términos de libertad de expresión, esa libertad no es tanta”, expresó.

Alfabetización mediática: una necesidad urgente

Una de las principales amenazas a las que se enfrenta la prensa en los últimos tiempos es la proliferación descontrolada de noticias falsas a través de las redes sociales. El problema es que el uso de herramientas para controlar lo que se publica en las redes conlleva la amenaza de que esas mismas herramientas se utilicen para censurar los contenidos. Al respecto, Rodríguez dijo: “Cuando hablamos de libertad de expresión, no podemos tener censura previa pero sí podemos hablar de consecuencias cuando hay un obrar injurioso o calumnioso que invade esferas de la intimidad. Se propicia un máximo régimen de garantías pero por otro lado es evidente que uno no puede consumir de manera inocente determinados discursos. Frente a las noticias falsas, las llamadas fake news, el derecho comparado nos da distintas respuestas, pero fundamentalmente quienes trabajamos en esto creemos que hay una necesidad de alfabetización mediática”.

Así como los escolarizados comienzan a tener los primero rudimentos de lo que hace al ámbito de la escritura o comprensión de un lenguaje matemático, de la misma manera se requiere una alfabetización en el orden al consumo de medios. El combate a las fake news tiene mucho de una impronta cultural, soy de aquellos que aborda desde una primera perspectiva este camino. El derecho tiene una carga muy potente en lo que hace a la punición, represión y castigo pero estas medidas son subsidiarias y deberían tomarse cuando han fallado todas las demás barreras. Cuando uno entra en el campo de las prohibiciones, las noticias terminan siendo muy malas, porque van de la mano del cercenamiento de esquemas de libertad”, afirmó.

Sobre este mismo aspecto, y vinculado a la importancia de contar con herramientas para reconocer las noticias falsas, agregó: “Hay jugadores sumamente interesados. Las noticias falsas no son accidentes, están deliberadamente montadas para comunicar, ya sea a través de imágenes, voces o incluso textos, acontecimientos, noticias y sucesos que han sido falseados de manera deliberada. Hay distintos estadios pero este es el más preocupante y  para eso hay que entrenarse, tener habilidades para reconocerlo. La pandemia puso en evidencia que las redes sociales son un vehículo propicio para el contagio de noticias falsas porque les permiten multiplicarse en términos exponenciales. Esto sucede por que circulan por redes, como Whatsapp, donde funcionan relaciones grupales, comunidades de gente próxima donde uno no hace el doble standard de validación fruto de ser ganado por la confianza”.

La alfabetización mediática tiene que ser una herramienta masiva que tiene que pensarse en currículas y capacitaciones dentro de la educación formal e informal. Asimismo, el rol de los medios públicos tiene una asignatura muy fuerte en lo que hace a combatir estos discursos falsos y discursos de odio o cuestiones que tienen una connotación altamente negativa. Pluralismo, libertad de expresión y un deber responsable de informar y opinar es la mejor manera de celebrar un 3 de mayo en lo que hace a la libertad de expresión”, concluyó.

 

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