El 70% de las mujeres que padecen trastornos de salud mental materna no son diagnosticadas.

El 3 de mayo, se celebró el Día Mundial de la Salud Mental Materna. Este día se lanzó en el año 2016, con el objetivo de concientizar acerca de los problemas de salud mental que sufren las mujeres durante y después del embarazo e incentivar la búsqueda de la ayuda adecuada.

El 70% de las mujeres que padecen trastornos de salud mental perinatal no son diagnosticadas.
Entre los más conocidos el llamado “Baby Blues” tiene una prevalencia del 50 al 70%,
se presenta con síntomas depresivos en el post parto inmediato y es un estado transitorio. Otro problema más grave es la Depresión Posparto que afecta a entre 10 y 20 por ciento de las mujeres puérperas.

Para entender sobre los problemas de salud mental que atraviesan las mujeres durante este período desde Portal Universidad nos comunicamos con el Equipo de Psicología Perinatal, Investigación, Capacitación y Asistencia (E.P.P.I.C.A) que forma parte de la Subcomisión de Psicología Perinatal del Colegio de Psicólogos distrito X.

“La enfermedad mental ha sido estigmatizada y más aún en el período perinatal donde la ganancia del bebé no permitía la tristeza, el malestar, la confusión y se depositaba todo el saber, supuestamente innato, en la madre para dar vida, alimentar, criar. Muchas de estas exigencias fueron decantando en una salud mental materna deteriorada, que es necesario abordar para que la maternidad sea un tiempo de disfrute tanto para la madre como para el bebé y la familia” comentaron.

Salud mental durante el embarazo

“Tanto en el embarazo como en la etapa posterior -en el parto y pos parto- la persona gestante atraviesa un proceso de cambio que implica una crisis vital, tal como la que ocurre en la adolescencia”, explicaron desde E.P.P.I.C.A. Este proceso consiste en una redefinición de la identidad de la persona en función de su historia personal, su situación presente, las características del bebé y la ubicación de ese niño en el encadenamiento histórico de esa familia, entre otros.

Además, es una etapa donde se producen muchos cambios: a nivel social, a nivel corporal y hormonal, “en este escenario hay sentimientos ambivalentes, ansiedades, angustias, temores, situaciones tensionantes o estresantes que varían tanto en la intensidad como en la duración, que pueden afectar la salud mental”, comentaron desde el equipo.

Según explican, gran parte de las problemáticas de salud mental durante esta etapa suelen provenir de: “la idealización del embarazo y la maternidad, y de expectativas sociales y culturales en torno a este momento de la vida. Socialmente se espera de la embarazada que éste sea para ella el mejor estado, un momento de plena felicidad y armonía”.

Gran parte de las problemáticas de salud mental durante esta etapa suelen provenir de la idealización del embarazo y la maternidad, y de expectativas sociales y culturales en torno a este momento de la vida. Socialmente se espera de la embarazada que éste sea para ella el mejor estado, un momento de plena felicidad y armonía.

En muchas ocasiones ese estado no aparece, y se produce una ambivalencia de sentimientos, temores, cuestiones angustiantes y elevados niveles de ansiedad. Y, “este malestar se intensificará si entiende que no está pudiendo cumplir con esa expectativa que recae sobre ella”, dijeron integrantes de E.P.P.I.C.A.

Lo que recomiendan las psicólogas es que la familia o la pareja pueda entender que el embarazo es un proceso de muchísimos cambios, de crisis vital y evolutiva, y “tomemos esto como la regla y no la excepción. Y de esa manera vamos a ayudar a esta persona a transitar esos estados con mayor aceptación”.

También es preciso entender que el embarazo no siempre es como otras personas lo han vivido, que cada embarazo es único, y que pueden darse situaciones del contexto que actúen como posibles factores de riesgo para la salud mental materna -por ejemplo, pérdidas gestacionales anteriores, tratamientos prolongados de fertilidad, problemas de pareja, la pérdida de algún ser querido, una situación económica adversa, de desempleo o empleo precarizado, entre otros.

Además del acompañamiento de la red familiar y de apoyo de la gestante, recomiendan de ser necesario acudir a psicoterapia individual o vincular con un/a profesional especializado/a en Psicología Perinatal, interconsulta con médico psiquiatra de ser necesario, la inclusión de la pareja o la familia en el espacio terapéutico y grupos de apoyo de pares.

La salud mental posparto

La depresión posparto es un trastorno del estado de ánimo que ocurre en los primeros meses después del nacimiento y que se encuentra dentro de un espectro de diagnósticos relacionados con el embarazo. “Las adaptaciones corporales, psicológicas y sociales, tales como el cambio de rol a nivel familiar, el vínculo con él bebé, la nueva responsabilidad asumida y los cambios en el cuerpo pueden alterar el estado de ánimo y producir una depresión posparto” explicó el Equipo de Psicología Perinatal.

El inicio de este trastorno de salud mental no necesariamente es en las semanas siguientes al parto, sino que puede variar. Entre los síntomas que se pueden identificar se encuentran la sensación de agobio, el llanto persistente, la falta de lazos de afecto con el bebé, las dudas sobre la propia capacidad para cuidar de sí misma y del bebé. E.P.P.I.C.A agrega: “Sentirse triste, cansancio o pérdida de energía, alteraciones en el sueño, irritabilidad, sensación de culpa, ansiedad y aislamiento” y asimismo comentan que si alguno de los síntomas empeora o dura más de dos semanas, “se debe considerar la posibilidad de buscar apoyo, lo más importante es cuidarse a una misma y priorizar la salud propia y la del bebé”.

Ante el diagnóstico de una depresión postparto, la psicoterapia es una de las mejores opciones para trabajar con las mujeres “en relación a sus inquietudes sobre la maternidad, sus emociones y sentimientos y donde pueden surgir aspectos actuales, intergeneracionales y transgeneracionales a revisar”.

“Junto con otras disciplinas como la psiquiatría y clínica médica en general, es importante el relevamiento de los factores psicosociales presentes en el escenario de vida de la paciente y la medicación pertinente, si fuera el caso, para ayudar a que este espacio psicoterapéutico pueda contener a la madre en todo su sentir”, explicó el equipo.

Si bien la depresión posparto es un problema de salud mental que debe ser tratado con la importancia que se merece, no debe confundirse con la llamada tristeza postparto o “Baby Blues”, “una alteración del estado de ánimo que tienen una intensidad y duración variable pero que no constituyen per se un cuadro psicopatológico”.

Hay personas que son más susceptibles a atravesarlo según el contexto e historia personal y los síntomas más comunes son son tristeza, irritabilidad, sentimientos de ambivalencia con el recién nacido, labilidad emocional y ansiedad. “Resulta imperioso informar al grupo familiar que se trata de un suceso propio del episodio del nuevo nacimiento, con una aparición dentro del segundo a cuarto día después del alumbramiento y con una duración limitada, de dos a tres semanas”, es decir, es un estado transitorio. 

Pero igualmente se debe estar atento si la sintomatología, intensidad y duración se ven en aumento, “es relevante el diagnóstico diferencial con la depresión postparto que sí constituye un cuadro que requiere atención específica e interdisciplinaria”, comentaron desde el equipo.

El vínculo madre-hijo

La depresión posparto puede afectar la relación madre-bebé de distintas maneras. Al consultar con el Equipo de Psicología Perinatal, manifestaron que “debido a los síntomas depresivos, la mamá podría tener dificultades para conectarse emocionalmente con su bebé y en consecuencia carencia para responder adecuadamente a las necesidades de su hijo o hija”.

En ese mismo sentido, los síntomas afectan el comportamiento propio de la persona que padece este tipo de depresión puede impactar en el establecimiento del vínculo. El área de comunicación, que tiene que ver con “hablar, mirar, sostener a su bebé y construir una relación comunicativa y afectiva” puede sufrir dificultades.

Sin embargo desde E.P.P.I.C.A destacan que todos estos síntomas y sus posibles efectos son transitorios: “Con la adecuada ayuda psicológica y acompañamiento de la red de sostén, la presencia de este cuadro no será determinante para la salud de la madre o del vínculo”.

También puede gustarle...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *