Casi 150 personas de Mar del Plata y la zona esperan un trasplante de órganos

El 6 de junio se celebra el Día Mundial de los Pacientes Trasplantados, promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). El objetivo del día es promover la donación de órganos y así dar otra oportunidad de seguir viviendo a aquellos pacientes en espera que la necesitan.

Desde Portal Universidad nos comunicamos con Diego Fernández, médico cirujano y presidente de la Fundación Mar del Plata Trasplante para entender la importancia de este día y cómo es la situación en la ciudad.

“Hay que desterrar mitos, sacar dudas en lo que concierne a la donación de órganos. Siempre deja una incógnita como la posibilidad de que se puede hacer de forma clandestina, que es imposible. Quienes lo vivimos día a día nos damos cuenta que es un milagro que esto pueda existir, tienen que coincidir demasiados engranajes del proceso para que uno pueda recibir un órgano adecuado y pueda seguir viviendo”, dijo el médico. A lo que agregó: “cuando esto ocurre y este milagro funciona es un renacer. Las personas recuperan su calidad de vida y sabemos que una el órgano de una persona fallecida biológicamente no va tener funcionalidad y desde el punto de vista emocional podemos hacer mucho bien dejándolos aquí en la tierra”.

La Fundación de la que Fernández es parte viene trabajando desde noviembre 2010 con el Programa de Trasplante Hepático en la ciudad, para hacer trasplantes de hígado: “Entendimos que la fundación trabajando para los pacientes y para los que necesitan un trasplante debía hacer hincapié en la comunicación, tratando de comunicar bien lo que es la donación de órganos, entendiendo el proceso y haciéndonos poner del otro lado”, explicó y además dijo que hay que muchas veces las personas tienen la óptica de ser posibles donantes, pero no consideran que tal vez en futuro sean ellos mismos quienes tengan la necesidad de un trasplante.

La situación en Mar del Plata

Mar del Plata tiene una larga historia en donación de órganos, principalmente impulsada por Graciela de Errea, referente en la ciudad que trabajó durante más de 30 años en el tema, que inició su camino en la lucha por la donación de órganos por un caso en su círculo íntimo. Su experiencia la llevó a ser reconocida a nivel provincial y nacional, hasta su fallecimiento en febrero de este año.

Gracias a esta lucha la ciudad tiene un programa de trasplantes renales que es “muy frecuente, se hacen entre 15 y 20 por año”, dijo Fernández. A ello se le suman los trasplantes hepáticos, de entre 5 y 10 por año, de córnea, entre otros.

“Probablemente tengamos pacientes de trasplante cardíaco pulmonar más adelante. La tecnología y las especialidades van mejorando y se van distribuyendo en las ciudades del interior, antes solo ocurrirán en Buenos Aires o había que irse al exterior. Hoy tenemos un trasplante cada 6 horas en el país”, comentó el médico cirujano que además comentó que muchos de ellos suceden en Mar del Plata.

En el caso de la pandemia, la ciudad fue una de las primeras en hacer trasplantes después del aislamiento social. “Tuvimos un descenso muy grande de la donación de órganos durante la pandemia y lentamente vamos recuperando valores y números que tuvimos. Supimos ser modelo a nivel europeo y los mejores niveles de Norteamérica en donación de órganos pre pandemia: teníamos 15 o 26 donantes por millón de habitantes y hoy estamos trabajando para recuperar esos números”, explicó.

Actualmente hay 7500 personas en todo el país que esperan un trasplante, de los cuales 4000 son de la Provincia de Buenos Aires y 150 de la zona de mar del plata y aledaños. “Es un número interesante que supo ser mayor, hemos llegado a 9000 y de a poco va descendiendo, aunque a medida que trasplantamos van ingresando nuevos pacientes en lista”. De esta lista un tercio pierden la vida por la espera o por una condición de la enfermedad que no lo hace compatible para recibir el órgano.

El proceso de donación

El trámite para la donación hoy en día se ha agilizado debido a la Ley 27.447, más conocida como “Ley Justina” en homenaje a Justina Lo Cane, la chica de 12 años que falleció el 22 de noviembre de 2017 a la espera de un corazón. En ella se dispone que “toda persona mayor de 18 años es donante de órganos o tejidos salvo que haya dejado constancia expresa de lo contrario”, según expresa la ley.

Si no manifestamos la negativa damos la positiva. Hoy deberíamos decir que no, más que decir que sí, pero decir que sí es importante. En el carnet de conducir se declara y queda grabado en el sistema, en la página del INCUCAI (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante) o de Mi Argentina”, comentó Fernández y manifestó que también es importante manifestar la voluntad a nivel familiar o en el grupo cercano.

El tema de la recepción del órgano si es más compleja. Para poder ser candidato a un trasplante la persona debe transcurrir una enfermedad crónica con pérdida de función del órgano. “Eso va auditado por el INCUCAI y una vez que da la positiva se lo coloca al paciente en lista. Ahí se trabaja un sistema con actualizaciones semanales y mensuales. El paciente cuanto más grave está lo va colocando y le va asignando diariamente una posición, que puede ser desde el primero a estar en emergencia nacional o puesto 200”, resaltó Fernández.

En su momento existía un límite de edad para donar y recibir que era de 65 años. Hoy se extiende hasta los 70 y es una barrera importante. “La edad biológica no tiene que ver con la edad cronológica, en muchos casos tenemos pacientes de 50 que no están aptos para recibir un trasplante y a veces tenemos otros mayores que sí”, explicó el presidente de la Fundación.

Fernández también compartió su opinión respecto a aquellos que desinforman sobre el tema, tales como el diputado nacional Javier Milei. “Es un personaje que busca ruido político, repudio y me adhiero al INCUCAI y a la sociedad científica y médica. Da lástima porque es un trabajo que lleva muchos años en nuestro país y si hay algo transparente y bueno en nuestro país es el Incucai, jamás en toda la historia hubo una denuncia de algo irregular. Más allá de los preceptos de libertad que lleva adelante esta persona, que podrían ser charlables, embarran la situación de este trabajo que se lleva adelante”.

“Lo que se sabe es que comercializar este sistema solo genera más desigualdad e inequidad en el acceso a los órganos. La donación debe ser un acto altruista de amor y caridad y desdibujarlo lo transformaría en una cuestión comercial y económica, la verdad que esta propuesta aporta confusión. Donar órganos salva vidas y hoy lo podés recibir independientemente de tu capacidad económica. El 40% de los pacientes trasplantados son de la salud pública, no tienen obra social, los hemos apoyado en darles habitaciones para el pos trasplante, comida, asistencia, trabajo, lo mejor es trabajar así sin meter la variable económica en el medio”, agregó el cirujano como reflexión.

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