Higiene menstrual: desigualdad por el hecho de ser

*Por Martina Leder Kremer

La brecha de género se presenta en todas las facetas de la vida. Aunque la mayoría de sus razones de ser provienen de viejos preceptos patriarcales culturales que se perpetuaron a lo largo de la historia, existen patrones de discriminación meramente por el hecho ser.

Algo biológico y tan inevitable cómo la menstruación acrecienta la brecha de género. La menstruación es un factor de desigualdad.

En Argentina, según datos del Ministerio de Economía, son casi 12 millones las niñas, adolescentes, mujeres y personas que menstrúan. Datos del último censo exponen que en Mar del Plata viven 355.574 mujeres, las cuales menstruan, menstruaron o menstruarán en algún momento de su vida. Sin embargo a lo largo de este período estas experimentan obstáculos por el acceso a productos de gestión menstrual como toallitas, tampones o copas menstruales que tienen graves consecuencias en su salud, educación y vida laboral.

Partiendo del hecho de que las mujeres ganan menos que los hombres se puede afirmar que en Argentina existe una feminización de la pobreza. El “Informe sobre la participación de las mujeres en el trabajo, el ingreso y la producción” del Observatorio de las Violencias y Desigualdades por Razones de Género observa que “Las mujeres perciben ingresos que, en promedio, son un 28,1% menores que los de los varones. Esta brecha se amplía al 34,6% en el caso del empleo asalariado informal, mientras que se reduce al 23,9% en el caso del empleo asalariado registrado”.

El importe de los productos de higiene y contención del sangrado representan un valor económico para las mujeres que los hombres no tienen ni que pensar en costear. Esto afecta aún más a las mujeres de menores ingresos.

Según un informe de la Dirección de Economía, Igualdad y Género del 2022, el costo anual de menstruar se encontraba entre $4.028 y $5.135 dependiendo del producto elegido. Esto representaba el 70% mensual de una Asignación Universal por Hijo o el 38% de una Canasta Básica Alimentaria. Solo queda imaginar cuánto es el monto un año después, con una inflación general anual, según INDEC, del 94,8%.

COSTO ECONÓMICO Y SOCIAL DE LA MENSTRUACIÓN. FUENTE: DEFENSORÍA DEL PUEBLO PROVINCIA DE BUENOS AIRES

En Argentina además en el precio de los bienes se incluye el Impuesto al Valor Agregado. A diferencia de otros países, este también está incluido en los productos de gestión menstrual. En palabras de movimientos feministas: “un impuesto por menstruar”.

Las mujeres de menores ingresos, que ya se encuentran en una posición de desigualdad aún peor primero frente a los hombres, y luego frente a las mujeres con mayor poder adquisitivo, encuentran en la menstruación otro motivo que impide su progreso. Niñas y adolescentes faltan a la escuela o a sus actividades recreativas, lo que afecta uno de los derechos del niño más importantes: la educación. Las mujeres adultas se ausentan de sus espacios de trabajo o dejan de asistir a la universidad lo que afecta sus oportunidades económicas.

Las mujeres adultas se ausentan de sus espacios de trabajo o dejan de asistir a la universidad lo que afecta sus oportunidades económicas.

En países como Francia esta desigualdad fue identificada de tal manera que el Gobierno de anunció que reembolsará los productos reutilizables, tales como ropa interior absorbente o copas menstruales, a todas las mujeres menores de 25 años a partir del 2024. «La precariedad menstrual es una realidad que afecta a demasiadas mujeres. Es una injusticia diaria», declaró la primera ministra Élisabeth Borne.

En España existe una ley que permite a las trabajadoras que sufren de dolores menstruales pedir licencias médicas. Escocia se convirtió en el primer país del mundo en ofrecer productos sanitarios gratis en 2020 y el Reino Unido eliminó el impuesto a los mismos en 2021.

No es necesario ir tan lejos. En Argentina existen provincias que sancionaron leyes de acceso igualitario a la gestión y salud menstrual -Tucumán, San Luis, Catamarca y Chaco –  y otras que  lanzaron programas de distribución gratuita de productos o descuentos en las compras de estos – La Rioja y Misiones. En la provincia de Buenos Aires, hay por lo menos 34 municipios que han tomado acciones respecto a esto y cuentan con ordenanzas o programas de compra y distribución gratuita de productos.

No sería nada descabellado entonces, pensar que el sexto conglomerado urbano del país debería tener una legislación del estilo, o alguna estrategia de salud pública que permita a las personas menstruantes del municipio de General Pueyrredon asistir a la escuela y el trabajo normalmente.

Hace casi un año se aprobó en el Concejo Deliberante un proyecto impulsado por el Programa de Género y Acción Comunitaria coordinado por la Facultad de Ciencias de la Salud y Trabajo Social de la UNMDP. La ordenanza contempla la creación de un Programa Municipal de Salud Menstrual que incluye la repartición de productos y campañas de promoción e información.

Al día de hoy las mujeres de Mar del Plata y Batán siguen esperando que este se reglamente e implemente. Si según la Ley máxima todos somos iguales entonces el poder político debe llevar adelante acciones que efectivamente le garanticen este derecho a las mujeres y personas menstruantes, y las igualen con sus pares.

*Estudiantes del MediaLab, primer Laboratorio de Redacción para Medios Digitales. Se trata de un sistema experimental que consiste en el trabajo periodístico, de producción propia, que desarrollan alumnos del Taller de Redacción para Medios Digitales, correspondiente a la Tecnicatura de Periodismo Digital que se dicta en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

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