José María Minella, el estadio que no pudo ser

* Por Andrés Cardoso para el #MediaLab de Portal Universidad

El Mundialista de la ciudad de Mar del Plata fue inaugurado en 1978 con el fin de ser una de las grandes sedes del mundial de fútbol de dicho año. A su par, nacían otras dos propuestas extremadamente similares en las ciudades de Córdoba y Mendoza. Aunque a fines de los años ‘70 se debía prestar suma atención para diferenciar a uno de los
otros, en la actualidad el edificio perteneciente a la ciudad balnearia resalta sobre el resto por un aspecto en particular: la desidia.

Todos ellos fueron construidos desde cero bajo la logística del Ente Autárquico Mundial 1978, una entidad creada por la Junta Militar de Gobierno con el principal objetivo de albergar la máxima competición de la FIFA. Por ende, desde su concepción, se trataron de recintos sumamente similares en el aspecto arquitectónico.

Los estadios creados por el EAM’78, desde el primer cimiento manchados por la corrupción

La fundación del ente gubernamental se dió en 1976, año en el cual se llevó a cabo el último golpe de Estado cívico-militar, y fue uno de los grandes focos de corrupción y desvío de fondos por quienes comandaban la República Argentina en aquel entonces.

La misma comenzó bajo el comando de su primer presidente, el general Omar Actis, quien en el mismo mes de su asunción fue asesinado en sospechosas condiciones y al cual más tarde lo reemplazaría el general de brigada Antonio Luis Merlo.

Jorge Rafael Videla en el acto de velatorio del General Actis, primer titular del EAM’78.

Desde su génesis, estos tres recintos deportivos fueron parte de una serie de vaivenes entre incapacidad logística y malos usos de las autoridades otorgadas con un único fin, llevar a cabo la Copa Mundial 1978 en el país. Por esto mismo, cobran sentido los dichos del ex secretario de Hacienda, Juan Alemann quién acusó una dilapidación del dinero y la falta de una liquidación definitiva de los gastos efectuados por el ente autárquico.

Durante los años que tuvo a cargo del poder ejecutivo a la Junta Militar de Gobierno, el ente responsable de la organización argumentó constantemente que los beneficios que ingresarían al país superarían a los gastos en un 30%. No obstante, y a pesar de que las fuentes oficiales declararon cálculos diez veces menores, el diario El País de España -en una exhaustiva investigación durante el año 1982- pudo esclarecer que el monto total de la realización del evento ascendió hasta 70.000 millones de pesetas (517 millones de USD), de los cuales 40.000 millones fueron destinados a organización y estadios. Cuatro años más tarde, el comité a cargo de llevar a cabo la posterior Copa Mundial de Fútbol declaró gastos por una cifra casi cinco veces menor.

Uno de los grandes datos a tener en cuenta es que el Gobierno de facto derogó el decreto 1261/77, el cual eximió al organismo deportivo de llevar registros de su gestión, por lo que nunca presentó un balance de costos sobre el Mundial y, que al mismo tiempo, permitió que el EAM’78 pudiera abstenerse a la reserva durante el ejercicio. Dicha medida prestó a grandes sospechas durante las construcciones de los estadios, y donde la del José María Minella no fue la excepción.

Finalizado el mundial de fútbol que contará con Mar del Plata como una de las sedes que albergará seis cotejos durante la fase de grupos, quedaría para la posterioridad un excelentísimo recinto para la realización de eventos multitudinarios como recitales u otros torneos deportivos, el novedoso José María Minella -catalogado así posteriormente por el periodista Mauro Trucco, en honor al destacado futbolista y director técnico marplatense-,
con capacidad para 35.180 espectadores.

Imagen: Papelitos, 78 historias sobre un mundial en dictadura.

En lo inmediato, tendría otros grandes eventos como el recital de Freddie Mercury junto a Queen en 1981, o la colectiva jura de bandera ante 50.000 personas durante la guerra de las Malvinas en 1982. Más tarde se asentaría como lo que fue un campo recurrente en la realización de recitales de artistas nacionales e internacionales, y en la casa de los torneos de verano del fútbol nacional.

El último gran punto de inflexión estuvo en las reformas de cara a los Juegos Panamericanos 1995 que tendrían a Mar del Plata como anfitrión. En la realización de las mismas, el establecimiento que aún tiene dependencia directa de la Municipalidad de General Pueyrredón recibió cambios de butacas, reparación de sanitarios y cabinas de transmisión, y un mantenimiento general de la infraestructura. Esta renovación no fue únicamente un aspecto positivo para la continuidad de los acontecimientos habituales del recinto, sino también para volver a ser parte de un Mundial de fútbol; en esta ocasión, como sede del grupo F y un cotejo del cuadro final en el Sub-20 del año 2001.

No obstante, luego de sus primeras dos décadas de apogeo, el estadio mundialista de Mar del Plata entró en un estado de abandono total y, en comparación a sus “hermanos” de Córdoba y Mendoza, al día de la fecha se encuentra sin nuevas refacciones lo que lo torna irreconocible. La principal diferencia entre estos es que, tanto el Mario Alberto Kempes como el Malvinas Argentinas, contaron con un gran proceso de modernización de cara a la Copa América 2011 -los cuales hasta ese entonces también sufrían acusaciones de no haber recibido grandes modificaciones desde sus inauguraciones-.

Es por ello que el Portal se contactó con uno de los medios deportivos que acude habitualmente al estadio cordobés en las coberturas del Club Talleres para intentar comprender semejante disimilitud. “Hubo una importantísima obra para principios de la década pasada la cual benefició a la provincia con la obtención de uno de los estadios más modernos de Sudamérica”, destacó Ignacio. De esta manera, y sin percibirlo, el periodista mencionó una diferencia circunstancial: tanto los recintos deportivos de Córdoba como el de Mendoza son de dependencia provincial, mientras que el de “La Feliz” es municipal.

La triste contemporaneidad del estadio marplatense

En la actualidad, el José María Minella es utilizado únicamente por Aldosivi y Alvarado para hacer de local y se encuentra en un estado de desidia que ha llevado en septiembre del 2021 a la clausura total de la platea techada por riesgo de caída de su mampostería.

En la misma, se encuentran los palcos para periodistas, quienes actualmente cuentan con acreditación limitada debido a la peligrosidad que representa hacer uso de las mismas. Al mismo tiempo, la inhabilitación ha llevado a la reducción del aforo a 19.000 lugares.

Por consiguiente, en marzo del 2022 se deslizó la posibilidad de la realización de un estudio técnico bajo la responsabilidad de la UNMDP con el objetivo de reconocer las intervenciones y tareas necesarias para la recuperación del edificio. La presupuestación fue de entre 13 y 20 millones de pesos, y pese al impulso de concejales de la oposición, dicho estudio sobre los daños estructurales nunca fue llevado adelante debido a que, según el titular del Ente Municipal de Deportes “es un gasto que no estuvo incluido en el presupuesto anual”.

Es así como al día de la fecha el malestar y la preocupación por esta instalación municipal se presenta no solo en los propios, sino también en los “extraños”, quienes al visitar el Mundialista quedan sorprendidos por el estado en el que se encuentra y toman capturas para luego compartirlo en redes sociales, como es el caso del usuario @bundeslumpen en Twitter, quien llegó a comprar al estadio con una ruina post soviética.

Sin embargo, a principios del año corriente nació una luz de esperanza entre lo que parecía un sin fin de negatividad para el José María Minella: las célebres reuniones entre Guillermo Montenegro (intendente de la ciudad) y Claudio “Chiqui” Tapia (presidente de AFA). En ellas se barajó la idea de que Mar del Plata, gracias a su atractividad turística y capacidad hotelera, se convirtiera en la nueva casa de las selecciones nacionales como, por ejemplo, lo es Wembley para la selección inglesa de fútbol. De esta forma, la Asociación del Fútbol Argentino tomaría las riendas del complejo bajo una concesión que le permitiera ser el propietario que desembolsará el capital necesario para la reconstrucción del estadio.

A pesar de ello, la información hasta la fecha es que las negociaciones no prosperaron, al igual que las esperanzas de una remodelación del complejo; fue así que lo dejó en claro Montenegro en diálogo junto a La Capital. “Me encantaría tener el mejor estadio de la Argentina, pero hay cosas más necesarias y que el vecino necesita más”, argumentó el máximo mandatario del partido bonaerense.

En definitiva, la historia del estadio Mundialista marplatense se vio bajo administraciones que, por distintos tipos de irregularidades o la falta de dinero, no concretaron remodelaciones ni el mantenimiento correspondiente que sacase máximo provecho a una de las plazas más valiosas de la República Argentina. Mientras tanto, sus pares son centros
recurrentes de grandes eventos deportivos y musicales.

*Estudiantes del MediaLab, primer Laboratorio de Redacción para Medios Digitales. Se trata de un sistema experimental que consiste en el trabajo periodístico, de producción propia, que desarrollan alumnos del Taller de Redacción para Medios Digitales, correspondiente a la Tecnicatura de Periodismo Digital que se dicta en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

También puede gustarle...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *