Semana del Parto Respetado: la importancia en el vínculo madre-hijo
La semana pasada se desarrolló, como todos los años, la Semana Mundial del Parto Respetado. Esta efeméride nación en Francia en el año 2004, y cada año se establece un lema que se toma en todos los países que revindica esta semana para visibilizar la temática, promover su difusión y realizar acciones de concientización.
En Argentina, este año se cumplen también 20 años de la sanción de la Ley de Parto Respetado (Ley 25.929). La provincia de Buenos Aires adhirió a esta Ley en 2020, mediante la sanción de la norma 15.188. En la misma manifiesta que las claves para un parto respetado son:
- Elegir la persona que la acompañará durante el trabajo de parto, parto y postparto.
- Elegir en qué posición dar a luz.
- Que se respeten los tiempos biológicos y psicológicos; evitando prácticas invasivas y suministro de medicación sin justificación.
- Ser informada sobre las distintas intervenciones médicas y participar en las decisiones sobre las alternativas.
- Decidir no ser parte de ningún examen o intervención cuyo propósito sea la docencia o investigación.
- Permanecer en contacto durante su permanencia en el establecimiento.
- Recibir información comprensible y continuada sobre la salud de su hija o hijo.
- Dar el consentimiento informado sobre cualquier práctica médica que se le realice a la o el recién nacido.
- Tener acceso continuado a su hija o hijo mientras la situación clínica lo permita, así como a participar en su atención y en la toma de decisiones relacionadas con su asistencia.
- Recibir asesoramiento e información sobre los cuidados.
🤰 El parto es respetado cuando vos podés elegir
❗ Tus tiempos y elecciones deben ser escuchados.
🪶 El parto respetado está contemplado en la Ley N° 25.929.
📞 Más información 0800-222-3444 Salud Sexual pic.twitter.com/tc4maDaN2a
— Ministerio de Salud de la Nación (@msalnacion) May 19, 2024
Según datos del Ministerio de Mujeres y el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, en la misma la tasa de cesárea es del 36%. La cesárea es una intervención que trae más complicaciones ya que dificulta el vínculo con la o el recién nacido, aumenta el riesgo de infección puerperal, prolonga los tiempos de internación, aumenta la chance de que tengan otras cesáreas y que no ha demostrado ni reducir la mortalidad materna ni neonatal. Por otra parte, la episiotomía en primíparas es cerca del 42% y se trata de una práctica que la Organización Mundial de la Salud desaconseja y que debería ser de excepción. El cuidado prenatal precoz que se realiza en el primer trimestre del embarazo, que disminuyó producto de la pandemia, es estructuralmente en la Provincia del 40%.
El movimiento autoconvocado argentino “Mi parto, mi decisión”, que lleva adelante la campaña nacional contra la violencia ginecobstétrica informó: “A 20 años de la ley de Parto Respetado aún no se implementa en – casi – ninguna institución del país. A 20 años de su sanción la violencia ginecobstétrica continúa cruelmente sobre nuestros cuerpos”.
Desde Portal Universidad nos comunicamos con el Equipo de Psicología Perinatal, Investigación, Capacitación y Asistencia (E.P.P.I.C.A), para conocer que cuestiones de salud mental afectan a las madres y cuáles son las consecuencias para el vínculo madre-hijo dependiendo de como se lleve adelante el proceso de parto.
Salud mental: previo, durante y posterior al parto
Sobre la salud mental en el proceso de gestación, desde EPPICA explicaron. “Quienes trabajamos en Psicología Perinatal sabemos que la gestación es una etapa de vulnerabilidad psíquica. Los procesos que se dan durante el embarazo, sumado a las transformaciones neurobiológicas, los cambios en el propio cuerpo, la construcción de una nueva identidad, el cambio de estatus social y el efecto de variables socioeconómicas y culturales, pueden favorecer la reactivación de crisis pasadas, traumas, duelos, e incluso generar nuevas crisis y malestar”.
A su vez, manifestaron que, si bien los procesos de padecimiento psíquico suelen normalizarse con el posparto, también pueden aparecer durante la gestación o ser previos a la misma: “Cuando pensamos en la salud durante la gestación, debemos tener en cuenta que el padecimiento mental puede haber estado presente antes de la gestación, diagnosticado o no, o puede haberse desencadenado durante. Cuando hablamos de salud mental perinatal, socialmente se asocia a depresión post parto. Es interesante ver cómo los padecimientos se asocian más a la etapa posterior y no a la gestación, sin embargo, son frecuentes las consultas por ansiedad y depresión. El embarazo puede aumentar el riesgo de recaídas y complicaciones en personas que se encontraban en tratamiento farmacológico. En estos casos es relevante que los profesionales que están en contacto con la persona gestante sepan detectar señales de alerta y realizar derivaciones cuando es necesario”, dijeron desde el Equipo de Psicología Perinatal.
El acompañamiento debe ser múltiple
“Es primordial que el profesional que acompaña tenga formación perinatal. Identificar y tratar estos cuadros es de suma importancia ya que, además del sufrimiento psíquico, predispone a la mujer o persona gestante a sufrir complicaciones obstétricas como por ejemplo parto prematuro, retraso del crecimiento intrauterino, preeclampsia o hemorragias. Además, la depresión y la ansiedad durante el embarazo pueden desencadenar en depresión postparto. Cómo se resuelva la salud mental de las personas embarazadas no dependerá solo de su propia historia y recursos, sino también y en gran medida de los recursos que pongan en práctica los sistemas a los que esa persona pertenezca: pareja, familia, instituciones de salud, sistema laboral”, remarcaron las integrantes de EPPICA sobre el acompañamiento.
Sobre el rol del círculo más cercano, el Equipo agregó: “El apoyo comprensivo y respetuoso es fundamental. En el contexto social actual se idealiza la maternidad mostrando solo los aspectos positivos sin mencionar lo difícil que puede ser adaptarse al nuevo estatus social, al nuevo cuerpo y demás. Cada embarazo es único y cada persona lo transita de manera diferente. Familiares, pareja y el círculo de amigos tienen que estar presente con un acompañamiento en primer lugar desde lo concreto y material. Esto es, por ejemplo, en el trabajo flexibilizar horarios, en el ambiente familiar liberar algunas de las tareas que estén a cargo la persona embarazada”.
Pero también, se debe apoyar desde lo sentimental: “Hay que comprender las necesidades y validar las emociones de la persona gestante. En este contexto social el embarazo está idealizado como la mejor etapa de la mujer y eso hace difícil expresar malestar o pedir ayuda. Esto puede llevar a que las personas se aíslen y sufran en soledad. El entorno tiene un rol muy importante ya que con sus comentarios, opiniones y expresiones puede aumentar o disminuir el malestar que se presente. Durante la gestación, la persona está permeable al entorno, por eso hacemos tanto hincapié en la vulnerabilidad como característica de esta etapa”.
Parto respetuoso: un momento que dura toda la vida
Cómo se mencionó anteriormente, el parto tiene implicancias muy duraderas en el vínculo madre-hijo y en la salud mental de la persona gestante. La ley de parto respetado tiene principios que apuntan a la decisión informada la gestante en todo momento, tanto respecto a su parto, como a los momentos posteriores del recién nacido.
Desde EPPICA señalaron: “Las diferencias primordiales con el modelo tradicional del parto, es que el parto humanizado y respetado, implica respeto por los tiempos fisiológicos, alienta a evitar intervenciones médicas innecesarias que en muchos casos se realizan por “rutina”, pero sobre todo se trata de devolver el protagonismo a la persona que da a luz y el recién nacido o nacida, donde el nacimiento se desarrolle de la manera más natural posible”.
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“La gestación y el parto son acontecimientos muy significativos con un impacto no solo en su propia vida, sino en la de sus familias. Es el momento donde se produce el encuentro, y es un relato que acompañará la vida de esa persona. En la práctica clínica encontramos relatos de personas que han sufrido violencia obstétrica, y vemos como esto interfiere luego en las capacidades de maternar y en la forma de interactuar con el bebé. Al contrario, cuando la persona experimenta un parto respetado y seguro, notamos que genera un sentimiento de empoderamiento y confianza en la transición a la maternidad”, aclararon.
El equipo citó a una de sus referentes, la Doctora Ibone Olza, una psiquiatra perinatal española. “Ha avanzado en investigaciones hablando del parto como un evento neuropsicosocial. En pocas palabras explica que las intervenciones durante la gestación y el momento del parto tienen un impacto emocional, efectos a nivel neuroendocrino, con consecuencias en el proceso fisiológico del parto, la vivencia materna y del bebe, el establecimiento del vínculo, el inicio de la lactancia, la salud mental en el posparto y la crianza”.
Los beneficios de un parto humanizado son múltiples, y no solo para la gestante y el bebé, sino para toda la familia: “En la persona que da a luz el poder sentirse escuchada, respetada y protagonista de su parto, reduce la ansiedad y el estrés, permite que los tiempos del parto se vayan dando naturalmente, posibilitando que se pongan en juego las hormonas propias de este proceso, que entre otros beneficios la ayuda también a tolerar mejor el dolor. Todo esto predispone a la nueva madre para el encuentro con el nuevo ser, a la vez que minimiza las posibilidades de sufrir cuadros graves de salud mental. Si la pareja participa activamente del momento del nacimiento puede verse favorecido el vínculo de pareja y el nuevo vínculo con su hijo o hija. Para el bebé, nacer en un ambiente armónico y cordial, con menos estrés, en contacto inmediato con su madre posibilita iniciar la lactancia inmediata”, explicó una de las integrantes de EPPICA.
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Entre las consecuencias, depresión posparto
Si bien la depresión posparto no es necesariamente ocasionada por un parto traumático, si que el mismo puede ser un desencadenante importante. Las integrantes del Equipo de Psicología Perinatal definieron la depresión posparto como: “Un trastorno del estado del ánimo, que puede producirse luego del parto. Suele aparecer entre dos y ocho semanas después de dar a luz, pero puede darse hasta un año después del nacimiento del bebé. A diferencia de los cambios de humor, no se trata de un cuadro transitorio y, por ende, no desaparece de forma espontánea. Incluye sentimiento de tristeza, imposibilidad de disfrutar aquello que normalmente se disfrutaba, cansancio o pérdida de energía, poca capacidad de concentración, baja en la autoestima y en la autoconfianza, sensación de agobio, llanto persistente, problemas para dormir y hasta cambios en el apetito. Esta patología puede interferir con las actividades de la vida diaria e incluso en su vínculo con su bebé”.
“Cuando la depresión perinatal no recibe tratamiento puede afectar el armado del lazo afectivo y el apego saludable, distorsionar la percepción del comportamiento del bebé y deteriorar la atención y el cuidado que brinda la madre y su criterio sobre la seguridad. No es fácil hablar sobre el malestar de las madres, que muchas veces queda invisibilizado, y que las mujeres a veces se sienten culpables por sentirse tristes cuando “deberían” estar felices de tener a su bebe, tal como manda el modelo de la maternidad idealizada”, agregaron desde EPPICA
Si estos síntomas empeoran o duran más de dos semanas, se recomienda buscar apoyo especializado, y que el entorno genere un ambiente de escucha activa de la madre. Hay que saber diferenciar el proceso de depresión de los cambios de ánimo normales luego del parto: “El parto y nacimiento del bebé son momentos intensos que desencadenan muchas emociones en la madre y su entorno, que pueden afectar su estado de ánimo. Es normal experimentar distintas emociones cuando ha nace el bebé. Sentirse triste en un momento tan importante, es más habitual de lo que se cree. Se lo denomina tristeza postparto o “baby blues”, es un estado transitorio y suele aparecer durante las primeras 48 a 72 horas luego del parto o de la llegada a la casa, y en algunos casos, dura un par de días. Las madres pueden sentir intensa tristeza, nostalgia por la ausencia de la panza, sensación de extrañeza al darse cuenta que su hijo está afuera y no dentro, y también pueden estar más irritables, sufrir de insomnio y/o falta de apetito. Es importante saber que la tristeza postparto es debida a los cambios hormonales y emocionales, sus síntomas son por lo general leves y suelen durar una o dos semanas y desaparecen por sí solos”, dijeron.
El rol de los profesionales
Al trabajar con madres que han experimentado traumas pasados relacionados con el parto o con la maternidad, se deben tenerse en cuenta ciertas consideraciones: “La persona que ha vivido situaciones traumáticas mientras daba a luz a su hijo o hija puede presentar síntomas como flashbacks, pesadillas, recuerdos invasivos y desagradables y sentimiento de culpa. Estos síntomas pueden aparecer ante el recuerdo o la imagen de una mujer embarazada, de la institución en la que fue atenda, ante un olor particular, o un sonido que estuvo presente mientras ella vivía esa situación, una aproximación sexual genital, entre otros. También pueden aparecer sentimientos de indefensión y culpa, pensamientos de que se podría haber hecho o dicho tal o cual cosa. Es necesario poder abordar el gran malestar, en un espacio contenedor, seguro, confidencial, libre de juicios, como es el espacio terapéutico”, explicaron desde EPPICA.
Sobre ellos, remarcaron que la búsqueda de ayuda profesional debe ser especializada para no se produzca una revictimización y enfatizaron el rol de los mismos en el ejercicio y promoción del parto respetado para la prevención de estas situaciones: “Es fundamental no sólo la capacitación, garantizar condiciones espaciales acordes a una atmósfera de cuidado, sino también la disposición emocional de quienes intervienen para conectar y escuchar lo que desea la persona gestante y su entorno familiar. Por ello es tan importante la semana del parto respetado, ya que permite hablar, visibilizar e incluso para algunas personas acceder a esta información”.
Para concluir manifestaron: “Por lo general esta no es una información que se brinda en el consultorio obstétrico. La promoción que se realiza durante esta semana muchas veces hace hincapié en la responsabilidad de la persona gestante de estar informada. Sin embargo, el papel de los profesionales es fundamental ya que deberían garantizar el cumplimiento de los derechos y ser quienes promocionen y aboguen por un parto respetado. Es importante que tanto instituciones públicas como privadas generen condiciones de posibilidad para hacer cumplir la ley ya que tiene que ver con un paradigma de derechos y no con un privilegio para quienes puedan costearlo económicamente”.
Respondieron: Lic. Carla Escobar, Lic. Marcela Vallejo, Lic. María Gimenez, Lic. María Pusterla y Esp. Nancy Di Virgilio, integrantes del Equipo de Psicología Perinatal, Investigación, Capacitación y Asistencia (E.P.P.I.C.A).