Extensión en salud, una herramienta para promover la formación comunitaria de las currículas

El proyecto de extensión “Celiaquía y Enfermedades Metabólicas” ha ido modificando su abordaje a lo largo de los años, pero, sin embargo, su objetivo de fortalecer el aspecto social de las currículas de las ciencias exactas, frente a un enfoque mayoritariamente académico, se mantiene. La Editorial de la Universidad Nacional de Mar del Plata publicó, como parte de su colección de extensión, “Celiaquía y Enfermedades Metabólicas: Una visión extensiva en la prevención y el cuidado de la salud”, un libro que plantea cómo la extensión puede ser una herramienta de prevención y promoción de la salud.
En él, su autora, la Dra. y Bioquímica Ester Motta, describe las acciones que se generaron a través de los encuentros con la comunidad que interviene en comedores barriales y que se ocupan de la preparación y entrega de alimentos. Del diálogo surgieron inquietudes respecto del desconocimiento sobre la presencia o riesgo de Enfermedad Celíaca y otras enfermedades metabólicas en la población concurrente, al tiempo que mostraron interés por crear ámbitos saludables para la preparación de los alimentos.
Desde Portal Universidad nos comunicamos con Motta, quién además es directora del Proyecto, para poder conocer como fue la experiencia de que inspiró este libro y cuales son los aprendizajes que se plasmaron en él. “Siempre hubo una intención de poder visibilizar el trabajo de extensión del proyecto, pero en convocatorias anteriores no lo habíamos podido hacer por cuestiones de tiempo. Cuando llegó la posibilidad, decidimos plasmar el proyecto que se realizó entre 2021 y 2022, trabajando con los comedores barriales”, dijo.
Si bien desde el proyecto se trabaja hace 10 años en enfermedades celíacas, la vinculación con los comedores se vio movilizada por la pandemia: “A través de la Secretaría de Extensión y junto a el Centro de Extensión Universitaria (CEU) Sur surge la idea de trabajar con los comedores y con la problemática que había por COVID en cuanto a comorbilidades por enfermedades metabólicas. Entonces arrancamos con problemáticas que tienen nexo con la alimentación, enfermedades metabólicas y celiaquía”, agregó Motta.
Se colaboró con dos comedores que se enmarcan en la órbita del CEU Sur: Sueños y Esperanzas y otro que se encuentra asentado dentro de la Sociedad de Fomento del Barrio San Martín. “Cuando íbamos a los comedores nos acercábamos con nutricionistas en el momento que se hacía la entrega de alimentos, y a través de una pequeña encuesta del conocimiento de estas enfermedades, donde además se recababa si en las familias había diabéticos, celíacos, hipertensos, entre otros, brindábamos asistencia y conocimientos. También hicimos algunas charlas con la comunidad que se acercaba y ahí surgía un ida y vuelta. En esas conversaciones se llevaban folletos y se dejaba en el mismo lugar algún afiche con información para que ellos pudieran replicar”, explicó la Bioquímica. Del proyecto participaron nutricionistas pertenecientes a Centros de Atención Primaria de la Salud, docentes y alumnos de Bioquímica, Biología y Química e integrantes del Área de Vinculación.
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El objetivo, además de colaborar con la comunidad, fue llevar experiencia de campo y trato con la gente a las carreras. “Nos habíamos presentado, a través del proyecto, a congresos donde siempre surgía la necesidad de que, si bien hay alumnos en el proyecto, y que es una preocupación de la Secretaría y la Universidad, la experiencia pueda ser llevada a las currículas las carreras. El libro es la experiencia fáctica de que la formación del alumno no solamente está solo en el contenido y en la academia en sí que obtiene a través de la Facultad, sino en ese ida y vuelta con la sociedad, que es tan importante. Más en el caso del bioquímico donde, como en otras carreras de salud, el que hace clínica tiene una vinculación muy fuerte con la sociedad y si está aislado en su formación es más difícil tener en cuenta esos aspectos. Tal es así que la introducción del libro yo traté un poco de visibilizar algunas cosas que viví en mi carrera de bioquímica clínica habiendo trabajado en el Hospital Regional: esa sensibilidad que tiene que tener el actor en salud respecto de la persona que está acercándose a la atención. Remarcar esa complementariedad es sumamente importante”, desarrollo Motta.
Mientras se realizaba la actividad en los comedores, hubo una colaboración con la Escuela Superior de Medicina, que realizaba prácticas los sábados en distintos barrios de la ciudad. “Cuando iban a la zona del barrio San Martín, precisamente en la Plaza Libertador nosotros también acudíamos. La Escuela de coloca una carpa donde hacen controles de salud y nosotros nos acercábamos en función para conocer el grado de conocimiento de la gente sobre patologías como la celiaquía o las enfermedades metabólicas”, dijo la directora del proyecto.
En esas colaboraciones se sorprendieron al hallar la prevalencia de diabetes, por ejemplo, de sus hallazgos. “En adultos hicimos encuestas y encontramos que había un 30% de diabetes, que la gente estaba muy conocida del tema de hipertensión y sabían de la vinculación con la alimentación. También averiguamos si había chicos a cargo, cómo era la preparación de las comidas. Eso era lo que se iba hablando y se le acercaba material al respecto”.
De esa colaboración, surgió el proyecto actual en el que trabaja el grupo. “En esas visitas y tareas que hacíamos con la Escuela de Medicina, una maestra se acercó y nos dijo que sería muy interesante si nos podíamos acerca a las escuelas a realizar actividades similares. En ese momento seguíamos trabajando con los comedores, pero estaba finalizando este proyecto, así que nos pusimos a plantearlo. Posteriormente nos vinculamos con la dirección de los colegios y ahí surgió este nuevo proyecto”.
Si bien el libro relata únicamente la primera experiencia de extensión, Motta resaltó la importancia que tuvo para seguir trabajando con el proyecto actual en las escuelas. “Actualmente estamos trabajando en un proyecto en las escuelas primarias de la zona del CEU Sur con las escuelas N°35 y N°45. Si bien estamos colaborando con el desarrollo de una feria de ciencias, también estuvimos yendo a hacer experimentos que resalten los contenidos de los alimentos, por ejemplo, que los chicos reconozcan la vitamina C, las propiedades de los alimentos ligadas con su color, o las características de esos componentes”.
“Por otro lado, iban las nutricionistas colaboraron con los comedores de las escuelas sobre la elaboración de los alimentos y en buscar soluciones para algunos de los insumos que recibían, que no eran aceptados por los alumnos. Por ejemplo, los garbanzos. Una de las nutricionistas buscó una forma mejor para que puedan prepararlos y hubo una respuesta cuando prepararon humus y les gustó”, dijo Motta y añadió: “En ese intercambio uno se da cuenta de que había un ida y vuelta y una buena respuesta. Ese es el trabajo actualmente”.
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Sobre las esperanzas del alcance del libro, la autora mencionó: “Nuestra expectativa es que no solamente se circunscriba al ámbito de la Universidad y de acá. Me parece y sería deseable que tuviera también un alcance en el tema de salud. Es aportar algún granito de arena para que se pueda brindar información sobre estas patologías. Sobre todo, la enfermedad metabólica, que es una preocupación en salud porque ha habido un incremento en la incidencia y en la prevalencia. Entonces es importante que pudiese ayudar en ese aspecto. Lo ideal sería también que llegar a la gente que está trabajando en salud, a la gente que está en extensión y desde ya la comunidad”.
Asimismo, finalizó: “Estas experiencias que están visibilizadas en el libro las miramos en lo que es poder acercar las formas de trabajo para la currícula de los alumnos como una formación del alumno que va a trabajar en salud. Es importante el contacto con la comunidad y que pueda ser un aporte para ayudar a la integración de estas prácticas. Las experiencias obtenidas permiten ver la importancia de los vínculos que se crean en ese ida y vuelta de construcción de conocimiento, que nos advierten que debemos estar abiertos al diálogo para poder interpretar las diferentes realidades sociales”.