Reformas en el sistema educativo: Perspectivas sobre la no repitencia en los secundarios
Esta semana el Director General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires anunció que se eliminarán las repitencias en colegios secundarios. Esta declaración causó mucho revuelo a nivel nacional y local, donde distintos dirigentes de diferentes signos políticos se manifestaron a favor y en contra. A modo de ejemplo, el ex Ministro de Educación de CABA, Mariano Narodowski por el PRO apoyó la reforma enfatizando que “este modelo no es una medida populista, ya que países como Estados Unidos, Inglaterra y Francia han adoptado métodos similares con éxito”. Miembros de ese mismo partido que integran el Concejo Deliberante de General Pueyrredon presentaron un proyecto en rechazo a la medida.
En profundidad, Sileoni declaró: “Esta es una medida integral para realizar cambios y actualizaciones en el nivel secundario. Estamos cambiando los modos académicos, los modos de transitar la escuela secundaria, queremos salir del esquema del ciclo. Que no haya repitencia no es que no haya exigencia”. En ese sentido, afirmó que la repitencia es un sistema que lleva más de 100 años y que no es justo que una persona que cursa 12 materias y solo desaprueba 3 de ellas, tenga que recursar nuevamente las 9 aprobadas.
“Hay una gran coincidencia de que los alumnos que recursan una materia que ya han aprobado no aprenden. ¿Cuál es la síntesis de la reforma? Aquello que aprobas no lo volves a recursar. Vamos a un sistema más parecido al de la universidad”, explicó el Director de Cultura y Educación.
El mecanismo para aprobar estos contenidos será “reintensificarlos”: “Todo lo que usted tiene sin aprobar lo tiene que intensificar. Intensificar es estudiar, con asistencia de docentes, a trabajar esas materias y a comprender esas materia. Se van a poner recursos para acompañar al alumno. Hoy un alumno de clase media que tiene problemas en una materia tiene un profe particular, los pibes de los sectores más carentes no tienen ese acompañamiento”.
“Por supuesto que no es lo mismo llevarse 3 materias a llevarse 5 o más. Al de 5 se le puede hacer recursar completamente, por ejemplo a contraturno, lo que puede demorar su trayecto formativo”, aclaró Sileoni.
En números, según el Director, esta medida afecta únicamente al 7 u 8% de los 1,7 millones de estudiantes que tiene la provincia. “Dentro del otro 90% hay un porcentaje que se lleva materias, pero pasa de año. Esto es para una porción reducida de los estudiantes a los cuales le vamos a dar un mecanismo más fácil, pero más exigente en los contenidos y con acompañamiento”.
A su vez, Sileoni anunció la división del año en cuatrimestres, la finalización de los ciclos y la vuelta de la nota numérica: “Se tienen que sacar 7 por lo menos en cada cuatrimestre. No vale 8 y 6, no se promedia”.
“La repitencia, que para algunos es el sumun de la calidad educativa, está probado que no funciona ni hace mejores a los estudiantes. Más de la mitad del país salió de la repitencia hace tiempo, y pareciera que no es noticia. Buena parte del mundo y la región americana no tienen repitencia. Estamos trabajando en una reforma que era muy necesaria. El año pasado hicimos una encuesta para los docentes y el 90% estuvo de acuerdo con la necesidad de cambios”, remató el Director.
La postura de los docentes: una reforma impracticable
En estos días, sectores de los gremios docentes manifestaron su preocupación frente a la reforma. Desde Portal Universidad nos comunicamos con Sabrina Gil, integrante de Tribuna Docente, quién expresó: “Nosotros hicimos una lectura inicial de lo que establece todo este nuevo régimen académico y lo que encontramos es que la resolución dice que busca fortalecer la enseñanza y mejorar los aprendizajes y para ello establece toda una serie de cuestiones, entre las que se destaca la modificación en la acreditación y la promoción de los años y la no repitencia”.
“Lo que nosotros decimos es que si se busca fortalecer y mejorar los aprendizajes, hay que fortalecer y mejorar las condiciones en las que se enseña y en las que se aprende. Y sobre eso no solo que no hay absolutamente nada, sino que se hacen más complicadas todavía las condiciones de enseñanza y de aprendizaje porque se suman más tareas a los docentes que se superponen con las horas que ya tenemos de clase”, remarcó Gil.
Estas tareas implican, entre otras cosas dar clases a todo el curso y además en el mismo horario intensificar contenidos del año anterior que cursaron con otros docentes, y además formar parte de un equipo que define las trayectorias educativas de cada estudiante. Otro eje que se establece en esta resolución, es el aprovechamiento de las jornadas institucionales completas y que no se deben hacer reducciones horarias, sin embargo, hace semanas muchas escuelas están realizando reducciones horarias porque no tienen calefacción. “Lo primero que vemos en esta resolución es que son casi 100 páginas de reformas en las que en ningún momento aparece un indicio de que verdaderamente las condiciones de enseñanza que vayan a mejorar y que verdaderamente los aprendizajes se vayan a mejorar, y la no repitencia y los períodos de intensificación y demás, en estas condiciones que se plantean, lo único que parecen mejorar son los índices”, agregó Gil.
Sobre las maneras de recuperar las materias, Gil explicó que se detallan distintos modelos y opciones de acreditación: “Se depende de un equipo que se conforma en las escuelas con personal llamado EDTE o equipo de definición de las trayectorias educativas, que pasados todos los períodos de intensificación resolverán los casos de estudiantes que tengan cuatro materias desaprobadas o más, es decir, cómo continúa o qué plan hace cada escuela para cada caso en particular”.
“Todas las opciones son muy complejas para pensar que el estudiante puede realmente aprender lo que no aprendió en este año. Por ejemplo, ofrece cuatro modelos y sugiere que todas las escuelas apliquen el primero. Ese modelo 1 plantea que los saberes de la materia que no se aprobó sean trabajados en los períodos de intensificación de la misma materia del año siguiente. Los períodos de intensificación son en horario de clase, entonces por poner un ejemplo concreto: un joven no aprueba historia de segundo, que es historia moderna, al año siguiente mientras cursa historia de tercero con otra docente, cuyo contenido es historia del siglo 19, en el mismo horario de cursada con todo el resto de los estudiantes y mientras está aprendiendo la historia del siglo 19 en superposición va a tener que aprender trabajar y ser evaluado o evaluada en Historia Moderna”, repasó la integrante de Tribuna Docente.
“¿Cómo se supone que eso favorece el proceso de aprendizaje? Le das todo en superposición, es una ensalada. Nos tomamos el trabajo de leer en este fin de semana las 91 páginas en detalle para no hablar a boca de jarro y nosotros entendemos que el sistema educativo hay que mejorarlo y hay que hacer modificaciones, pero no hay nada que aparezca acá”, dijo.
Otra cuestión sobre la que alertaron desde Tribuna Docente fue: “Es básicamente que cada escuela haga lo que pueda y como pueda, con los mismos recursos porque no hay nombramientos, ni cargos, ni figuras específicas. Entonces con los mismos recursos y con los mismos equipos que cada escuela haga lo que pueda. Y el que cada escuela va lo que pueda es siempre muy delicado, porque por un lado suena bien pensando en que por ahí se vuelve más significativa la realidad de cada estudiante. Pero en definitiva, lo que sucede es que se amplía más todavía la brecha entre las escuelas y se profundiza más la fragmentación del sistema educativo. En los últimos 30 años hay un avance progresivo en la fragmentación, en la que finalmente dependiendo del barrio donde vivo, del sector socioeconómico al que pertenezco, voy a acceder a una mejor educación o a una peor”.
“Tenemos que tender a la reunificación del sistema educativo y no a profundizar la fragmentación. Esta reforma busca resolver la deserción de la secundaria, pero lo hace tapando el problema, porque lo que va a pasar en definitiva es que van a terminar aprobando de mentiritas, pero sin que se generen posibilidades de fortalecer y mejorar los aprendizajes. Va a generar una modificación de los índices, pero no una mejora en la enseñanza y desde hace mucho desde la ley federal no hay ninguna reforma que realmente genere una mejora en las condiciones de enseñanza y de aprendizaje”, concluyó Gil.
Para los profesionales, una reforma necesaria, a la que hay que darle tiempo
Como mencionó Gil, los docentes no se opusieron a la idea de la reforma, la quita de la repitencia, pero sí remarcaron su preocupación con los modos de implementación de la misma, y en la necesidad de recursos para poder fortalecer las condiciones de enseñanza y aprendizaje. Para comprender las implicancias de la reforma, nos comunicamos con Jonathan Aguirre, investigador, doctor en Educación y actual Director del Departamento de Ciencias de la Educación de la Facultad de Humanidades UNMDP: “Lo que conversaba con otros colegas es que lo primero que hay que tener en cuenta respecto a esta reforma es que la provincia está diciendo, al menos en principio, que hay algo que hay que mejorar, que hay un problema que tenemos en el sistema escolar y que la repitencia no está dando los resultados que uno aspira para adquirir y acreditar esos aprendizajes”.
“Lo que está en el centro de la preocupación de la política educativa o lo que debería estar en el centro es la manera en la cual enseñamos los contenidos y la manera en la cual los chicos aprenden, y cómo acreditamos a partir de un proceso de evaluación esos saberes. La repitencia viene como consecuencia de la acreditación o no de estos saberes”, explicó Aguirre.
A su vez, hizo énfasis en que esta normativa se gestió en el Consejo General de Cultura y Educación, un organismo pluripartidario y fue aprobado por unanimidad: “No lo decidió pura y exclusivamente el director general de Cultura y Educación, el Consejo ve un problema y es una forma de reconocer que hay algo que hay que cambiar”.
Sobre la repitencia expresó: “El debate por la repitencia es viejo en el campo de la ciencia de la educación, porque está probado que esta no hace que el estudiante aprenda más y mejor. Sino todo lo contrario, muchas veces la repitencia y la no acreditación de todas las materias del ciclo de las escuelas secundaria hacen que el estudiante sea estigmatizado, que le cueste el doble poder engranar el proceso educativo y la gran pregunta que nos tenemos que hacer es: ¿cuál es la finalidad de ese chico que repite uno o dos años? ¿Cómo termina?”.
“La idea de la reforma me parece que es garantizar la acreditación de saberes con exigencia. Ese título de que en la provincia de Buenos Aires no se repite más, es un poco tramposo porque en realidad lo que se busca con la reforma es que no solamente se acrediten saberes de diferente manera, sino que se amplíen los procesos de intensificación en aquellas materias que los chicos tienen más débiles y que a partir de la cuarta materia se vea que materias se recursan. Muy al estilo de la universidad”, agregó Aguirre.
Seguidamente remarcó: “¿Cuál es el sentido de volver a cursar todas las asignaturas que el estudiante ha demostrado que ha aprendido? Además, hubo encuestas y consultas a los actores y a las instituciones en el año 2023, entonces no se lleva esta normativa solo por un capricho sino a partir de un trabajo articulado. Me parece que es una novedad también en términos de política educativa. Y después en la cuestión de la repitencia todos opinan de porque la mayoría ha cursado y ha pasado por el campo educativo, pero hace más de 30 años que tenemos el sistema de repitencia y no vemos que la repitencia sea la solución”.
Sobre los efectos de esta medida, el Director del Departamento de Ciencias de la Educación comentó: “Siempre es a largo plazo. Lo que sí está científicamente y estadísticamente probado es que los sistemas que han incursionado con la quita de la repitencia general y la acreditación de saberes a partir de aquellas asignaturas que lo requieren ven una mejora en el proceso educativo. Incluso sectores de la Ciudad de Buenos Aires, que quizá hoy podrían plantearse en términos de oposición al color político de la provincia, hace rato que están implementando esta reforma en torno a correrse de la repitencia generalizada de materias”.
“Por supuesto que dicen que se hace para mejorar los indicadores, pero a estos hay que comprobarlos y contrarrestarlos con otros indicadores a nivel estadístico. Por ejemplo, post pandemia sabemos que ha bajado la repitencia a nivel estadístico en la ciudad de Mar del Plata y en la provincia de Buenos Aires. Ahora, que haya bajado no necesariamente significa que esos saberes están acreditados”, dijo Aguirre sobre las críticas que dicen que fue una medida que únicamente sirve para mejorar los índices.
También agregó: “También hay que ver desde qué lugar critican aquellos sectores en contra de la repitencia y desde qué posicionamiento coyuntural lo hacen. Hay algunos actores que piensan que por que el chico repita y tenga el castigo de volver a cursar los saberes, va a aprender más”.
“Esta es una reforma que se va a implementar el 2025, por lo tanto hay que darle tiempo. Hoy por hoy uno podría estar de acuerdo o no con los objetivos, pero la política se la tiene que analizar después de que tiene un recorrido en el territorio. La reforma plantea mayor inversión en las instituciones, que se habilitarían más cargos docentes para el acompañamiento de los períodos de intensificación, habla de la regularización de los cargos de directivos en las instituciones, hablan de que cada institución va a adecuar de la mejor manera posible de acuerdo a sus necesidades y su territorio la manera en la cual va a implementar la reforma. Tiene muchas aristas novedosas y hay que ver cómo se expiden en territorio”, dijo.
“El desafío está primero en cuanto a financiamiento e inversión. No hay reforma posible si no hay una inversión que acompaña, eso está claro. A nivel provincial, a nivel nacional y a nivel local. Cuando en el debate público aparece esta idea de financiamiento de la educación entendiéndose como un gasto, estamos en un problema, porque nosotros no podemos tener altos niveles de exigencia si no tenemos altos niveles de financiación y de inversión”, remarcó Aguirre.
En segundo lugar, enfatizó en la figura del docente: “Está muy desprestigiado el rol docente, entonces en la medida que nosotros no prestigiemos un poquito más la función del docente que hace malabares y que hace cosas heroicas en el territorio, y la función del directivo, difícilmente en el cuestión simbólica y en la cuestión material esto mejore”.
“Lo tercero que creo que tenemos que trabajar en este nivel, y que creo que esta resolución da un puntapié inicial para hacerlo, es una reforma curricular. Eso quiere decir una actualización de los diseños curriculares en términos de contenido, pero también en términos de cuestiones pedagógicas. Está muy bien aprender la disciplina y saber enseñarla, pero también hay que cuidar nuestro posicionamiento pedagógico como docentes y que este acompañe a las diferentes trayectorias y problemáticas de nuestros estudiantes. Después aparece ahí otra complejidad que es la cuestión de inclusión y como en los diferentes cursos y niveles integramos a estudiantes con discapacidades. Eso también habla de cómo enriquecemos la formación docente para acompañar esas situaciones”, explicó.
Para concluir, y relacionado con el tercer punto, Aguirre presentó un cuarto: “Yo creo que para enriquecer y para que toda reforma pueda anclarse en el territorio y ser potente tenemos que atacar también la formación docente. Actualizar y jerarquizarla y acompañarla con financiamiento. La formación es fundamental, sino no hay posibilidad. En todo cambio que nosotros queramos implementar, si no tenemos a los docentes dispuestos a acompañarnos, no se van a poder hacer”.