En el marco de la Ley de Prevención de la Muerte Súbita, brindan cursos de RCP y primeros socorros
La Ley 27.159, más conocida como Ley de prevención integral de la muerte súbita, se estableció en 2022 y establece que los lugares públicos y privados de acceso público con concentración o circulación superior a 1000 personas por día deberán contar con al menos un desfibrilador automático externo (DEA). Desde el grupo de extensión de la Facultad de Psicología, “Nacer entre palabras”, se brindará una capacitación a lo largo de tres jornadas abierta para toda la comunidad y gratuita, sobre RCP y primeros auxilios.
Desde Portal Universidad nos comunicamos con Santiago González Goller, instructor de la capacitación y especialista en RCP, para conocer más acerca de la temática. “La reanimación cardiopulmonar es aquella maniobra que se utiliza para tratar de revertir la parada cardiorrespiratoria o una muerte súbita. Hay que ponerse acorde con lo que es la Ley de Muerte Súbita y prevención de la misma, que rige para todo el territorio nacional. Dentro de lo que es nuestro municipio, la ordenanza municipal adhiere a esa ley y exige que los espacios con más de 1.000 personas deban tener un desfibrilador externo automático, aparte de personal capacitado”, dijo González.
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El instructor remarcó: “Cualquier persona que intente ayudar sin ningún tipo de intercambio o beneficio, está protegida ante la ley, porque obró para tratar de sacar a esa persona de ese cuadro. Cuantos más estemos capacitados, mejor podemos reaccionar y salvar vidas”.
“Como sabemos el desfibrilador no está en todos lados y antes de ello tenemos que saber qué hacer y qué no hacer. Dentro de este ABC, lo primero que tenemos que hacer es protegernos y proteger el área donde sucede la escena. Porque muchas veces pensamos que solamente le está sucediendo a esa persona y puede haber otras personas más a las que les suceda. Entonces hasta no saber exactamente qué le pasa, tenemos que protegernos y proteger. La autoprotección es fundamental porque si yo no me protejo, no voy a poder ayudar al otro”, explicó González.
En segunda instancia, hay que evaluar a la víctima. “Una vez que tengo la información de qué le pasa a la víctima, debo llamar al servicio de emergencias. Tenemos que tener en cuenta que en los lugares privados hay específicos servicios de emergencias asignados, prepagas de servicio de emergencia para que pueda asistir a ese lugar y cuando entres allí estés cubierto. El personal tiene que saber ese número”, desarrolló González, quien además remarcó que si bien el número 107 es un servicio público que puede asistir a lugares privados, su prioridad es la vía pública.
“Una vez que se hizo el llamado al servicio de emergencias voy a informar qué le pasó a la víctima. Si está inconsciente, por ejemplo, puede haberse desmayado, no necesita reanimación cardiopulmonar. Evaluo primero y principal el estado de conciencia preguntándole a la víctima si está bien y si me escucha. Si no responde la víctima puede estar en estado de somnolencia, pero también puede ser por ejemplo hipoacúsica, si yo le pregunto tal vez no me llega a escuchar bien. Entonces lo que hago es incentivarla tocándole los hombros a ver si responde, si no responde evaluó la respiración”, desarrolló González.
Se puede observar la respiración observando si el pecho sube y baja o escuchando atentamente a la respiración. Si no responde y no respira se está ante una parada cardiorrespiratoria. “Es una situación donde esa persona necesita rápidamente RCP. Ahora si la víctima no responde, pero sí veo que respira bien quiere decir que puede estar teniendo un desmayo entonces no es necesaria la reanimación cardiopulmonar, pero si es necesario llamar a la ambulancia indicarle que la situación y colocarla en posición lateral de seguridad, donde víctima va a estar resguardada y la voy a poder seguir evaluando constantemente”.
“Si sabemos que la víctima no tuvo ningún traumatismo vamos a ponerla boca arriba e iniciar las maniobras de RCP. Allí nuestra herramienta son nuestras manos. Una vez que yo inicio las maniobras, le estoy alargando las posibilidades de sobrevivir, y dando tiempo para que pueda llegar al desfibrilador. Porque si el desfibrilador no está en el lugar, tengo que pedir que la ambulancia venga con un DEA. El promedio de llegada si está en el lugar es de 3 minutos”, aclaró el instructor.
Cuando llega el desfibrilador se debe continuar con las maniobras de RCP y otra persona debe asistir abriéndolo, iniciandolo y colocando los parches en la víctima: “Lo primero que voy a hacer es encenderlo y ver si tiene la batería cargada. Luego el mismo aparato te va a indicar que coloques estos parches a un conector. Los parches son muy gráficos en el sentido de que te indican exactamente dónde colocarlos en la víctima y el desfibrilador también te indica de manera verbal donde tienen que ir y cómo tienen que ir. El pecho debe estar desnudo, eso quiere decir que yo le tengo que sacar la remera o la camisa. Los parches van a analizar el ritmo cardíaco, mientras tanto yo sigo haciendo RCP”, explicó González.
“Cuando me dice que no toque al paciente, dejo de tocarlo porque va a hacer la descarga. Ni bien se hace yo vuelvo a hacer las maniobras. A partir de allí la máquina me indicará el ritmo que tengo que seguir. Este es un trabajo combinado combinado, se complementa”, completó el instructor.
Una vez que llega la ambulancia y la víctima es atendida por el personal de emergencias, se debe proceder a dejar el equipo en condiciones en caso de una nueva emergencia. “Tiene una batería que dura aproximadamente cinco años, sin uso. Obviamente que una vez que se utiliza, la carga disminuye dependiendo la cantidad de descargas que haga. Lo ideal es que después de que se utilizó se cambie la batería y dejarlo de vuelta al 100%. Los parches se descartan una vez utilizados y se tienen que incorporar otros nuevos” resaltó el especialista.
El curso es abierto y gratuito, y los encuentros serán los martes de 18 a 21 horas. Para más información, se pueden comunicar al mail de extensión de la facultad: extensiopsico@mdp.edu.ar