Ley de Talles: aseguran que “hay un desinterés absoluto en que siga adelante”

Como cada año, la ONG AnyBody Argentina, realiza una encuesta nacional de talles que “intenta poner en evidencia las dificultades que enfrentan las personas a la hora de encontrar su talle tanto en las prendas de indumentaria como en el calzado, y el impacto psicosocial que esto genera”. La edición 2024 representa el 12° aniversario de la misma y busca ser un mecanismo para visibilizar la problemática frente a la detención del proceso de implementación de la Ley Nacional de Talles, sancionada en 2019.
Desde Portal Universidad nos comunicamos con Mercedes Estruch, referente de AnyBody Argentina, para conocer la relevancia de la encuesta que está llevando adelante la organización y el estado en el que se encuentra la Ley de Talles. “Hace ya una semana lanzamos la encuesta nacional de talles, que es una herramienta para poder relevar la situación del derecho a la vestimenta en nuestro país, con el motivo de visibilizar la problemática no solo del acceso a la indumentaria, sino también en las consecuencias psicosociales que tiene en las personas esta situación”, explicó.
“En estos 12 años alcanzamos a poner en agenda que la problemática no es individual, sino que afecta a más de la mitad de las personas y hemos logrado que la mayoría de las personas entiendan la necesidad de que exista una regulación de los talles de nuestro país”, declaró Estruch.
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La Ley de detalles se aprobó hace cinco años y se reglamentó hace tres. Actualmente se encuentra pausada en la etapa de implementación. “El año pasado, después de varios años, se logró que se avanzara en los últimos pasos que la ley requería, que era la confección de una tabla de talles que sea referencia para la industria. El proceso de confección de la misma estaba a cargo del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) y lo estaba siguiendo de cerca un consejo consultivo, del cual nosotros como organización impulsora de la ley somos parte, junto a la industria y otros sectores que acompañaban la reglamentación”, comentó Estruch.
Sin embargo, ese proceso volvió a detenerse: “Se produjo el cambio de gobierno, hizo que se pausara lo que faltaba y hoy en día se han desarmado ciertos organismos que eran parte fundamental para la implementación y el seguimiento de la ley. Así que estamos con una situación bastante alarmante al respecto, porque entre que ya nos venía costando, en la actualidad hay un desinterés absoluto de que la ley siga adelante. Estamos en una lucha y creemos que este año es sumamente importante lograr que la gente siga contestando nuestra encuesta, para que esta problemática no deje de visibilizare y se siga mostrando su importancia”, agregó la referente de AnyBody.
Sobre la no implementación por parte de los confeccionadores, Estruch explicó: “El problema fundamental es que es una ley bastante escalonada. Entonces no es que está para implementar y la industria no la implementa, al ser escalonada primero se necesitaba hacer un estudio antropométrico, que se logró hacer en varios años. La verdad que no es tanto el desinterés de las personas a cargo de la industria o de los comercios para adaptarse, sino que se necesitaban estos datos para generar una Tabla de Talles de Referencia y que la industria pueda tomar de modelo unifique”.
“Básicamente la ley que salió fue negociada por todas las partes que formamos interés en esto y lo que lograba en primera instancia, era que por primera vez en Argentina este en Mar del Plata o en Bariloche, sepas que talle sos. Teníamos que empezar a unificar los criterios desde las bases, para después poder empezar a negociar la diversidad, pero en principio teníamos que lograr tener una referencia igual en todos lados, que era algo que no pasaba y que también es uno de los problemas con los que se encuentra la gente”, remarcó Estruch.
A nivel mundial, la situación en los talles es variada: “Hay países que lo tienen regularizados como individualmente, hay países que toman reglamentaciones privadas como son las normas IRAM, que son unas normas que están basadas en cuerpos europeos, pero el problema acá en la Argentina es que tenías gente que usaba IRAM, gente que usaba medidas propias y gente que usaba más o menos lo que les servía según el recorte de tela, entonces realmente la desorganización era absoluta”, detalló Estruch.
La referente agregó: “Logramos que se apruebe la ley, logramos la reglamentación y faltaba este paso tan importante que era la parte en donde más necesitamos el seguimiento de los organismos a cargo para el acompañamiento y la adaptación paulatina de la industria. Todo eso requiere de recursos humanos que estén designados a el seguimiento y control”.
Los efectos psicosociales de la falta de talles
“No es solo una cuestión de acceso o de como usuarios tener el derecho a acceder al mejor servicio en cuanto a la indumentaria, sino que también tiene que ver con la carga social de que todo está basado en un modelo único de cuerpo. Previo a la ley toda la proyección se basaba en los dos o tres talles que se ofrecen en la mayoría de los lugares, como mucho cuatro o cinco, en un modelo que responde a un estereotipo de belleza y de cuerpo que sugiere que todos tenemos que ser iguales. La cantidad de talle único que hay en argentina es realmente problemático y lo que genera en todas las personas, pero sobretodo en jóvenes y adolescentes es reforzar la mala relación con su imagen corporal y su autopercepción, que trae grandes problemas de salud integral”, explicó Estruch sobre las amplias consecuencias de esta problemática.
La encuesta de AnyBody trata de abordar relevar estas consecuencias: “Nosotros lo que preguntamos generalmente en una parte de la encuesta es cómo se sienten las personas cuando no encuentran ropa en su talla y lo primero que hacen es enojarse consigo mismos por no tener un cuerpo que entre en esa oferta de talles. Lo segundo que hacen también es ponerse tristes, estamos hablando de porcentajes de 50% a 60%. Después preguntamos qué hacen, porque no solo es como te sentís sino si eso te genera hacer algo, y lamentablemente la mayoría de las personas que responden a esta encuesta manifiestan que lo primero que hacen es cuestionar su cuerpo como en un 60%”.
Además, se presentan efectos aún más alarmantes: “Contestan que empiezan a hacer dietas restrictivas o ejercicios en forma desmedida, hasta a veces algunas personas. con un porcentaje mucho más bajo, casi un 20%, manifiesta que se abstiene de comer por unos días”, dijo Estruch y agregó: “Tenemos que empezar a pensar en la cultura de la dieta en nuestro país, a la que estamos bastantes acostumbrados. Tenemos muy incorporadas prácticas bastante problemáticas con nuestra alimentación, que tiene que ver con esto de que hay un solo cuerpo que está bien y ser delgado es la única forma de estar sano”.
“En un país donde estamos hablando de un 50% de pobreza, hay una asociación de la mala alimentación con los niveles económicos más bajos de la sociedad y la verdad es que tenemos una cultura muy gordofobia con respecto a los cuerpos, que a veces deja de lado la perspectiva más nutricional. Casi nadie sabe muy bien cómo comer porque estamos acostumbrados a tener una bajada de línea de comer para no engordar, en vez de saber comer para nutrir nuestro cuerpo. Hay varios puntos que se destapan cuando empezamos a profundizar en las problemáticas detrás de nuestra cultura”, explicó Estruch.
Para responder la encuesta se puede acceder a este link: https://forms.gle/R3Q3MDnNKMbX38CR8