Mascotas y salud mental: beneficios psicológicos, sociales y físicos de un vínculo en evolución
La evolución del concepto de mascota a partir de un cambio de conciencia ha llevado a su humanización, al punto de ser consideradas parte de la familia. La variación de este paradigma es evidente, principalmente en el perro que pasó de vivir en el patio a tener su lugar en el interior de la casa y recibir atenciones como juguetes, ropa y hasta recreación.
Esta alteración, intensificada durante la pandemia, dejó en manifiesto la importancia de su presencia en el día a día de sus tutores que encontraron en estos animales una compañía ideal. Para profundizar sobre el tema, desde el Sistema de Medios Públicos de la Universidad Nacional de Mar del Plata dialogamos con la Licenciada en Psicología, Alejandra Linardi (Mat. 45849).
La presencia de perros o gatos en las casas no solo aporta compañía y cariño, sino que también puede tener un impacto significativo en la salud mental y los sentimientos generales de las personas. “Hay beneficios puntuales. Uno puede vivir con otro, estar acompañado y sentirse solo. Con un animal nunca te sentí solo porque el animal te irrumpe. Podés estar triste, cansado, angustiado o de mal humor y el perro se acerca y te da un beso”, comentó la especialista.
En las últimas décadas, la ciencia ha detectado que los animales pueden presentar emociones básicas como miedo, alegría, angustia, enojo e incluso desagrado. “En las personas mayores que pueden sufrir la partida de un ser querido por distintas cuestiones, se puede ver que ‘lookean’ a su perro para llevarlos a pasear y muchas veces, desde la ignorancia, se los critica. Pero si a esa persona le aliviana su angustia y no está molestando a nadie con esto es una posibilidad de mejorar su salud mental“, señaló.
Además, la licenciada agregó: “la única salida que esa persona tiene para sentir que está cuidando a alguien, que alguien le devuelve afecto y, como vivimos en una sociedad tan ensimismada en nosotros mismos, el perro nos viene a obligar a un vínculo“.
Otra cuestión tiene que ver con la ansiedad y el estrés. “Podés volver a tu casa después de un día arduo y viene tu gatito calentito del calefactor, se te pone encima y eso activa un montón de hormonas que dan un sentimiento de felicidad“.
Ver esta publicación en Instagram
Esta tipo de convivencia también impacta positivamente en las personas sedentarias y hasta en las que sufren depresión. “La mascota te obliga a levantarte de la cama. Si tenés que sacar a tu perro todos los días a dar la vuelta a la manzana ese es un factor más de beneficio”.
También hay que contemplar la cuestión social. “Cuando uno sale con una mascota y la gente frena porque le parece una mascota llamativa, lo elogia y establece una conversación, está favoreciendo a la interacción social. Eso es muy gratificante incluso para quienes tienen una vida social desarrollada“.
Las mascotas y los niños
La incorporación de pantallas en la vida diaria, ya sea teléfono celular, computadora, tablets o televisores, ha provocado que el desarrollo de responsabilidades hoy sea muy tardíó. “Es una cuestión complicada por el estrés que vivimos. La mascota, como decimos, te obliga y es un ejercicio de la responsabilidad muy bueno para los niños. Se les puede delegar que le den alimento, agua, generar un ejercicio constante que además los saque de los dispositivos electrónicos. Es habitual ver que el gato se te pone en frente de la pantalla porque requiere atención. Son celosos de la tecnología”, explicó Linardi.
Argentina, el país con más mascotas del mundo
En la última década, distintos estudios concordaron que Argentina es, a nivel mundial, el país con mayor cantidad de mascotas por habitante. De cada 10 familias argentinas, 8 tienen al menos un animal en sus hogares. La lista la encabezan los perros con un 81% de presencia y, en segundo lugar, los gatos con el 52%. Con porcentajes mucho menores se ubican las tortugas 7% (su tenencia es ilegal); aves 5%; peces 4%; y, por último, los hamsters, con un 2%.
En la encuesta desarrollada por Kantar, tres de cada diez familias argentinas adoptaron uno o más animales durante la cuarentena. A nivel regional, los demás países presentan números inferiores en materia de pasión animal: el 71% de los chilenos tiene mascotas, en México lo hace poco más de la mitad de la población (57%), Brasil aparece con un 44% y en Colombia, con apenas el 35%.
El origen de la palabra “mascota”
Etimológicamente hablando, el término para designar a los animales de compañía viene del francés mascotte, cuyo significado es amuleto. La creencia popular de que los animales de compañía aportaban buena suerte a aquellos que los poseían. El término “mascotte” empezó a utilizarse en el ámbito deportivo en Francia para referirse a personas, animales u objetos que traían buena suerte a un equipo. Con el tiempo, la palabra se adaptó al español como “mascota”, manteniendo ese sentido de “objeto o ser que atrae la buena fortuna”.
Recién a principios del siglo XX aparece la palabra “mascota” en España, definida en ese entonces como: “Mascota, del francés mascotte; persona o cosa que, según creencia vulgar, da la suerte a otra”. Hoy, según la definición del diccionario de la RAE, la palabra mascota tiene tres acepciones: “Persona, animal o cosa que sirve de talismán, que trae buena suerte; animal de compañía; y sombrero flexible”.
.