Mar del Plata: el desafío de tener trabajo y estudiar
Por Malena Zoe Alpern Velazquez para el #MediaLab de Portal Universidad
La Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) está llevando a cabo su ciclo lectivo con un presupuesto desactualizado, al igual que todas las universidades del país. Esta situación ha generado una marcha federal universitaria y diversas medidas de fuerza, manteniendo a la universidad en estado de alerta y movilización. Además de este contexto de incertidumbre que atraviesa el estudiantado, muchos de ellos deben tener empleos.
En conversación con Rodrigo Josserme, psicólogo egresado de esta universidad, aseguró que “no es lo mismo una persona que tiene dedicación exclusiva al estudio que una persona que tiene que dividir sus recursos psíquicos entre las tareas académicas y laborales. Existe una demanda de recursos psíquicos que es mucho mayor en aquellas personas”.
Realizar simultáneamente un trabajo y la formación universitaria requiere “una carga de trabajo psíquico mayor”, ya que implica “repartir nuestros recursos psíquicos y nuestro tiempo dedicado entre el trabajo y el estudio”, lo que puede ocasionar dificultades horarias, como la imposibilidad de asistir a determinadas clases, la necesidad de abandonar materias o la incapacidad de presentarse a instancias evaluativas.
Cumplir con las responsabilidades laborales y académicas pueden generar una sobrecarga a nivel personal y psicológico, “que se puede expresar como estrés, ansiedad o incluso como depresión”. En este contexto, para Josserme “el apoyo de los compañeros de cursada es fundamental” y de “alta utilidad” para poder “enriquecerse del trabajo con otros y potenciar recursos al trabajar con otras personas dentro de la carrera”.
Por otro lado, el sociólogo Jordi Pérez Tarragona, también egresado de la UNMdP, señaló que mantener una actividad laboral y una formación universitaria al mismo tiempo puede “afectar a la autoestima de los estudiantes, porque al comenzar carrera se piensa en cierta cantidad de tiempo y luego se tarda mucho más. Por lo tanto, existe una brecha significativa entre las personas que solo estudian y aquellas que estudian y trabajan”.
El rol institucional
La experiencia también se ve determinada por las posibilidades institucionales disponibles, como los distintos horarios de cursada y franjas horarias, la consideración durante los periodos de inscripción a materias o exámenes, y la forma en que están conformados los planes de estudios, entre otros aspectos.
Según lo expresado por el licenciado Josserme, es crucial que las instituciones contribuyan en la organización de cada estudiante, permitiéndoles realizar una selección de acuerdo a su disponibilidad horaria, eligiendo las materias que pueda cursar según sus horarios y días libres.
“Todo esto incide en los plazos de graduación, pero a largo plazo, la persona puede finalizar su carrera de manera organizada, distribuyendo las materias de manera diferente a como lo plantea el plan de estudios, que está diseñado para un estudiante ideal y rara vez se lleva a cabo”. Rodrigo Josserme, psicólogo.
Por su parte, Pérez Tarragona reconoció que aunque “existen políticas institucionales que ayudan a apaciguar los momentos de crisis, faltan muchas más”. Algunas de estas políticas incluyen becas para fotocopias, a las que los sectores con menos poder adquisitivo tienen “mucha dificultad” para acceder, y sin embargo, “hay pocas becas para la cantidad de gente que las necesita”.
“Existen dispositivos, pero la necesidad es mayor. Estamos en un momento económico complicado, donde es carísimo estudiar, y eso inevitablemente perjudica tanto a los estudiantes como a la universidad. Es una situación muy difícil”, declaró Jordi Pérez Tarragona.
Las voces de los estudiantes
En diálogo con estudiantes de la Universidad Nacional de Mar del Plata, la mayoría comentó que sus jornadas de trabajo son part time, ya que las jornadas de ocho horas no les permiten desarrollar su formación de una manera “aceptable”.
Oriana, quien sueña con ser contadora pública, no siempre logra rendir al máximo, ya que trabaja seis horas por día de lunes a viernes. Expuso que si bien valora que su empleo esté relacionado con su carrera, es “muy agotador”, además de quitarle horas para estudiar.
Por su parte, Paula, estudiante de segundo año de Psicología, trabajó cinco horas por día durante su primer año de cursada. Describió la experiencia como “devastadora”, ya que realizar la jornada laboral luego de la cursada “produce mucho sueño, dejándote sin la capacidad de estudiar en los pocos tiempos libres”.
Martin estudia para ser Contador Público y trabajó durante todo su tránsito por la universidad hasta el momento, actualmente hace una jornada part time. Comentó que repercute negativamente en el tiempo dedicado a la carrera y en el bienestar mental por la presión que implica. Sin embargo, fue el único en mencionar que “ayuda a organizarse de mejor manera”.
Florencia, estudiante de Licenciatura en Turismo, ha estado trabajando cuatro horas por día desde que arrancó la carrera. Expresó que esta situación repercute “a la hora de organizar trabajos con compañeros y preparar parciales, ya sea por las horas de estudio o por tener que pedir un cambio de horario en el trabajo”. Por esta realidad, tomó la decisión de trabajar media jornada en lugar de ocho horas.
Los mandatos sociales
“Hay que tener en cuenta, a veces tanto desde el ámbito social como desde el familiar, se ejerce una sobrecarga de expectativas que en realidad terminan abrumándonos más que ayudándonos a enfrentar todas las exigencias diarias”, señaló Rodrigo Josserme respectos a las expectativas de las personas cercanas a los estudiantes.
En contextos sociales o familiares, esta presión puede generar “un efecto contraproducente en el estudiante ya que, en lugar de aliviar el estrés o la ansiedad, refuerza ciertas expectativas o estereotipos”, como la idea de tener que “recibirse en determinado momento” o el temor a hacerlo “tarde” y enfrentar dificultades para encontrar trabajo debido a la edad. Por eso es importante dejar de lado las expectativas y funcionar como “apoyo o contención”.
La importancia del descanso y el ocio
Es común que las personas que estudian y trabajan sacrifiquen horas de sueño para cumplir con las demandas académicas y laborales, lo que puede resultar en una falta de descanso o un descanso inadecuado cuando disponen de ese tiempo.
Esta situación puede tener consecuencias negativas, como dificultades para conciliar el sueño, preocupaciones constantes sobre las responsabilidades del día siguiente e incluso pensamientos negativos como “no voy a llegar” o “no voy a poder”.
Estos pensamientos persistentes no solo afectan a la duración del sueño, sino también a su calidad, ya que impiden que el cuerpo se desconecte y descanse como es necesario. “Aunque estén en la cama, las preocupaciones pueden mantener a las personas despiertas y sin el descanso reparador que necesitan”.
Las actividades vinculadas al ocio y el tiempo dedicado a fortalecer los vínculos personales tienen un papel principal en el bienestar de las personas. Sin embargo, es común que estas actividades se vean limitadas por las responsabilidades académicas y laborales.
Es importante recordar que “las actividades de ocio son necesarias porque promueven el bienestar y permiten llenarse de energía para afrontar las demandas, además de incluir momentos vinculados con el descanso y las pausas, que mejorarán el rendimiento a la hora de afrontar las actividades académicas y laborales”.
El impacto del contexto socioeconómico
El contexto socioeconómico y cultural ejerce inevitablemente un impacto en la vida de los estudiantes. “Los seres humanos somos seres que vivimos en comunidad, y nuestras vidas transcurren en instituciones, con otros, y lo que pasa a nuestro alrededor siempre nos va a afectar” señaló Josserme. El contexto actual “genera incertidumbre y temor, que se traducen en emociones como ansiedad y estrés”.
“Cuanto peor sea el contexto económico, más difícil es estudiar y menos gente accede” dijo Jordi Pérez Tarragona. Si bien “La universidad tiene distintas formas de contener a los estudiantes, como el Centro de Estudiantes, la Secretaría de Bienestar, y demás, es muy difícil contener a todos si la universidad tiene limitaciones presupuestarias”. Esto conduce a que las personas abandonen gradualmente la universidad.
Pérez Tarragona también destacó las grandes diferencias según los grupos demográficos, haciendo especial hincapié en la diferencia de género. “Por lo general las que cuidan a los niños son las madres, entonces es mucho más difícil para una madre ir a estudiar que para un padre. Esas desigualdades de género existen en la universidad”.
Asimismo, señaló que “las personas con menores recursos enfrentan mayores obstáculos para acceder a la universidad”, ya que implica costos como transporte, fotocopias, y la necesidad de tener computadora para hacer los trabajos.
“Existen algunos mecanismos por parte de la universidad para acompañar a esa gente, pero hay un montón de personas con necesidades y no dan abasto los recursos”. Jordi Pérez Tarragona, sociólogo.
En conclusión, el estudio y el trabajo simultáneos representan un desafío significativo para los estudiantes universitarios, especialmente en contextos socioeconómicos complejos. La falta de recursos, la presión académica y laboral, y las expectativas del entorno pueden generar situaciones de estrés, ansiedad y un descanso inapropiado, entre otros problemas, que impactan en el bienestar emocional de los estudiantes.
Por lo tanto, es fundamental que las instituciones educativas implementen políticas que ayuden a los estudiantes que enfrentan esta situación, brindando diferentes franjas horarias y diversos recursos de apoyo. Esto permitirá que los estudiantes tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial a nivel personal y profesional. Además, es crucial fomentar un ambiente empático y ameno entre los compañeros de estudio, así como en el ámbito familiar y social.
*Estudiantes del MediaLab, primer Laboratorio de Redacción para Medios Digitales. Se trata de un sistema experimental que consiste en el trabajo periodístico, de producción propia, que desarrollan alumnos del Taller de Redacción para Medios Digitales, correspondiente a la Tecnicatura de Periodismo Digital que se dicta en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata.