Usabilidad y accesibilidad: tener en cuenta a las personas en la arquitectura y en el diseño

La preocupación por la experiencia de usuario (UX) ha cambiado la manera de concebir y abordar proyectos enfocados en el uso de bienes y servicios. En la arquitectura, el interés por impulsar la usabilidad y la accesibilidad en los espacios se refleja en la implementación del diseño universal y la eliminación de barreras arquitectónicas.

Relevante para cualquier artefacto creado por el ser humano, la usabilidad hace referencia a cómo usamos las cosas, la facilidad con la que las utilizamos y si nos permiten hacer lo que necesitamos o deseamos hacer. En conjunto con la accesibilidad, ambas son características fundamentales para que el usuario pueda desarrollar su actividad independientemente de sus capacidades técnicas, cognitivas o físicas.

La contemplación por las personas con movilidad reducida, con dificultades de visión o de aprendizaje y diversas discapacidades conforma uno de los centros de interés de la disciplina. Julieta Villa, arquitecta y magíster en accesibilidad, expresó en diálogo con Portal Universidad: “Si tenemos un espacio, un bien o un servicio cargado de barreras arquitectónicas, barreras en la comunicación o barreras desde lo cultural, lo que hacemos es generar limitaciones en el uso, y limitación de oportunidades. En una palabra: estamos discriminando”.

Ideado por el arquitecto estadounidense Ron Mace, el diseño universal es un concepto que vela por el uso equitativo y flexible, el diseño simple e intuitivo y la información comprensible. También por la tolerancia por el error, el bajo esfuerzo físico y el tamaño y espacio para la aproximación y el uso.

La desconsideración por la accesibilidad de los usuarios se evidencia, por ejemplo, en ciertos diseños de sistemas de portería, que imposibilitan la rápida comprensión de personas con dificultades de aprendizaje u otras discapacidades. “Actualmente se diseñan los elementos de portería para que puedan ser usados por todas las personas, considerando los principios que posee el diseño universal”, explicó Villa.


Las botoneras de los ascensores actuales también se rigen por el diseño universal, incluyendo descripciones en braille. En ascensores de espacios públicos hay sistemas de voz que informan al usuario “usted está en planta baja”, “puerta abierta” o “puerta cerrándose”, para las personas ciegas.

Imagen de los botones de un ascensor que incluyen braille.

“En cuanto a las dificultades de aprendizaje, lo que venimos trabajando mucho es en el sistema de señalética con pictogramas de lenguaje universal, donde es importante el contraste de fondo y figura, que sean figuras claras y mensajes claros”, describió. Un ejemplo son los estacionamientos para personas con discapacidad, que “deben estar claros, no solamente escritos en el piso, porque si vos venís con el auto, no los ves” añadió Julieta Villa.

Los colores pasteles no permiten un contraste fuerte y, para las personas de baja visión, resulta difícil identificarlos. “Desde la arquitectura, si bien todavía existen dificultades en los espacios que diseñamos, el colegio de arquitectos tiene su asesoría, su comisión asesora en accesibilidad”, reveló. “Es una cuestión de ir generando más empatía en los espacios que diseñamos y en lo que nos toca diseñar”, agregó. En esta línea, la materia electiva “Accesibilidad al medio físico” de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la UNMDP forma a los futuros profesionales en accesibilidad y diseño universal.

Cartel con señalética sobre asistencia especial.

En la señalética con pictogramas de lenguaje universal, es importante el contraste de fondo y figura, que sean figuras claras y mensajes claros.

 

“Es una cuestión de ir generando más empatía en los espacios que diseñamos y en lo que nos toca diseñar”.

“Con respecto a las personas con dificultades de visión o personas ciegas, debemos garantizar, por ejemplo, en los espacios públicos, el contar con senderos podotáctiles”, detalló. Estos senderos guía sirven de referencia a la persona ciega para que pueda llegar a destino. Sin embargo, para que cumplan con su objetivo, deben estar libres de obstáculos.

La accesibilidad como derecho

“El Estado cuenta con normativas, principalmente la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD), que es un tratado internacional, una ley macro, y de ahí se toma la Ley nacional que es la 24.314, que permanentemente está en revisión”, comentó Villa. Como parte de la Convención, se contempla la accesibilidad para garantizar que las personas con discapacidad tengan acceso a entornos físicos, transporte, información y comunicaciones, así como a otros servicios e instalaciones abiertos o proporcionados al público.

De la Ley 24.314 se desprende el Reglamento General de Construcciones (RGC). Los edificios contemplados en el RGC deben cumplir con ciertos requisitos destinados a ofrecer a las personas con movilidad y/o comunicación reducida franqueabilidad, accesibilidad y uso. “Después hay leyes específicas como las que serían la accesibilidad al turismo, la accesibilidad en la parte de salud, en la ley de medios, en la ley de educación superior; todos contemplan la accesibilidad como un derecho humano”, aseguró.

La usabilidad se extiende a las plataformas TIC: “la Tecnología de la Información y la Comunicación es fundamental en las personas ciegas. Se movilizan y viven con aplicaciones en sus celulares que los ayudan a desarrollar sus actividades de la vida diaria”, fundamentó Julieta Villa. Con respecto a la accesibilidad web, comentó que “se está trabajando en ello, por ejemplo, a la hora de hacer un corto o algún material audiovisual, sí o sí debe contar con su traducción en texto debajo; y en los trabajos que uno presenta en los congresos, cada imagen que sube tiene que ser explicada debajo para las personas ciegas”.

“Para considerar la inclusión, hay que tener en cuenta la diversidad. Hay que empezar a pensar nuestros espacios, bienes, servicios, con carácter inclusivo. No alcanza con la integración, sino que hay que incluir, y para incluir hay que pensar en todas las personas, independientemente de su condición física, cognitiva o intelectual. Porque, si no, estamos vulnerando derechos” concluyó.

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