Boleta Única de Papel: el nuevo diseño “le saca importancia y gravitación a los partidos políticos y contribuye al fenómeno de la personalización”
El Senado de la Nación aprobó el pasado 13 de septiembre el proyecto de la Boleta Única de Papel impulsado por el oficialismo, lo que supone un cambio en el instrumento de votación para las categorías de presidente y vicepresidente de la nación así como también de diputados y senadores nacionales. En la votación en general, la iniciativa recibió 39 votos afirmativos, 30 negativos y ninguna abstención. No obstante, al sufrió modificaciones respecto del texto aprobado en Diputados en 2022, debe volver a la Cámara baja para su sanción definitiva.
Pero el tema no termina ahí sino que presenta varios interrogantes con respecto al sistema que actualmente se utiliza, desde la formación ciudadana hasta una posible restructuración de los partidos políticos. Para responder a todos ellos, desde Portal Universidad dialogamos con Franco Della Vella, politólogo y miembro del Observatorio Político y Social de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP).
El 22 de octubre de 2022 puede haber sido la última vez que en argentina se emitió el sufragio a través de la tradicional lista partidaria cerrada y bloqueada en formato papel. Es que en las elecciones legislativas del 2025 podría ya estar aprobada la boleta única. “Los cambios en materia de diseño y financiamiento hacen que esta decisión deba volver a debatirse en diputados. En caso de aprobarse, encontraremos toda la oferta electoral distribuida en formato de columnas y las categorías de forma horizontal. Esto supone que sea el Estado el que garantice la impresión, el diseño, la distribución y la posterior custodia de esas boletas sacándole el rol que antes tenían los partidos políticos“, explicó Della Vella.
Una de las consecuencias más significativas será que los partidos políticos pasarán a un segundo orden dentro de la estructura. “Lo que hace este nuevo diseño es sacarle la importancia y gravitación a los partidos políticos y a las estructuras partidarias como instituciones representativas y contribuir al fenómeno de la personalización de la política, no solo por una cuestión de logística sino en el diseño de la boleta. Al no permitirse el voto por lista completa, que es algo que uno normalmente hace cuando vota con la lista partidaria tradicional, le quita el peso al partido político y se lo da a la persona”, remarcó.
Otro de los factores a considerar es la formación ciudadana. “Esto implica mucho tiempo y planificación por parte del Estado y en conjunto con las autoridades de la Justicia Electoral y de las distintas Juntas Electorales Provinciales. No solo para capacitar a la ciudadanía que va a ejercer su sufragio sino también para aquellos apoderados de los partidos políticos que participarán en los comicios y autoridades de mesa“.
Este cambio del instrumento puede generar conflictos con el voto hacia otras categorías en el caso de llevarse adelante la elección en el mismo momento o adherir a la Ley de Simultaneidad. “Esto puede ser un posible problema sobre el cual la ley no aclara sobre cómo se va a resolver entre las distintas provincias y los cargos nacionales. Por ejemplo, si una provincia decide votar en el mismo momento los cargos nacionales con la boleta única en papel que sus cargos provinciales, la ley de simultaneidad supone que adapten el instrumento al instrumento de nación. Ahora sí ese instrumento es distinto, eso puede violar la Constitución Provincial o la ley provincial. Ese conflicto conflicto abre la puerta a la intervención de los organismos jurisdiccionales, a la Justicia Electoral”, explicó el politólogo.
Una decisión con “falta de discusión”
Según Della Vella, esta modificación requiere más debate, no solo en torno a ese instrumento sino a los efectos que eso puede traer en la política partidaria y la aparición de outsiders. “Javier Milei llegó a la presidencia siendo outsider con la boleta tradicional que utilizamos hasta ahora y ya hay muchos también en la Cámara de Diputados y en el Senado. Esto vendría a potenciar este fenómeno porque no tiene en cuenta otra dimensiones del sistema electoral. Si surgen problemas en el proyecto está contemplado hacer auditorías ex ante y ex post. Pero si hay conflictos por situaciones no contempladas lo que se hace es parar la elección”.
“Las elecciones son el proceso más importante de la democracias solamente pero con elecciones no alcanza para tener una democracia de calidad. Si no hay unas elecciones que estén bien planificadas, correctamente proyectadas, que tenga intervención en la participación activa de los sectores – políticos y sociales- y que ellos tengan legitimidad para llevar adelante y que se sepa cómo van a ser los procedimientos institucionales para resolver posibles disputas en torno a cuestiones legales o que pueda surgir la práctica, creo yo que no es lo más adecuado. Me parece que hay bastante hay bastante libertad a la hora de debatir la boleta en papel y se requiere un debate más profundo y que tenga el consenso en definitiva de la mayoría de los sectores partidarios que son los que después la van a implementar y eventualmente legitimar en las urnas“
Debilitación del gobierno de turno o de los partidos políticos
En el caso de la boleta única en papel que se está discutiendo a nivel nacional no habrá casillero para tildar el voto en blanco y tampoco por lista partidaria completa. “Sería como un elige tu propia aventura y uno podría elegir por un candidato a presidente y vicepresidente, otro diputado o senador de distintas fuerzas políticas y a eso se le agrava el hecho de que si se unifican las elecciones con algunas provincias, podría generar gobierno más débiles, congresos más fragmentados y diferentes mayorías y alianzas políticas entre las arenas subnacionales“, detalló.
Una de las cuestiones que tiene como positiva la boleta única en papel es que, actualmente, el Estado le paga a los partidos políticos por cada categoría en el distrito de compiten. “Esto genera que muchos partidos que son un ‘sello de goma’ se presenten a elecciones, el Estado les paga las boletas y después no imprimen las boletas ni las presentan en los cuartos oscuros, lo que se convierte en una manipulación partidaria para acceder a los recursos del Estado. Con la boleta única en papel eso se terminaría”.
A su vez, esto se vuelve un incentivo para aquellos partidos que no tienen una estructura sólida y ratifica la fiscalización. “Así pueden pueden garantizar su presencia en todo el país porque tiene la garantía de que van a estar en el cuarto oscuro. No obstante igual es preciso aclarar que la fiscalización va a ser necesaria porque se necesita de la presencia de todos los partidos a la hora de firmar un certificado de escrutinio, un acta o un telegrama”, apuntó.
¿Qué sucede con las PASO?
Las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) es otro elemento que no se contempla. “Cuando uno habla del sistema electoral tiene que hablar de un sistema complejo que está compuesto por distintas dimensiones y elementos que interactúan entre sí constantemente. Si se propone una reforma en un elemento del sistema tiene que tener en cuenta que eso puede tener impacto o efectos positivos y negativos en otro de esos elementos del mismo sistema. Por eso hay que ver qué sucederá con la oferta electoral y las colisiones en un escenario de crisis de representación partidaria”, agregó Della Vella.