Inflación en dólares: ¿por qué se da este fenómeno si su valor se mantiene estable?

Si bien los datos inflacionarios proporcionados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC) marcan una desaceleración, los precios son relativamente cada vez más altos tanto para los argentinos como para los extranjeros. Esa alerta quedó en primera plana días atrás con la disputa de la final de la Copa Libertadores donde aficionados de los equipos brasileños que vinieron a definir al campeón a Argentina se quejaron por los altos costos cuando, un año atrás, llegaron a hasta prender fuego billetes nacionales en las tribunas.
Para entender por qué se da este fenómeno, desde el Sistema de Medios Públicos de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) dialogamos con el docente y economista, Ricardo Panza, que detalló los motivos y las consecuencias que trae emparejadas.
El aumento en dólares del costo de producción tienen un impacto directo sobre la competitividad del sector productivo equilibrando la balanza inflacionaria. Este efecto, a diferencia de otros aspectos de la economía que el gobierno ha podido maniobrar en el corto plazo, no tiene un horizonte cercano.
Según Panza, este fenómeno hay que empezar a desglosarlo desde el cambio de modelo, con respecto a las políticas económicas anteriores. “Se suprimió el déficit fiscal, hay superávit, sobrante de fondos en dólares y no hay faltantes como antes porque, además, adiciona la confianza que inspira este gobierno en materia de divisas y moneda extranjera. Entonces los dólares empiezan a sobrar, hay un blanqueo que originó una oferta suplementaria de 23 mil millones de dólares y subsiste una medida del cepo que establece que los exportadores liquidan obligatoriamente un 20% de esas divisas en el dólar MEP, que es un mercado oficial”, apuntó el especialista.
A eso, hay que agregarle dos cuestiones más. “La primera es una moratoria que es algo que pasa pocas veces, pero esta única vez agregó una cantidad de dólares muy importante al mercado. Y después hay que pensar que una exportación de alrededor de 72 mil millones inyectan al mercado entre 1200 y 1300 millones de dólares por mes y no hay una demanda suficiente que los pueda agotar o abastecer. Todo eso hace que el dólar baje”, explicó.
A esto, la pregunta es por qué el gobierno no interviene y ajusta el valor de la divisa extranjera y la respuesta es, sin dudas, por cuestión filosófica. “Para Milei, el dólar – como todo- tiene que estar sujeto a la oferta y demanda por qué tendría que ser intervenido en esa cotización. Lo que si hace el gobierno, cuando puede, compra y detiene el proceso de baja”, agregó el economista.
Aspectos positivos y negativos
Ese contexto propone cuestiones que favorecen, en algún punto, pero que en gran medida perjudican. “El sueldo de todos empieza a aumentar en dólares porque antes un empleado ganaba 400 dólares y ahora, mágicamente, gana 800 . Lo que sucedió es que los precios siguieron una senda de inercia de crecimiento en pesos pero el dólar no acompañó esa curva ascendente. Entonces, de alguna manera, la posición comparativa mejoró y se siente un poco de alivio”.
Pero hay voces de alerta. “Resulta más barato comprar un termo Stanley que antes parecía inalcanzable. En Argentina hay gente que también fabrica termos. Cómo le va a ir a la gente que fabrica si todos van a elegir el importado. O qué va a pasar con los textiles, con las fábricas de indumentaria que están vendiendo internamente remeras a 40 mil o 50 mil, o sea 40 dólares, si todos sabemos que por 25 se consiguen remeras de primera calidad en cualquier shopping de Estados Unidos”, cuestionó Panza
Es que un dólar excesivamente barato provoca un incremento en las importaciones y un freno o una traba a las exportaciones, deteriorando la balanza comercial mientras mejora la cuenta capital. “Si se tenía un costo en dólares muy barato porque la divisa estaba cara, al exportar soja, por ejemplo, podías bajar el precio y eras competitivo. Pero si tú configuración es que ahora estos empleados cobran el doble en dólares y los gastos que tenés que pagar en pesos aumentaron, es posible que no puedas hacer esa corrección”.
El problema es qué pasa internamente cuando muchos de esos bienes que se importan antes se producían dentro de la frontera. “La medida correctiva más sencilla es devaluar, pero el Gobierno no lo quiere hacer porque sería volver a la problemática de la inflación, el crecimiento de precios y la bicicleta financiera”, completó el docente universitario.
La comparativa con la década de 1990
Esta situación se vivió durante el menemismo, con la convertibilidad y el plan de Domingo Cavallo. “No puede ser que por tan barato que sea todas las fábricas del país se fundan porque esto trae otros problemas colaterales que no son bueno. Sabemos que esto en los ‘90 ya sucedió y se hizo muy poco por detener este proceso”, recordó.
En respuesta a esto, desde el máximo mandatario afirman que el único camino es bajar los costos, ya sea fiscales, laborales y de logística. “Tienen que bajar el costo de la carga social y sindical de los empleados, los impuestos a las empresas que fabrican estas cosas. Pero estos procesos son lentos y la baja del dólar la tenemos ahora, es inmediato”.
La salida del cepo
Según algunos economistas, cuando se levante la medida restrictiva para la compra de dólares, la divisa va a subir, al menos hasta $1500. “Esto no puede pasar porque no hay fondos para financiar esa suba. Acá el problema es que mientras la brecha entre el oficial y el paralelo se va cortando, las condiciones técnicas para sacar el cepo mejoran. Con un 7% u 8% de brecha podés levantarlo y de hecho el gobierno debe estar pensando en esta situación, pero tiene que tener un colchón de reservas de 15 mil millones de dólares para poder atender cualquier pequeña corrida que se sustente porque siempre que ocurre esto se produce un fenómeno llamado “overshooting” o sobrereacción del tipo de cambio”.
Además, Panza agregó que: “Puede ser que las primeras jornadas el dólar se vaya a $1250 para estabilizarse en $1180. Esto puede ocasionar que el dólar vaya de $1.100 y termine aterrizando en $1150 en el futuro y que ocasione una pequeña corrida de 2% o 3% de precio. Es un costo que el gobierno tiene que estar dispuesto a afrontar. No alteraría en el largo plazo la estrategia de baja de la inflación, pero esos meses serían de suba. Pero no son dos meses cualquiera y no quieren correr ningún tipo de riesgo, menos en un año electoral”.