Guardia Nacional del Mar: un refugio de la esencia marplatense a través de las generaciones

Por Candela Mastromarino para el #MediaLab de Portal Universidad

Norma Fuloni y Luis Magrini – Foto: archivo fotográfico de la Guardia Nacional del Mar.

Alejandro Magrini es el hijo de Norma Fuloni Luis Magrini, fundadores de la Guardia Nacional del Mar y profesores de educación física como él. Alejandro narra la historia de sus padres como quien la vivió en carne propia.

En 1969 José Oteiza, un integrante de la Dirección Municipal de Turismo de Mar del Plata, hoy conocida como Ente Municipal de Turismo (EMTUR), viajó a Niza (Francia) y trajo consigo una postal de un grupo coreográfico, compuesto por mujeres que desfilaban por las calles de la ciudad usando uniformes iguales: con morriones (gorros característicos de estos grupos), polleras y bastones que acompañaban a ritmo su danza. En gran parte de Europa, se conoce a estas mujeres como Majorettes.

Con la inspiración de quien viaja y conoce cosas nuevas, Oteiza decidió formar un equipo de estas características en Mar del Plata para promocionar la ciudad y representarla en el país, y fue así como dio con los Magrini. Norma y Luis trabajaban como docentes en distintos colegios locales,

Norma se especializaba en clases de gimnasia, por lo que era para Oteiza la persona indicada para encomendar su tarea. Al recibir la propuesta, ella aceptó con una única condición: que su marido pudiera ser parte.

El 7 de diciembre de 1969 se presentó el grupo por primera vez, con un desfile en la Fiesta Nacional del Mar. Según Alejandro, hoy en día hay 50 guardias alrededor del país que surgieron “a imagen y semejanza” de la marplatense. Magrini cuenta que si bien la idea vino de afuera, ellos trabajaron mucho en formarla y con el tiempo “se convirtió en una marca registrada de Mar del Plata”.

Durante sus primeros años, la Guardia viajó por muchas provincias argentinas en representación de la ciudad, manteniendo la estética y estilo coreográfico de aquellas Majorettes de Francia. Alejandro y sus hermanos formaron parte del grupo durante los primeros 10 años, él tocaba el tambor y el redoblante en la banda musical y luego se incorporó al grupo de los abanderados. Ya adultos, sus hermanos decidieron irse de la Guardia y Alejandro continuó como profesor. Con el tiempo, también se fueron Norma y Luis: “en el año 2000, después de 30 años, mis padres dieron un paso al costado y yo tomé la dirección de la Guardia”.

Los fundadores dejaron de ser la cabeza de la institución, legado que le heredaron a Alejandro, pero siguieron participando en su financiamiento. En un principio, la Guardia estuvo a cargo de la Municipalidad de General Pueyrredón, pero en 1996 se firmó un convenio en el que pasó a depender de la “Asociación Amigos de la Guardia del Mar, una “especie de cooperadora sin fines de lucro” según Alejandro, a la que apoyaron por muchos años luego de retirarse sus papás. A través de la asociación, la Guardia recibe sustento para mantener el alquiler de la sede donde se ensaya, los sueldos de los docentes, los micros en que viajan a los distintos eventos, los uniformes y demás gastos. Además, el EMTUR le otorga dinero a la Guardia a cambio de su actuación en diferentes acontecimientos: festivales, inauguraciones, actos de figuras públicas y más.

Motores del valor: las y los guardianes

La danza y el desfile coordinados, la destreza y la prolijidad no son producto de la improvisación. La Guardia del Mar tal como se la ve en sus presentaciones es sólo la punta de un iceberg en el que subyacen muchos más factores que la hacen ser lo que es. Dentro de ellos, el componente más importante: sus integrantes.

Según cuenta Alejandro, actualmente el grupo está formado por más de 60 personas, que se dividen en otros subgrupos: el coreográfico, integrado por mujeres de uniforme rojo; el de bastón, también formado por mujeres pero de uniforme blanco; el de percusión, con mujeres que visten el color azul y el de los abanderados, en el que todos sus integrantes son hombres. Estos últimos ingresan directamente al grupo de banderas, alguna vez unos de ellos han sido bastoneros, pero no es lo usual, no participan de ninguno de los otros grupos.

Para seleccionar a las mujeres, los criterios “son exigentes”, explica el director. De los más de 100 inscriptos que hay por año suelen elegirse, según la vacante existente, entre 10 y 15 ingresantes. A ellas se les hace una evaluación coreográfica que dura alrededor de un mes, en la que se considera fundamentalmente su velocidad de aprendizaje y ejecución. Una vez seleccionados los integrantes, los directivos de la Guardia asisten a los colegios en los que estudian para corroborar su desempeño académico, buscando que sea bueno, para que la carga horaria de ensayos y preparación no interfiera. Según Alejandro, “no entra una chica que no sea excelente”. Los viejos criterios de selección que consideraban cuestiones de altura ya no son requeridos.

Si bien la participación en la Guardia es Ad Honorem, Magrini explica que lo que reciben a cambio las chicas y chicos es una formación de escuela de vida. Para él, “la infancia y adolescencia son los años de vida que a uno más le quedan guardados”, por eso hace énfasis en la importancia de formar parte de un grupo con características como las de la Guardia, que imparte valores de responsabilidad y compromiso: “los chicos vienen, no están con la familia y tienen la responsabilidad de viajar, armar el bolso, representar a Mar del Plata, hacer las cosas bien. Están acostumbrados a estar en eventos muy importantes, que un chico preadolescente no tendría la oportunidad de estar en su vida normal. De repente, acá están en congresos, en los eventos más importantes de la ciudad y aprenden a comportarse”.

La Guardia Nacional del Mar la hacen las chicas y chicos que año a año se preparan y entrenan para representar a la ciudad, es por eso que el resultado visible en cada desfile o evento no es producto de la improvisación, sino más bien del esfuerzo colectivo. En palabras de Alejandro, “si no hubiera motivación de las generaciones de entrar a un grupo como este, por el motivo que sea, la Guardia moriría”.

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