Brote de sarampión: la necesidad de volver a poner en agenda el calendario de vacunación

Pese a que en Argentina el virus del sarampión se encuentra eliminado, el alerta epidemiológico de los últimos días por la detección de casos en Ciudad de Buenos Aires volvió a plantear la necesidad de políticas públicas para la concientización sobre el tema y el control de los calendarios de vacunación en toda la sociedad para evitar la circulación endémica de este tipo de enfermedades virales.
Para entender el tema, desde el Sistema de Medios Públicos de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) dialogamos con la doctora especializada en epidemiología y docente de la Escuela Superior de Medicina de la UNMDP, Analía Rearte.
El sarampión permite hablar de vacunación en general ya que es una enfermedad que se transmite por un virus muy contagioso se transmite por gotículas procedentes de la nariz, boca y faringe de las personas infectadas. “El virus se transmite a través de partículas de aire, pero que están mucho tiempo suspendidas y es hipercontagioso. Aquellas personas que no han tenido sarampión y se encuentran en un ambiente con alguien que lo tiene, lo más probable es que se contagie. En general se da fiebre, puede que conjuntivitis, riñitis. complicaciones como las neumonías e incluso llevar a a a la muerte”, explicó la ex Directora Nacional de Epidemiología e Información Estratégica de Ministerio de Salud de la Nación.
Es fundamental. La generación de información en base a datos locales es el ABC para tomar decisiones con evidencia y que tengan el mayor impacto. Tomar decisiones sin información es un problema muy grande. Y en este caso, poder detectar rápidamente, por eso es tan importante la sospecha y no se espera que se confirme el caso. Apenas tengo una sospecha, empiezo a vacunar a todos los contacto para tratar de bloquear.
Entonces, es fundamental la consulta temprana, la sospecha temprana y al hacer todas las acciones epidemiológicas para tratar de bloquear ese brote y que no se siga propagando
Además de esto, Rearte aclaró que hay efectos a largo plazo. “Tiene una complicación a los 10 o 12 años por un proceso inmunológico que produce otra enfermedad que hemos visto después del brote que tuvimos en 1998 donde vimos casos de chicos que empiezan a a perder sus funciones motoras abruptamente y que termina en una postración y luego en muerte“.
Si bien la Argentina no presentaba casos autóctonos desde el año 2000, a fines de agosto de 2019 se inició en el país el brote más extenso desde que se logró la eliminación de la circulación endémica, con 179 casos confirmados (118 en 2019, 3 importados y 115 de origen desconocido y 61 en 2020, 13 importados y 48 de origen desconocido) y una defunción..
Lo que está pasando ahora en estos últimos años es que están bajando las coberturas de vacunación y eso es un problema para todos”
Que esta enfermedad se encuentre “eliminada” en el país significa que gracias a las altas coberturas de vacunación, el virus no puede circular libremente. No obstante, esa situación no se da en otros puntos del planeta. Hay otros lugares del mundo como Estados Unidos, como Europa, África o Asia que tienen mucha circulación porque tienen menores coberturas de vacunación. Entonces con la cantidad de viajes que hay y la inmediatez con la que estamos en un lugar y en otro pueden suceder lo que estamos viendo ahora en Ciudad Buenos Aires y es que ingresó alguien contagiado de fuera y contagió a algunas personas relacionadas con este caso“, aclaró la especialista.
Así, esto presenta dos escenario. “Si nosotros logramos mantener buenas coberturas, ese pequeño brote lo podemos controlar y, al tener toda la población inmunizada, el virus no encuentra nicho para contagiar. Ahora, si nosotros bajamos las coberturas vamos a permitir que vuelva a circular como pasó en 2019. En Argentina no solo tenemos sarampión eliminado sino que además está controlada la rubiola, poliomielitis, la tos convulsa, algunas meningitis y neumonía. Y todo eso es solo gracias a que tenemos a mucha gente vacunada. Lo que está pasando ahora en estos últimos años es que están bajando las coberturas de vacunación y eso es un problema para todos“.
La falta de percepción de riesgo
Al ser una enfermedad eliminada, la información y formas sobre la que se trata culturalmente al sarampión, en este caso, varía con respecto a generaciones anteriores. “Si hablamos con nuestros padres o abuelos seguramente nos cuenten que cuando eran chicos había mucho miedo de volver a su casa con polio. Hoy en día los que tenemos hijos en edad escolar no tenemos esos miedos y lo que pasa es que no lo ponemos en agenda como algo a completar. Entonces es muy importante volver a poner en agenda que logramos un montón de cosas gracias a las vacunas, pero que necesitamos vacunarnos y completar nuestros esquemas para mantener esto”, aclaró.
Esa baja en los controles de salud que se detecta en la actualidad tiene un correlato con el período de pandemia por Covid-19 aunque Rearte lo separa del efecto específico en vacunas. “Con todo el revuelo, dudas e incluso la desinformación y noticias falsas que circularon, el 95% de la población en Argentina se puso al menos de una dosis de vacuna de coronavirus. Eso significa que nosotros en Argentina tenemos una población que confía en las vacunas. No tenemos los problemas que por ahí tienen sí otros lugares como Estados Unidos o Europa con muchísimos movimientos antivacunas o dudas o reticencias. Lo que nos pasa a nosotros es que las vacunas empiezan a funcionar y entonces empieza a haber menos enfermedades y entonces disminuye fuertemente la percepción de riesgo.
La importancia de completar los esquemas de vacunación
Al igual que otras 17 vacunas, la del sarampión está incluída en el sistema de vacunación nacional que es obligatorio y gratuito. Dentro de la “Triple Viral”, la misma también protege de parotiditis y rubéola y no se necesita orden médica para ser aplicada. “Hay más de 8000 vacunatorios en todo el país y no hace falta ni que te acuerdes que vacunas tenés o no, porque ahí el personal de salud está muy bien entrenado y te van a informar. Y si pasó tiempo y te olvidaste te podés poner la dosis que te falta porque tiene la misma efectividad”, subrayó.
Por eso, es importante que la sociedad toda empiece a completar sus esquemas. “Cuando decimos todos y todas es todos y todas, porque antes las vacunas eran para los chicos y las chicas, los escolares, y hoy hay vacunas para todas las edades de la vida. Entonces, los adultos tenemos que estar vacunados, los adultos mayores tienen vacunas específicas para protegerlos de las neumonías y gripe, por ejemplo; las embarazadas tienen vacunas para para prevenir tosferina, difteria y tétanos”, enumeró.
Así, es fundamentar destacar que el hecho de vacunarse no es una acción individual. “Tenemos que entender que cuando nosotros nos vacunamos no solo nos protegemos a nosotros sino que realmente estamos contribuyendo a que toda la comunidad esté protegida. Las enfermedades no se eliminan o no se controlan si no tenemos una población vacunada”.
La prevención y el tratamiento
Teniendo en cuenta que último gran brote fue en 1998 y si bien después si hubo recirculación en el 2019, la gran mayoría de los pediatras no han visto muchos casos de sarampión. “Lo que sucede con el sarampión es que no tiene un tratamiento específico, por eso es tan importante la prevención. Lo único que se hace es tratamiento ‘de sostén’ que consiste en hidratar y controlar que no surjan complicaciones. Pero no hay un antibiótico específico”.
Actualmente, Mar del Plata aún no registra casos. Por eso, Rearte destaca los síntomas para prevenir cualquier complicación: “Ante ya solo fiebre y exantema – sarpullido plano- y ni hablar si se suma conjuntivitis o secreción por la nariz o faringitis, hay que tratar de tener la sospecha, realizar la consulta y llevar adelante las acciones de bloqueo”.
Con respecto al foco poblacional que más afecta, la docente universitaria explicó que “las personas con alteraciones nutricionales o inmunológicas tienen mucho más riesgo, pero hoy por hoy, si ves los casos, afecta a los que no están vacunados, básicamente. Si no tenemos las dos dosis de vacunas, podemos tener sarampión”.
Por último, Rearte remarcó la importancia de generar información en base a datos locales a través de los pacientes. “Esto es el ABC para tomar decisiones con evidencia y que tengan el mayor impacto. Tomar decisiones sin información es un problema muy grande. Por eso es tan importante la sospecha y no se espera que se confirme el caso. Apenas la tengo, empiezo a vacunar a todos los contacto para tratar de bloquear y evitar un brote mayor“.