Glaucoma: la enfermedad silenciosa que puede llevar a la ceguera

El glaucoma es una enfermedad ocular crónica y progresiva que afecta a millones de personas en el mundo. En su forma más común se presenta como “glaucoma crónico simple”, el cual no presenta sintomatología en sus primeras etapas y esto lo convierte en una afección peligrosa debido al desconocimiento de los pacientes acerca de su padecimiento.

Esta enfermedad se produce cuando la presión intraocular se encuentra por encima de los valores normales, generando daño en las fibras del nervio óptico y la retina. Desde el Sistema de Medios Públicos de la UNMDP dialogamos con el doctor Gustavo Casanova, oftalmólogo y docente de la Escuela Superior de Medicina quien explicó: “El paciente, al principio, no nota cambios en su visión. Sin embargo, con el tiempo, el campo visual se va reduciendo lentamente y, en casos avanzados, la persona solo ve a través de una especie de ‘caño de escopeta’”. Este deterioro es progresivo y puede llevar a la ceguera si no se detecta a tiempo.

A nivel poblacional, el glaucoma afecta a entre el 2% y el 3% de las personas, con algunas variaciones según la raza y factores de riesgo. “La hipermetropía, la diabetes, la hipertensión y la carga genética son algunos de los factores que aumentan la posibilidad de desarrollar la enfermedad“, detalló el especialista.

Detección y tratamiento: la importancia del diagnóstico precoz

Detectar el glaucoma es relativamente sencillo. En cada consulta oftalmológica de rutina se debe medir la presión intraocular, que en condiciones normales oscila entre los 10 y los 20 mm de mercurio. “Si encontramos valores elevados, realizamos estudios adicionales para determinar si hay daño en el nervio óptico y en el campo visual“, explicó Casanova.

Si bien el glaucoma no tiene cura, sí puede ser controlado. “El objetivo del tratamiento es evitar que el daño progrese. Utilizamos colirios hipotensores para disminuir la presión intraocular. Si esto no es suficiente, recurrimos al láser o, en última instancia, a la cirugía”, mencionó el oftalmólogo. La cirugía puede incluir procedimientos como la trabeculectomía, en la que se crea un nuevo canal de drenaje para el humor acuoso, o la colocación de válvulas que regulan la presión ocular.

A diferencia de otras enfermedades, el glaucoma no se puede prevenir con cambios en la dieta o el estilo de vida. “No hay una manera de evitar su aparición. Sin embargo, el control periódico es clave, especialmente en personas con antecedentes familiares. Quienes tienen padres o abuelos con glaucoma deben realizarse controles anuales para medir la presión ocular y evaluar el estado del nervio óptico”, enfatizó Casanova.

El especialista también advirtió sobre otro tipo de glaucoma menos frecuente pero más agresivo: el glaucoma agudo. “Este sí presenta síntomas muy evidentes, como un dolor intenso en el ojo, visión borrosa, ojo rojo y náuseas. Es una urgencia oftalmológica y requiere atención inmediata” sentenció.

Sobre las medidas preventivas, el especialista detalló que “el exceso de luz aumenta el metabolismo a nivel de retina y si es paciente expuesto genéticamente, produce un mayor aumento de unos factores que generan un estrés retinal, producen daño retinal, es un factor proinflamatorio y eso va dañando fibras nerviosas”, por lo cual protegerse de la luz solar y la luz de las pantallas de dispositivos electrónicos con lentes adecuados, es fundamental, además del buen descanso. 

Según el médico, estudios realizados en Japón sobre estudiantes, indicaron que quienes sostenían jornadas educativas de alrededor de 8 a 10 horas en las cuales incluían gran parte de su actividad frente a pantallas tenían más propensión al desarrollo de patologías como la miopía, en comparación a quienes sostenían jornadas de 4 a 5 horas diarias y en las cuales tenían incorporadas actividades al aire libre.

Campañas de concientización en Mar del Plata

Desde la Escuela Superior de Medicina de Mar del Plata, los doctores Gustavo Casanova y Lucio Cerelli trabajan en la planificación de campañas para la detección precoz del glaucoma y la retinopatía diabética. “Queremos llevar adelante iniciativas junto con los estudiantes para concientizar sobre estas patologías y facilitar el diagnóstico temprano”, adelantó el oftalmólogo.

La detección temprana es la única herramienta para frenar su avance y evitar la ceguera. Por ello, los especialistas insisten en la importancia de los controles oftalmológicos periódicos. “La gente ya está más informada y pregunta en la consulta sobre su presión intraocular, lo cual es un avance. Pero todavía recibimos pacientes con daño severo que nunca habían sido diagnosticados”, concluyó Casanova.

El glaucoma es una enfermedad silenciosa, pero con el conocimiento adecuado y controles periódicos, es posible detectarlo a tiempo y evitar su progresión. La consulta oftalmológica anual es la mejor herramienta para proteger la visión y garantizar un tratamiento efectivo. La concientización sobre esta patología sigue siendo un pilar fundamental en la lucha contra la ceguera irreversible.

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