La gran alerta climática: océanos más cálidos y ácidos, mares en ascenso y ecosistemas en riesgo

Por Panel Interdisciplinario sobre Cambio Climático UNMDP
El pasado 19 de Marzo de 2025, un reporte de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) nos advertía que el nivel de concentración de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzado en el año 2024 resulta el mayor de los últimos 800.000 años – sí, ochocientos mil años (State of the Global Climate 2024). Pero las emisiones de
metano y óxido nítrico también se acumulan en la atmósfera, todos afectan el balance energético del planeta. Al explicar el origen de tal anomalía, la quema de combustibles fósiles continúa representando la principal fuente de emisión. Por ello la urgencia de avanzar con la transición energética, aun cuando las rentas que genera la industria digan lo contrario.
Lo anterior explica el aumento en la temperatura promedio global que experimenta la humanidad, así como el por qué el año pasado se convirtió en el más caliente desde que se poseen registros – los primeros, hace 175 años. El cambio climático está con nosotros y afecta a todos, particularmente a los sectores más vulnerables,
y en cualquier rincón del mundo, aunque algunas regiones resultan más expuestas que otras. Con el aumento en las temperaturas llegan los eventos extremos (ciclones, precipitaciones extremas, sequías, incendios), 151 registrados en 2024.
No necesitamos observar los registros, basta con repasar lo sucedido recientemente en Bahía Blanca (inundaciones) o en El Bolsón (incendios), aunque también podríamos recordar las imágenes que nos llegaban de Valencia o Los Ángeles este mismo año.
Nótese, sin embargo, que los promedios consignados no se reparten de manera uniforme. En particular, aquí queremos consignar el efecto del calentamiento global sobre la temperatura de los océanos, lo cual resulta de particular gravitación en la zona costera del país, donde la influencia de esta Universidad resulta directa. Cabe
consignar que los océanos receptan el 90% del superávit energético que genera el planeta, sea naturalmente o por acción humana, por lo que cualquier cambio que altera el balance afecta directamente a la “superficie azul”. De aquí que los últimos guarismos deberían ponernos en alerta, de categoría máxima. En los últimos 15 años (2005-2020), la temperatura de los océanos ha observado una tasa de calentamiento que duplica a la observada en los 45 años precedentes (1960-2005) –
siendo las zonas aledañas a los casquetes polares las que registran mayores incrementos en sus valores promedios. Esto último explica la menor formación de hielo que, año tras año, se forma en los mares circundantes. También el continuo deshielo que se evidencia en la Antártida y el Ártico. Todo ello abreva en crecientes subas en el nivel de los mares, de fuerte influencia en las zonas costeras – donde vive la mayor proporción de habitantes del mundo.
El citado informe alerta que, en el período 2015 – 2024 se observó un aumento de 4.7 mm anuales, valores que deben contrastarse contra el aumento de 2.1 mm anuales observados durante 1993 y 2002. Adicionalmente los océanos absorben el CO2 atmosférico de origen antrópico induciendo a una mayor acidificación de los mismos, un descenso de los valores de pH, proceso con graves consecuencias para la vida marina, afectando la biodiversidad, y los ecosistemas marinos, por tanto, los servicios ecosistémicos que proveen como las pesquerías, turismo, regulación del clima, culturales con implicancias sobre el trabajo y alimentación de cientos de millones.
Así las cosas, el gobierno argentino amenaza con abandonar el protocolo de París, mientras que una vasta mayoría sigue apostando por la industria petrolera y el potencial de Vaca Muerta. El mismo entusiasmo se observaba en Mar del Plata y zona de influencia con la explotación offshore. Vamos camino a la extinción, pero nos motoriza la rentabilidad de corto plazo. En la carta de presentación del informe, Celeste Saulo, Secretaria General de la OMM, nos plantea lo grave del momento, destacando que de continuar con el sendero actual “estamos aumentando los
riesgos para nuestras vidas, economías y el planeta”.