A un año de la marcha federal universitaria: memoria, resistencia y futuro

El 23 de abril de 2024, las universidades públicas argentinas se convirtieron en protagonistas de una de las manifestaciones más convocantes de los últimos tiempos que nucleó a más de un millón de personas en todo el país que salieron a defender la educación superior ante los embates del gobierno nacional. A un año de aquella gesta, el rector de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Alfredo Lazzeretti, compartió su mirada sobre el presente del sistema, los desafíos que persisten y la importancia de no perder el horizonte.
Las calles circundantes al Complejo “Manuel Belgrano” llenas, banderas que representaban a todas las facciones de la comunidad universitaria, pancartas que denunciaban lo que sigue sucediendo y libros en lo alto para destacar contra lo que están yendo. Así se vivió esa tarde en Mar del Plata y en todo el país. Con una adhesión que superó las expectativas y más de 13 cuadras de personas que acompañaron hasta Luro y Mitre, el pedido se hizo sentir.
Esa masividad no fue un hecho aislado, sino el resultado de una construcción histórica. “La sociedad entiende el valor de tener una institución a la que sus hijos pueden acceder sin pagar, sin cupos ni exámenes de ingreso. Pero no solo eso, sino la capacidad que tiene el sistema universitario para formar profesionales que hoy sostienen gran parte del entramado social como médicos, arquitectos, biólogos, abogados, psicólogos, docentes. La universidad pública argentina es el resultado de políticas educativas de distintas generaciones y gobiernos a lo largo de los últimos siglos y eso hay que defenderlo”, afirmó.
La Marcha Federal Universitaria fue “histórica, multitudinaria, emotiva y solidaria”
Sin embargo, advirtió que el panorama actual es preocupante. “Después de aquel ataque inicial, el gobierno optó por una estrategia distinta que es la indiferencia, pero sigue adelante con un plan de desfinanciamiento que afecta directamente a la educación y a todo el sistema de ciencia y tecnología, que es inseparable de la universidad. Una universidad que no investiga, que no desarrolla tecnología, deja de ser universidad. Y eso requiere inversión sostenida, no solo voluntad. Sin presupuesto, no se puede proyectar”, sostuvo.
Respecto a las herramientas para enfrentar esta situación, Lazzeretti llamó a no resignarse ni caer en la inacción. “Hay que seguir denunciando estas carencias, trabajar con la comunidad universitaria y dialogar con otros poderes del Estado. Si el Ejecutivo es indiferente, hay que acudir al Legislativo, que es el poder originario en la creación de universidades. Necesitamos previsibilidad. El presupuesto es una herramienta de control del Legislativo. Sin él, el Ejecutivo dispone de los recursos a discreción, sin rendir cuentas al pueblo y eso es inadmisible”, propuso.
En paralelo, Lazzeretti advirtió sobre el riesgo de un vaciamiento cultural más allá del aspecto financiero. “El ataque al sistema universitario también forma parte de un intento de desacreditar el conocimiento, la ciencia y la producción crítica. Se trata de instalar una lógica individualista que choca con la esencia misma de la universidad pública: un proyecto colectivo, solidario, que iguala oportunidades”, señaló.
Por último, el rector remarcó que, si bien el contexto sigue siendo difícil, el futuro de la educación superior está en manos de la unidad y el trabajo conjunto de todos los sectores: “Hoy más que nunca necesitamos mantenernos firmes y organizados. La sociedad ha demostrado su apoyo, pero debemos seguir defendiendo la universidad, no solo en el plano financiero, sino también en lo cultural y político, como un pilar fundamental para el desarrollo del país. A lo largo de la historia, la universidad ha resistido muchos embates y siempre salió fortalecida“, concluyó.