La danza, como trabajo y estilo de vida: Raquel Garbi, ganadora del premio Estrella de Mar 2025

Por Milagros Lezama, Abril Casas, Lautaro Pérez , Delfina Lizundia y Giovanni Spinelli para el #MediaLab de Portal Universidad
En las diagonales platenses de 1984, una niña de tres años sin ningún tipo de conexión previa a la danza, se dejaba llevar por la melodía suave de cualquier canción que escuchara. Su madre la escuchó a ella, y la llevó a un pequeño estudio de danza ubicado en el corazón de la ciudad de La Plata, si saber que ahí empezaría un largo camino de disciplina, motivación y trabajo; un nuevo estilo de vida, una nueva pasión que seguiría latente en todo su recorrido, sin saber que ahí se empezaría a formar Raquel Garbi, la ganadora del Estrella de Mar 2025 a mejor coreografía.
“Empecé a dar clases a los quince años. Para mí no es un trabajo. Me pagan por pasarla bien”, dice Raquel, entre risas, con la sinceridad de quien hace lo que ama desde siempre. Formada en danza española, jazz, clásico, tap y comedia musical, transitó estudios en La Plata y Buenos Aires, y desarrolló una carrera que integra la interpretación, la creación y la enseñanza, sin desligarse nunca de la formación.
“No tengo escuela, ni quiero tener. Yo me dedico a dar clases, nada más”, afirma. Su día a día transcurre entre academias y salas de ensayo donde transmite técnica, experiencia y una forma particular de vivir el arte. Más allá de los escenarios, su mayor compromiso está con la docencia: “Cuando entro al salón me transformo. Me siento empoderada. Me siento fuerte. Me siento feliz”.
-¿Cuando empezaste a sentir que esto no era un hobby sino que se podía transformar en tu trabajo?
– “Como forma de vida siempre, porque yo iba al colegio y sabía que después tenía que ir a danza, y ya era una disciplina que adquirí de chiquita. Y los profesores te ven, ven cuando uno es chico y tiene como esa cosita, de querer más, de investigar y preguntar todo. Ahí el profesor es el que te lleva a encontrar el camino.”
Raquel cuenta que arrancó danzas españolas, porque la profesora la vio y le dijo a su mama: “Traela porque a Raquel le gusta”, con el mismo entusiasmo que a sus 44 años sigue vivo, a los 10 se quedaba mirando a estudiantes más grandes y aprendía desde afuera del aula; hoy en sus propias palabras afirma que, “la danza me salvó en muchos momentos difíciles”. Y esa salvación no derivó sólo del movimiento, sino también de lo que representa: un espacio propio, una fuente de expresión, una rutina que le brinda sentido. En cada clase, en cada ensayo y en cada coreografía, Raky encuentra no solo trabajo, sino también refugio.
Maternidad, trabajo y pasión
La danza para Raquel es mucho más que un oficio. Es un modo de vida que la acompaña en cada etapa. Incluso durante los desafíos de la maternidad, nunca dejó de enseñar. “Me adapté como pude. A veces lo hacía con mi hijo en brazos”, recordó. “Con mi primera hija, Mochi, paré durante tres años, pero con los otros dos Charo y Astor, di clases hasta que nacieron, y luego retome al toque” cuenta mientras mira a su hija del medio jugar. Encontró en la danza una herramienta para sostenerse emocionalmente, organizarse y salir adelante.
-¿Cómo enfrentas los desafíos de ser mamá y bailarina? ¿Te perdiste alguna oportunidad?
“Si, obviamente hay cruceros, hay teatros, hay de todo que como bailarina te perdes. Es algo que para una mamá es difícil, por lo menos yo con mi modo de ser mamá que es cómo estar muy con mis hijos, no, no puedo delegarlos”
Una salida para vivir y seguir su pasión, parece a veces un sueño poco alcanzable. Garbi es de aquellas que supo enfrentar las adversidad y transformarlas en algo positivo, “Entonces, aproveché todo eso que yo sabía para ser profe y dárselo a todos los alumnos que venían a mi clase.” cuenta al recordar cómo la idea de ser profesora fue creciendo fervientemente.
La maternidad no fue un obstáculo sino una forma de encontrar su camino, incluso a una salida en un mar lleno de oportunidades. “Ahí empecé, digamos, a tomar la conciencia de que ser profesor eh iba a ser una parte de mi vida muy importante” cuenta de cómo dar clases se convirtió en el principal sustento de su vida, y la de sus hijos. En el 2001 a los 20 años, Raquel queda embarazada de su hija mayor, en un momento de mayor aptitud física es seleccionada en uno de los espectáculos más reconocidos de la comedia musical “Hairspray” en calle Corrientes, “les dije, No puedo, chicos. Por eso me dediqué más a ser profesora que también puedo adaptarlo a mi maternidad”.

«Raky» junto a Astor, su hijo más pequeño en una función de Eternamente Queen.
“Eternamente Queen”
“Eternamente Queen” se consolidó como uno de los espectáculos más destacados de la temporada teatral marplatense 2025, ofreciendo una fusión entre la música icónica de la banda británica y una propuesta coreográfica innovadora. Bajo la dirección de Raquel Garbi y la producción de Anahí Ramos, el show rindió homenaje a Queen mediante una puesta en escena dinámica y emotiva, que conectó profundamente con el público.
La propuesta no buscaba limitarse al ámbito de la danza, sino abrir el juego a un espectáculo que interpele a públicos diversos. “Al que no le gusta la danza quizás lo aburre, por ejemplo, a ‘Mario’ el verdulero capaz que no le copa un espectáculo de danza. Pero al poner Queen, yo sabía que no iba a presentar un simple espectáculo de danza, iba a hacer un show”, explicó Garbi, consciente del desafío de convocar a un público amplio sin resignar calidad artística.
La excelencia de la obra fue reconocida en los Premios Estrella de Mar 2025, donde “Eternamente Queen” obtuvo el galardón en la categoría “Danza”, y Raquel Garbi fue distinguida por su labor coreográfica. “Queen es una banda que todos conocen y escuchan. Y eso buscaba, algo masivo que llame a muchas generaciones”, sostuvo la coreógrafa. Al recibir el premio, no ocultó su emoción: “cuando gané el premio se me vino la imagen de mi vieja enseguida, y a ella se lo dediqué”, expresó entre lágrimas.
La obra se presentó en múltiples ocasiones en el Teatro Municipal Colón, con funciones que agotaron localidades y capturaron la atención tanto de residentes como de turistas. “En una parte quería que pase lo que dice Freddie en la película, que la gente se acople a la coreografía. Y siento que logramos eso”, destacó Garbi sobre la respuesta del público. La combinación de coreografías precisas, vestuario impactante y una selección musical que abarcó los grandes éxitos de Queen, convirtió al espectáculo en una experiencia que se llevó muchos aplausos.
La danza como trabajo: sin regulaciones y más sacrificio que recompensa
Frente a los comentarios prejuiciosos de que del “arte no se puede vivir”, Mar del Plata es cuna de inalcanzables artistas, que despliegan su trabajo por Buenos Aires y el mundo. Mientras el progreso y reconocimiento económico se encuentra fuera de la ciudad, hay profesores que siguen apostando por la formación local.
-¿Es posible que alguien pueda dedicarse a la danza al 100% y que sea su único ingreso económico? ¿Hoy lo ves capaz para nuevas personas?
“Está difícil, sí. Es difícil para todos. Estamos muy asentados quizás en las cabezas de de lo que son los profesores.Pero también está en cada estudio dar dar la oportunidad a a nuevos, , a nuevos cráneos, digámoslo así.”
En una ciudad donde la precarización laboral es parte de cualquier tipo de vida, vivir del arte sigue siendo un sueño ajeno, pero es posible para aquellos que con disciplina y esfuerzo, logran innovar para crear oportunidades; así contaba Raquel, buscando esperanzas en lo que hoy es su trabajo: “Para mí sí hay posibilidad, pero también hay que ingeniárselas para innovar y hacerte ver.”
En Argentina no hay una ley nacional que regule de forma específica e integral la actividad laboral de la danza. Sin embargo, hubo avances a través de reclamos, los cuales lograron una regulación parcial. Luego de 15 años de lucha por parte del Movimiento Federal por la Ley Nacional de Danza y tras haber presentado varias veces el proyecto antes la Cámara de Diputados. El 11 de noviembre de 2023 lograron la Ley Nacional de Danza.

Raquel en el salón de danza, del instituto Anahi Ramos.
Sobre esta problemática, Garbi cuenta que: “La regularización de esta profesión es difícil. Y uno se tiene que hacer mucho cargo de eso, de estar atrás, de su monotributo todo, esas cosas tienen que estar mucho atrás, porque si no, ¿viste? No, no hay hoy amparos dentro de lo que es la regularización de la danza en esto de vacaciones, en licencias no, no hay nada.”
La misma implica el reconocimiento oficial de quienes forman parte de este sector en el marco laboral, la creación de un instituto nacional dedicado a la danza, el fomento económico y cultural de la actividad y la regularización de los derechos laborales y sociales a través de un registro profesional.
A pesar de estos avances por la lucha de que la danza se regule en un marco legal, en Argentina no está completamente regularizada como profesión. “Agradezco que tengo una profesión, que puedo darle comida a mis hijos con lo que hago” asegura Raquel.
El salón de danza como oficina: Un aporte que trasciende el escenario
Más allá de las coreografías, las clases y los premios, el trabajo de Raquel Garbi representa un aporte social de enorme valor. A través de la enseñanza artística, contribuye a la formación emocional, expresiva y corporal de sus alumnos, generando espacios de contención y desarrollo personal. Su enfoque pedagógico, centrado en el disfrute y en el respeto por los tiempos individuales, permite hoy aquellos que quieran formarse como bailarines, encuentren en la danza una herramienta de expresión, confianza y bienestar.
“Yo los veo en el salón, en el ensayo y ahí saben que pueden contar conmigo, que pueden hablar, que pueden esto, pero siempre dentro” dice Raquel. Esta profesión no solo implica el espacio de aprendizaje de la técnica, si no también involucrarse para hacer crecer a sus alumnos y orientarlos en su camino, como alguna vez hicieron con ella.
Además, su ejemplo como trabajadora del arte muestra que es posible construir una trayectoria profesional coherente sin renunciar a los valores personales. Su compromiso cotidiano, sostenido incluso en contextos adversos, inspira a quienes la rodean y fortalece el rol de la cultura como motor de cambio social.
-¿La danza te ha salvado de momentos donde estabas mal?
–“La danza me ayudó en todo en mi vida. La danza te salva, la danza te cura. Como te digo, es mi estilo de vida. Yo no me veo sin danza, no me imagino sin danza. No me imagino sin ir a las clases. Es mi modo de respirar.”
