Tensión entre Irán e Israel: una escalada con raíces profundas y repercusiones globales

El enfrentamiento entre Irán e Israel no es nuevo, pero en las últimas semanas ha alcanzado niveles de tensión que preocupan a nivel global. El ataque con drones lanzado por Israel sobre objetivos estratégicos dentro de Irán, incluyendo la capital Teherán, marcó un punto de inflexión en una disputa históricamente manejada a través de actores intermediarios. En esta ocasión, el conflicto se trasladó al terreno directo, con consecuencias imprevisibles. En este contexto, desde el Sistema de Medios Públicos de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) dialogamos con Rafael Briano, licenciado en Ciencia Política y experto en política internacional, quien explicó el momento que está atravesando el conflicto entre ambos países y la postura del gobierno argentino.
En la madrugada del viernes 13 de junio, Israel lanzó drones desde dentro del territorio de Irán para destruir los sistemas de defensa y radares a través de una sofisticada operación del Mossad donde agentes de inteligencia introdujeron de contrabando los recursos necesario para destruir lanzadores y sistemas de defensa, lo que limitó la magnitud de la represalia iraní a la “Operación León Naciente”. El saldo inmediato fue trágico: al menos tres líderes militares murieron en los primeros ataques.
Desde la Revolución Islámica de 1979, cuando Irán dejó de ser aliado de Israel y Estados Unidos, la región ha vivido una constante inestabilidad. Desde entonces, las hostilidades han escalado por medios indirectos, mediante organizaciones como Hizbolá o Hamás. Así, el accionar de ambos países se ha sostenido en gran medida por medio de grupos armados externos. “Siempre a través de proxies, a través de guerrillas o grupos armados o terroristas financiados por uno u otro bando. Israel está financiando un grupo armado en Gaza de palestinos que están en contra de Hamas” con el objetivo de alimentar un conflicto interno entre facciones palestinas”, indicó Briano. A su vez, advirtió que la actual ofensiva tiene el potencial de escalar a niveles nunca vistos: “La represalia de Irán no va a ser parecida a la del año pasado, sino mucho más fuerte. Así que vamos a ver cómo sigue esto entre represalias, venganzas de represalia y un desastre de nunca acabar”.
Por su parte, Estados Unidos juega un papel ambiguo. Si bien expresó públicamente que no estuvo involucrado en la operación israelí, su histórico apoyo al gobierno de Tel Aviv genera sospechas. “Estados Unidos le había solicitado a Israel que no profundizara en esta acción. Eso es real y también le dijo ahora a Irán que ellos no tienen nada que ver con el ataque israelí. Pero obviamente se sabe que el aliado principal de Israel es Estados Unidos”, señaló.
Además, el analista recordó antecedentes históricos que muestran cómo Israel incluso ha financiado a sus propios enemigos para debilitar a rivales mayores. “Inclusive a Hamas cuando comenzó en los años ’80 fue financiado y apoyado por Israel, inclusive la construcción de mezquitas en Palestina para menguar el poder de un grupo laico como el de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP)”, apuntó.
En cuanto al momento elegido para la agresión, Briano lo consideró sintomático: “Ya dos días antes había noticias públicas en los medios de que Estados Unidos había tomado la decisión de retirar personal diplomático y famliares de algunos países del Medio Oriente“.
Milei y la embajada en Jerusalén: una decisión con consecuencias geopolíticas
La reciente visita de Javier Milei a Israel y su anuncio de trasladar la embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén generó fuertes reacciones tanto dentro como fuera del país. La decisión representa un giro en la política exterior argentina y la ubica entre un reducido grupo de naciones que han adoptado la misma postura. “Lo que dijo Milei en el Parlamento israelí para mí es gravísimo, no solamente mostrar un alineamiento explícito sin pensar en las consecuencias, sino también diciendo que el año que viene la embajada Argentina en Israel va a estar en Jerusalén”, opinó Briano.
Aunque la mayoría de los países mantiene sus representaciones diplomáticas en Tel Aviv en cumplimiento con el derecho internacional y las resoluciones de la ONU, que no reconocen a Jerusalén como la capital legítima del Estado israelí, hay estados que llevaron adelante ese cambio. “Ya la mudó Estados Unidos, el principal país del mundo, también El Salvador y Paraguay que lo anunció hace poco. Son cinco nada más y Argentina va a estar en ese grupo selecto”, remarcó.
La postura del presidente argentino no pasó desapercibida y hasta se le puede trazar un paralelismo con accionares de gobiernos pasados y estar, quizás, en determinado lugar pero en el momento equivocado. “Uno no puede dejar de recordar estas situaciones que se dieron en la década del 90 cuando había aproximación de nuestro gobierno a Israel y se produjeron los dos atentados y mismo la visita de Alberto Fernández que estuvo en Rusia por pocos días antes de la invasión a Ucrania“.
La mudanza de la embajada argentina implicará no solo un cambio geográfico, sino también simbólico, que podría comprometer futuras relaciones con el mundo árabe y con actores multilaterales que no reconocen la soberanía israelí sobre Jerusalén. La decisión deja en evidencia un alineamiento fuerte con Estados Unidos e Israel en un contexto internacional cada vez más polarizado.