Un psicólogo marplatense representará al país en una organización que trabaja en la prevención del Alzheimer

El diagnóstico de una enfermedad neurodegenerativa como el Alzheimer puede marcar un antes y un después en la vida de quien la padece, pero también en la de sus vínculos cercanos. Frente a ese horizonte de incertidumbre y progresiva pérdida de funciones, la ciencia y la salud mental intentan ofrecer herramientas para atenuar el impacto. En ese contexto se inscribe el trabajo del psicólogo Axel Fernández Zaionz, licenciado en Psicología egresado de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) y becario doctoral del CONICET en el Instituto de Psicología Básica, Aplicada y Tecnología (IPSIBAT), perteneciente a la Facultad de Psicología de la UNMDP-CONICET. Además, fue seleccionado para formar parte del Programa de Embajadores de ISTAART, una organización internacional vinculada a la Alzheimer’s Association.
Desde el Sistema de Medios Públicos de la UNMDP dialogamos con Zaionz, quien explicó que ISTAART es una sociedad científica y comunidad profesional que busca promover el desarrollo de tratamientos contra el Alzheimer y otras formas de demencia. Como parte de su programa de embajadores, cada país cuenta con un representante seleccionado por su trayectoria académica o investigativa en la temática. A partir de 2025, él será quien represente a la Argentina.
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“Formo parte de la cohorte 2025-2026. La idea es que haya una persona en cada país que funcione como nexo entre la comunidad local de investigadores, profesionales de la salud y la asociación internacional, para fomentar la investigación, compartir conocimientos y promover acciones conjuntas”, señaló.
Las demencias y el desafío de comprender lo irreversible
En el terreno clínico y popular, el término “demencia” suele utilizarse como sinónimo de Alzheimer. Sin embargo, tal como explicó Zaionz, esa asociación no es del todo precisa: el Alzheimer es una de las tantas enfermedades neurodegenerativas que se agrupan bajo el paraguas de las demencias.
“La demencia es una entidad teórica que agrupa diversas enfermedades. Una de ellas es el Alzheimer, pero también están la demencia frontotemporal, el mal de Parkinson, la demencia por cuerpos de Lewy, entre otras. Todas son progresivas, irreversibles y tienen distintos orígenes etiológicos”, explicó.
El Alzheimer se caracteriza por una acumulación neurotóxica de proteínas beta-amiloide y tau, lo que afecta progresivamente las funciones cognitivas. Si bien suele manifestarse con mayor frecuencia después de los 65 años, su causa no es la vejez en sí misma, sino una serie de procesos neurobiológicos complejos. En este sentido, Zaionz aclaró que el término “demencia senil” está en desuso: “Lo senil refiere a la edad, pero no es la edad lo que genera la enfermedad”.
Este tipo de enfermedades produce una gran angustia en pacientes y familiares. La pérdida paulatina de la memoria, del lenguaje o de la capacidad para realizar tareas cotidianas lleva a una dependencia progresiva del entorno. Por eso, la contención emocional y el acompañamiento también son fundamentales.
Ciencia para la esperanza: avances y cuidados
Frente a una enfermedad que aún no tiene cura, la comunidad científica redobla esfuerzos para encontrar tratamientos que al menos enlentezcan su avance. Si bien existen medicamentos que logran estabilizar los síntomas durante algunos meses, sus efectos son limitados y en ocasiones generan reacciones adversas.
Desde el campo de la psicología, sin embargo, también se aportan estrategias no farmacológicas que pueden mejorar la calidad de vida. Zaionz señaló que la estimulación cognitiva puede ser clave para ralentizar el deterioro y como factor protector en quienes todavía no desarrollaron síntomas, pero podrían tener una predisposición.
“Hay una línea muy fuerte de investigación sobre estimulación cognitiva para reducir síntomas, hacer más lento el deterioro y, en algunos casos, prevenir. También se trabaja mucho sobre el apoyo psicológico tanto a las personas que lo padecen como a sus familiares, que muchas veces quedan en el rol de cuidadores”, agregó.
La importancia de detectar señales tempranas
En los últimos años, las campañas de concientización lograron que muchas personas reconozcan los primeros signos del Alzheimer vinculados con la pérdida de memoria. Sin embargo, no siempre los síntomas comienzan por ahí. En ocasiones, los primeros indicios tienen que ver con dificultades en el lenguaje o funciones ejecutivas, como la planificación o la toma de decisiones.
“Muchas veces los síntomas fisiológicos están presentes antes de los síntomas cognitivos. La mayoría de las personas consulta cuando ya hay quejas cognitivas, pero el diagnóstico requiere una evaluación interdisciplinaria que incluye estudios clínicos y neuropsicológicos, y también pruebas fisiológicas que permiten detectar la acumulación de proteínas asociadas a la enfermedad”, explicó.
La detección precoz es fundamental, no solo para aplicar tratamientos que ralenticen el avance, sino también para organizar la vida cotidiana del paciente y su entorno con mayor previsión.
Investigación marplatense: una mirada local
En paralelo a su nuevo rol internacional como embajador de ISTAART, Axel Zaionz desarrolla su actividad académica en el Instituto de Psicología Básica, Aplicada y Tecnología (IPSIBAT) de la Facultad de Psicología de la UNMDP. Allí forma parte de un equipo de investigación que estudia los factores protectores y de riesgo asociados a las demencias en la ciudad de Mar del Plata.
Aunque aún no cuentan con datos actualizados sobre la prevalencia local del Alzheimer, sí consideran que el estudio resulta clave por las características demográficas de la ciudad. “Mar del Plata tiene una gran cantidad de población adulta mayor. Por eso es importante estudiar los factores que pueden influir en el desarrollo de estas enfermedades en la población, para anticiparse a posibles escenarios futuros y orientar políticas de salud pública”, explicó.
El proyecto de investigación busca comprender qué elementos aumentan o disminuyen la probabilidad de desarrollar demencia en personas mayores del partido de General Pueyrredón. A diferencia de muchos estudios previos —realizados principalmente en países desarrollados—, esta propuesta se sitúa en un contexto regional poco explorado: América Latina, donde se prevé que el impacto de estas enfermedades neurodegenerativas crezca aceleradamente en los próximos años.
Para ello, se evalúa a una muestra de 90 personas de 75 años o más, divididas en dos grupos: 45 con deterioro cognitivo leve y 45 sin deterioro. A cada una se le aplica una batería de pruebas y entrevistas para relevar datos sociodemográficos, funcionamiento cognitivo, calidad de la alimentación, apoyo social, actividades de la vida diaria y exposición a factores de riesgo. Las evaluaciones se realizan en diversos espacios de la comunidad —como centros de día, unidades gerontológicas, centros de jubilados, talleres educativos y domicilios particulares— con participación voluntaria, confidencialidad y supervisión ética del Comité de Bioética de la UNMDP.
El análisis de los datos contempla tanto técnicas estadísticas descriptivas como métodos de correlación y reducción de dimensiones, con el objetivo de identificar perfiles de riesgo y protección diferenciados. Este enfoque permitirá establecer comparaciones entre quienes presentan deterioro cognitivo y quienes no, así como detectar patrones que puedan guiar futuras intervenciones.
La información generada no solo busca aportar conocimiento teórico, sino también orientar el diseño de programas de psicoeducación, estimulación cognitiva y prevención. La meta es fortalecer los factores protectores y disminuir los de riesgo desde una perspectiva comunitaria, anticipándose incluso al inicio de la vejez. En definitiva, se trata de construir herramientas locales que sirvan para mejorar la calidad de vida de una población que envejece, integrando ciencia, salud y compromiso territorial.
Un compromiso personal y colectivo
Axel Zaionz combina su trabajo como psicólogo clínico con la investigación académica, el trabajo institucional en la universidad y, a partir de ahora, con una función de articulación internacional a través de ISTAART.
“Para mí es una gran responsabilidad representar a la Argentina en esta red de profesionales que trabajan en todo el mundo por mejorar la vida de las personas con Alzheimer. Espero poder aportar desde lo que venimos haciendo acá, aprender de otros colegas, y construir puentes que beneficien a nuestra comunidad”, concluyó.
En un mundo donde el envejecimiento poblacional crece y las enfermedades neurodegenerativas se vuelven cada vez más frecuentes, iniciativas como éstas —que combinan ciencia, compromiso y perspectiva comunitaria— resultan fundamentales para encarar el futuro con conocimiento y humanidad.