El precio de la nafta entre conflictos internacionales, impuestos y la política económica nacional

El reciente conflicto en Medio Oriente volvió a evidenciar la fragilidad del sistema energético global y su impacto directo en los precios internos del combustible. En Argentina, la nafta está influida por factores internacionales, pero también por una pesada carga impositiva y decisiones de política económica que pueden beneficiar al consumidor en el corto plazo pero perjudicar a la producción en el largo. En relación a esto, desde el Sistema de Medios Públicos de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) dialogamos con el docente y economista, Ricardo Panza, que analizó el contexto internacional, el autoabastecimiento local y las decisiones políticas internas.

La reciente escalada bélica en Medio Oriente tuvo un impacto inmediato en el mercado petrolero. “Lo que pasó fue un conflicto breve, de menos de dos semanas, que generó un aumento de alrededor del 7% en el valor del barril. Eso lo llevó de un promedio de 72 a entre77 y 78 dólares, y algunas petroleras privadas rápidamente subieron los precios en los surtidores”.

Con esas cifras, se estimaba que el aumento de la nafta iba a ser de un 4%. Sin embargo, Panza destacó que YPF no acompañó el aumento, lo que podría generar una corrección a la baja en los próximos días. “La empresa de bandera no hizo punta esta vez, y eso deja descolocadas a las privadas. Con un aumento de un 5%, podían perder mucha clientela. Si el barril vuelve a su precio anterior, es probable que tengan que dar marcha atrás”.

Lo que podría haber pasado

Más allá del efecto puntual, el economista hipotetizó si la situación se agravaba. “Irán amagó con cerrar el estrecho de Ormuz, por donde pasa un tercio del petróleo del mundo. Si eso ocurría, la elasticidad unitaria indicaba un salto del 30% en los precios. Eso hubiese llevado el barril a más de 100 dólares, generando un shock global. Fue un evento peligroso que Trump ayudó a desactivar”.

Frente a ese riesgo latente, el rol del autoabastecimiento y sus límites para Argentina tiene una doble vara. “Tener producción propia no nos blinda si el mundo se encarece. Siempre mejora el perfil del productor, pero empeora el del consumidor. Si el gobierno respeta el precio internacional, el productor gana más. Si no, pierde incentivo y eso compromete la oferta”.

En ese sentido, advirtió sobre una disyuntiva común en contextos de crisis: contener el precio interno o sostener la rentabilidad del sector. “La tentación de desenganchar el precio local del internacional es grande, sobre todo para cuidar el consumo. Eso da alivio en el corto plazo, pero perjudica al productor y cuando se necesita importar, hay que pagar a precio internacional. El estímulo a producir desaparece si se paga el barril a 50 cuando afuera vale 100”.

La constitución del valor de la nafta en Argentina

Otro factor determinante en el precio de los combustibles es la estructura impositiva que los agrava. “Aquí el precio de la nafta está invadido de impuestos. Algunos van al sistema previsional, otros al impuesto al débito y crédito bancario, y hay también asignaciones al régimen jubilatorio. Por eso, Un shock externo de un 5% o un 6% es bancable sobre todo porque aquí no es como Europa o Estados Unidos donde el precio del combustible es el precio del combustible. Ahora, un aumento de un 25% o 30% en el valor del barril de petróleo es imposible de disimular en ningún lado“, apuntó el especialista.

Aún con esos tributos, el precio interno sigue estando por debajo del internacional, lo que genera otras distorsiones. “El barril que usamos como referencia es un barril criollo, un promedio entre producción local y precio internacional. Hoy estamos entre un 15 y un 20% por debajo de lo que costaría si elimináramos los controles heredados de la gestión anterior”.

Esos controles, según Panza, respondieron a una lógica económica distinta, aunque con fundamentos comprensibles. “Fueron medidas tomadas desde una óptica heterodoxa, con buenas intenciones. El objetivo era evitar un daño fuerte sobre la estructura de costos del país. Pero cuando se prolongan demasiado, terminan alterando la lógica del mercado. En un país tan extenso, con tantas rutas y tan poco ferrocarril, el combustible tiene un peso enorme en los costos logísticos. Cualquier variación en su valor se multiplica en todos los sectores productivos”.

Vaca Muerta y el autoabastecimiento

Respecto a la segunda reserva de gas natural más grande del mundo y cuarta de petróleo, Panza valoró el logro pero advirtió que la infraestructura aún no está completa. “Se recuperó el autoabastecimiento, pero todavía no están terminadas las obras para transportar el gas desde el lugar de producción al de consumo. Tuvimos que reconvertir gasoductos que antes traían gas de Bolivia, pero ese país dejó de vendernos porque agotó sus reservas y prioriza contratos con San Pablo, en Brasil”.

Esa reconversión técnica permitió revertir el flujo de gas, pero todavía está en desarrollo. “El gasoducto del norte ahora debería llevar gas desde el sur, eso implicó un trabajo importante de reversión de válvulas que sigue en marcha. Pese a todo, el abastecimiento interno estaría garantizado”.

Por último, Panza se refirió a las tensiones que aparecen cuando el productor busca exportar. “Cuando hay margen para vender al exterior a mejor precio, la tentación es fuerte. Ahí aparecen los problemas de desabastecimiento o necesidad de cupos. El gobierno actual está más cerca de sostener los precios internacionales, a diferencia del anterior, que prefería contener al consumidor. Pero lo importante es que las reglas sean claras y consistentes a largo plazo”, concluyó el economista.

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