La UNMDP celebró un nuevo acto protocolar de graduación en el Teatro Auditorium

La Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) realizó el martes 18 un nuevo acto protocolar de graduación en la Sala Astor Piazzolla del Teatro Auditorium, que volvió a convertirse en escenario de uno de los hitos más esperados del calendario institucional de la UNMDP, una tradición que, tal como señaló el secretario académico Daniel Reynoso, “jerarquiza año tras año y convoca a cientos de familias a acompañar a quienes culminaron una etapa fundamental”.
En este contexto, el rector Alfredo Lazzeretti abrió la ceremonia con un discurso fuertemente marcado por la defensa de la universidad pública, recordando que la formación universitaria es posible “porque millones de argentinos y argentinas contribuyen con sus impuestos para sostener este sistema”, a pesar de las dificultades actuales y del desfinanciamiento que enfrentan las instituciones de educación superior y la ciencia en todo el país.

Foto: Diego Banegas
En su último año de gestión, Lazzeretti eligió transformar su saludo inicial en un fuerte llamado a sostener el sistema universitario argentino. Expresó que no sería honesto evitar referirse al contexto crítico, marcado por el recorte de fondos destinados a la investigación y al funcionamiento cotidiano de las universidades públicas. “Las instituciones no están reclamando privilegios, sino condiciones básicas para garantizar su misión social”, afirmó.
Subrayó que la universidad pública fue una construcción colectiva que trascendió gobiernos, nacida de un consenso social que apostó a la educación como vector de igualdad y desarrollo. Y, en un mensaje dirigido especialmente a las y los nuevos profesionales, señaló que el compromiso con la universidad no terminaba con la obtención del título, sino que debía continuar en los espacios de participación institucional.
Sus palabras no solo enmarcaron la jornada en términos institucionales, sino también políticos, invitando a reflexionar sobre el rol que tienen los futuros profesionales en la sociedad argentina.
Por su parte, Reynoso detalló que en esta edición fueron más de 550 las graduadas y los graduados habilitados para participar, aunque no participa la totalidad sino que “siempre tenemos un porcentaje que está alrededor del 50%” destacando la presencia mayoritaria de las facultades de Arquitectura y Psicología en esta ceremonia en particular. Además, subrayó la importancia del reconocimiento a las y los estudiantes distinguidos, quienes, por su trayectoria académica, representan un símbolo del compromiso colectivo con la excelencia educativa.
El secretario académico valoró especialmente el carácter público y democrático de estos actos, en los que las y los estudiantes muestran, a través de sus recorridos, las múltiples posibilidades que habilita la universidad. “Todos se forman en las mejores condiciones posibles, y quienes reciben una distinción permiten visibilizar ese esfuerzo para inspirar a otros”, afirmó.

Foto: Diego Banegas
Ana del Valle Sánchez, decana de la Facultad de Ingeniería, remarcó el valor de la educación como eje que une trayectorias personales, institucionales y sociales. Sus palabras pusieron en primer plano el esfuerzo colectivo, no sólo el de quienes se graduaron, sino también el de docentes, equipos de gestión y familias.
La decana destacó que estos actos, aunque fugaces, tienen un poder simbólico enorme, porque recuerdan que el tránsito por la universidad debe traducirse en acciones concretas, en honestidad intelectual y en el compromiso con los intereses colectivos. Asimismo, afirmó que “la universidad completa su misión cuando logra que cada graduado se convierta en un agente de transformación social”.
Cecilia Recalde: una trayectoria que desafió tiempos y modelos
Entre las voces de quienes recibieron esta distinción, la licenciada en Psicología Cecilia Recalde se convirtió en una de las protagonistas de la ceremonia, reconocida como graduada distinguida. Su promedio de 9,34 se sumó a un recorrido académico realizado en la adultez, algo que subrayó como una experiencia singular y profundamente significativa.
Recalde describió su paso por la universidad como “hermoso” y atravesado por la potencia transformadora de habitar una institución pública, abierta y diversa. “La universidad invita a ser recorrida, habitada y dibujada de manera singular”, expresó al recordar sus años de formación. Su testimonio evidenció cómo la UNMDP habilita trayectorias no lineales, especialmente para quienes deciden estudiar en distintas etapas de la vida.

Foto: Diego Banegas
La graduada también destacó la emoción de haber sido seleccionada para abrir la ceremonia, un reconocimiento que vivió como “un honor” y como la validación de un trabajo sostenido a lo largo del tiempo. Remarcó que la universidad no solo le permitió completar la carrera, sino también “desarrollarme en investigación y extensión, ofreciendo posibilidades infinitas para construir un camino propio”.
La ceremonia concluyó entre aplausos, abrazos, y una emoción compartida que desbordaba la formalidad del acto. Para muchas familias, se trató de un momento largamente esperado; para las y los graduados, el cierre de una etapa decisiva y el inicio de un nuevo camino. Y para la universidad, un recordatorio de su papel insustituible como institución pública, democrática y garante del derecho a la educación.
