Cambios y adaptación a una nueva normalidad escolar

Por Andrea Cofone y Rodrigo Fernández Mallo*

 

Luego de un año completo de educación virtual debido a la irrupción de la pandemia de Covid-19, en el 2021 se retomaron las clases en nuestro país de manera paulatina, escalonada, con grupos reducidos e intercalando los días de asistencia. En concordancia con la determinación de la Dirección General de Cultura y Educación, en base al acuerdo alcanzado en el Consejo Federal de Educación, a partir del pasado 1 de septiembre, se dio inicio a la etapa de la presencialidad plena y cuidada en todos los establecimientos educativos de los niveles inicial, primario y secundario de la provincia de Buenos Aires. Esta decisión se fundamentó en el descenso sostenido de casos a causa del cumplimiento de las medidas sanitarias de prevención y el notable avance de la campaña de vacunación.

En este contexto, y ya finalizado e ciclo lectivo, varios docentes de nuestra ciudad, que se desempeñan en la enseñanza secundaria, brindaron su testimonio acerca de cómo vivieron el retorno a esta nueva normalidad escolar y el cambio notorio que ello ha significado.

DOCENCIA Y REGRESO A LAS CLASES PRESENCIALES

Agustín Moisano, docente de Historia y delegado de la Escuela Secundaria 55, explicó cómo la vuelta a las clases habituales fue sumamente positiva y puso de manifiesto la necesidad irrenunciable de un espacio de encuentro entre estudiantes y docentes. “La virtualidad ha demostrado que no puede sustituir ni superar la presencialidad”, aseveró. Además, señaló que el trabajo remoto escolar se llevó a cabo sin normas claras e implicó un sobretrabajo para los docentes. Asimismo, precisó que se evidenciaron falencias como la falta de dispositivos tecnológicos y la carencia de herramientas y/o capacidades, tanto del alumnado como de profesores, para abordar eficazmente los contenidos y desarrollar el vínculo enseñanza-aprendizaje de manera virtual.

Por su parte, la preceptora Mariana Noreiko contó que se debieron sortear diversas dificultades como la falta de personal, problemas edilicios y la adaptación a nuevas e inesperadas situaciones que fueron surgiendo. “Los preceptores nos vimos sobrecargados de tareas, igualmente, fue muy gratificante volver a la presencialidad. Se vio en los chicos, ellos necesitaban estar en contacto con sus profesores, sus pares y todo el equipo de trabajo de la escuela”, agregó. La docente que se desempeña en el ESMET N° 1 sostuvo que, al principio era todo muy frío, distante, con muchas adaptaciones por el protocolo que había que seguir y que esto se notó en los recreos y en la convivencia en el aula. Al respecto, resaltó que los estudiantes empezaron a participar más desde lo pedagógico y a realizar las tareas. También, afirmó que el año pasado hubo gran cantidad de alumnos que se desvincularon del colegio a pesar de que la institución estuvo presente de forma constante, sin embargo, “no era lo mismo, faltaba el vínculo”, subrayó.

Con relación a cómo repercutió la cuarentena en los adolescentes, el profesor de la Escuela Municipal 208, Alejandro Piccione, refirió que el periodo de aislamiento los afectó mucho. “Estaban muy retraídos, no se les escuchaba. Tardaron dos o tres meses en lograr abrirse, charlar entre ellos y tener más confianza; recién ahora, se fueron soltando algunos, pudieron hablar y sonreír”, aseguró. Destacó que observó conductas similares en casi todos los cursos en los que dicta clase. “El proceso de retorno en ellos fue muy lento y les costó, los vi muy perdidos y no sabían muy bien qué hacer”, añadió.

Alicia Giacopacci, profesora en el Instituto Fray Mamerto Esquiú, planteó que al principio los más chicos estaban muy desorientados. “En mi caso, dicto clases en primer año, y se notó muchísimo. La última experiencia que tuvieron con la escolaridad presencial había sido en quinto grado y no llegaron a adquirir los hábitos básicos para enfrentar la secundaria”, aclaró. De igual modo dijo que el hecho de reanudar la modalidad presencial se desarrolló con un gran nivel de ausentismo. La educadora enunció: “De a poco, los alumnos fueron acostumbrándose a concurrir nuevamente a la escuela y a asumir responsabilidades”.

La directora de la EES, Marcela Vaca Cardoso, opinó que, si bien consideró positivo volver a emprender la presencialidad, no se puede negar su complejidad dado que se fueron generando notables cambios y hábitos muchos negativos y otros positivos. Puntualizó que se visibilizaron otras dinámicas al dictar clase, como otras formas de presentar las actividades y de mostrar el desempeño con relación a los estudiantes. La integrante del equipo de conducción aludió: “Este regreso fue muy difícil para toda la comunidad educativa, hizo que debamos volvernos a habituar otra vez a salir, a vincularnos, retomar las rutinas y adaptarnos a un nuevo contexto educativo”.

Natalia Tarela es bibliotecaria de la EES 63 y expresó que fue complicada la vuelta, en parte, porque los actos públicos para cubrir las horas y cargos docentes eran virtuales y, por esa razón, se volvía sumamente lento dicho proceso. Había muchos docentes dispensados, profesores que pedían licencia por diferentes motivos y, especialmente, sobresalían los casos de aislamiento por ser sospechosos o confirmados como positivos. “Los que estábamos presentes, de alguna manera, tuvimos que colaborar entre todos”, remarcó.

REFLEXIONES ACERCA DE LA TRANSFORMACIÓN EDUCATIVA EN EL CONTEXTO DE CRISIS

El profesor Moisano indicó que al reiniciar la presencialidad educativa plena se advirtieron las carencias previas que tenía el sistema educativo, el cual sufría un proceso de desfinanciamiento y desestructuración en general. Por ello, sostuvo que deben implementarse políticas integrales vinculadas con el regreso de los estudiantes con trayectoria discontinua que aún no volvieron a la escuela. El docente de Historia aseveró: “En este sentido, la política del Gobierno ha sido justa, pero ante la situación que venía de desfinanciamiento educativo fue insuficiente. Por eso, consideramos que es necesario seguir luchando y organizándonos”.

El integrante de la agrupación docente azul y blanca de Suteba, mencionó algunas de las transformaciones que estima imprescindibles: “El aprendizaje debe ir de la mano del mejoramiento de las condiciones en las cuales se efectúa. Se necesita reducir los grupos áulicos, trabajar con más personal, avanzar en las condiciones de seguridad de higiene, y especialmente en la infraestructura”. En tal aspecto prosiguió señalando que los sindicatos tienen un papel muy importante que desempeñar en pos de que así sea.

Noreiko como preceptora considera que en este bienio particular se debió atravesar por una gran cantidad de cambios. “De ahora en más, no va a ser lo mismo nuestro transitar por las aulas, tanto de los chicos como de los adultos. Es un buen momento para repensar la educación, observar cómo se está dando y reflexionar críticamente sobre aquellas cuestiones que se pusieron en evidencia en esta pandemia”, detalló.

Desde su perspectiva personal, Alejandro Piccione argumentó que la educación ocupó un lugar muy importante en la comunidad en tiempos de crisis, aunque muchos no lo reconozcan y aseguren que no hubo clases durante dos años. “Esa afirmación de que son dos años perdidos es mentira porque los docentes nunca dejamos de enseñar. Los que dicen eso es porque no valoran la labor educativa”, precisó.

Marcela Vaca Cardoso manifestó que es necesario resignificar la propia práctica por parte de los equipos de gestión y conducción, de los docentes, las familias y los estudiantes. “Logramos demostrar que la escuela puede transformarse prestando mayor atención a las necesidades que tienen nuestros y nuestras estudiantes adolescentes desde una mirada resiliente”, expuso. En ese marco, estimó que la comunidad educativa constituyó un ámbito de contención y sostén ya que muchos de los estudiantes y sus familias padecieron esta situación de incertidumbre, vulnerabilidad social y permanentes cambios.

Todas las transformaciones que se produjeron en el ámbito educativo a partir de la crisis provocada por la pandemia de coronavirus -que afectó aún más a una Educación que presentaba marcada deficiencias-, interpela a todos los miembros de la sociedad a repensar cuáles son las prioridades de los alumnos, familias y profesores en estos momentos. Es fundamental resignificar el proceso de enseñanza aprendizaje en esta etapa de presencialidad plena y reflexionar sobre los beneficios y las complicaciones evidenciadas por la educación virtual que primó durante el ciclo lectivo 2020. Se hace necesario analizar críticamente la función que ha cumplido y desempeña, hoy en día, el uso de la tecnología.

Por una parte, algunos estudiantes y docentes comprobaron que pueden aprender y enseñar sin asistir a la institución o sin escuchar las clases magistrales de los profesores reemplazándolos por videollamadas y/o diversas plataformas virtuales y empleando nuevas herramientas antes desconocidas. Por otro lado, la mayoría de quienes componen el cuerpo educativo siguen apostando a la presencialidad, argumentando que ninguna actividad remota puede reemplazar al encuentro y a la interacción directa entre el alumnado y el profesor.

En la actualidad se está atravesando una época de profundos cambios y de cuestionamiento al propio paradigma educativo nacional. Probablemente, algunas prácticas que se están empleando permanezcan mientras otras queden en desuso o se modifiquen. Las propias percepciones que están teniendo los distintos actores de la comunidad educativa son parte del motor generador de la nueva escuela, que se encuentra en permanente construcción y reconstrucción en esta denominada nueva normalidad.

 

 

*Estudiantes del MediaLab, primer Laboratorio de Redacción para Medios Digitales. Se trata de un sistema experimental que consiste en el trabajo periodístico, de producción propia, que desarrollan alumnos del Taller de Redacción para Medios Digitales, correspondiente a la Tecnicatura de Periodismo Digital que se dicta en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

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