Libre comercio Argentina-Estados Unidos: qué implica y cuáles son las trabas

El presidente argentino, Javier Milei, propuso en los últimos días la posibilidad de establecer un tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos con el objetivo de seguir fortaleciendo su vínculo con Donald Trump que ya anunció que podría considerarlo. Sin embargo, y más allá de cualquier posible beneficio, esto presenta una serie de obstáculos a abordar que, inevitablemente, dilatarían el acuerdo.

Resolver qué hacer con el Mercosur, los aranceles, normas técnicas, de seguridad y ambientales y fijar mecanismos comunes de resolución de controversias se presentaron como los primeros escollos a sortear ante el posible vínculo comercial que Argentina apunta a desarrollar con Estados Unidos. En paralelo a esto, y casi de reojo, se ven las ventajas que podría conllevar este TLC.

Por eso, desde el Sistema de Medios Públicos de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) dialogamos con el docente y economista, Ricardo Panza, quien explicó en profundidad de qué se trata este tipo de alianzas comerciales.

Según el último informe oficial publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), con datos de enero, Estados Unidos es el cuarto socio comercial de Argentina, con exportaciones por US$ 554 millones, un 24,7% más que en enero de 2024, e importaciones por US$ 512 millones, un 3,9% menos en términos interanuales, lo que da como resultado un superávit para Argentina de US$ 42 millones, el déficit para Estados Unidos del que hablaba Trump hace unos días. Es decir, Argentina llega con ventaja a ese posible pacto, teniendo en cuenta que tiene actualmente una balanza superavitaria en relación con la primera potencia económica mundial.

Un tratado de libre comercio es un pacto entre dos o más países para reducir las barreras a las importaciones y exportaciones entre ellos. En una política de libre comercio, los bienes y servicios pueden comprarse y venderse a través de las fronteras internacionales con pocos o ningún arancel, cuotas, subsidios o prohibiciones gubernamentales.

Contemplando esto y entendiendo las disparidades entre Argentina y Estados Unidos, Panza explicó que “generalmente, los textos económicos hablan de las ventajas porque tiende, de alguna manera, a que cada país se especialice en lo que mejor sabe o puede hacer y de esa manera los beneficios son ventas para los dos países”.

Aunque es difícil poder precisar los beneficios que le puede traer al país, las fortalezas de ambos países están claras. Argentina, con el agro como estandarte mientras que su potencial socio en la producción industrial. “Lo que tenemos que ver es si esa especialización nos  beneficia en términos de comercio seguro, pero en términos de generación de empleo lo veo difícil. El agro es extremadamente productivo, está a nivel mundial en calidad, pero genera empleo para un país de aproximadamente 8 o 9 millones de personas, no los 47 que somos”, expresó el economista.

Los efectos en la industria

Si eventualmente esta especialización conduce al hecho de correr del eje a la producción industrial quedando limitada al mercado interno interno, esto conspiraría contra la creación de empleo. ”Esto no implica que vayan a desaparecer la industria, porque ya existe pero  nunca fue capaz de despegar para producción de exportación”, agregó Panza.

Dentro de este mundo, la automotriz se presentaría como una posible variante de competencia internacional aunque bajo los acuerdos del libre comercio también saldría perdiendo. “No sé en qué medida se podría competir con automóviles en Estados Unidos que se generan a costos muy bajos. Por eso un tratado de libre comercio debería estipular estas salvaguardas o debería estipular alguna suerte de protección contra asimetrías”.

Un posible beneficio

Si lo que interesa con este acuerdo es generar divisas, los especialistas sostienen que puede ser exitoso si su posterior reinversión es la correcta. ”Esto depende de la orientación ideológica de cada gobierno. El empleo no es la única dimensión en la cual deberíamos fijarnos. A mí me preocupa porque Argentina no genera empleo sino es a través de una producción industria y lamentablemente el modelo que se eligió de producción industrial ha sido orientado a la sustitución de importaciones”.

Al mismo tiempo, Panza explicó que: “Esto te obliga a pensar en un esfuerzo serio de reconversión de alguna producción industrial argentina que pueda asomarse al exterior y vender producción con cierto éxito. Así que el tratado de libre comercio por sí solo no nos va a solucionar muchas cosas”.

A esto hay que sumarle el valor de la mano de obra y la capacidad de producción. “El costo laboral americano es de  U$D2000 promedio, mientras que en Argentina puede ser de U$D1200, pero resulta que el costo fiscal de ese recurso de empleo es el 40% mientras el costo laboral americano es de entre un 13 y 14% , lo cual hace la comparación, a pesar de las diferencias, desventajosa porque el tamaño de escala americano es muchísimo más grande que el argentino. Estados Unidos puede producir 20 ahí donde Argentina es género uno”, detalló.

El Mercosur como traba

El Mercado Común del Sur (Mercosur) establece explícitamente que ningún país puede hacer tratados bilaterales sin consultarlo o sin hacerlo con todo el bloque. Desde su constitución, Argentina y Brasil han sido sus dos grandes socios aunque siempre sirvió para que los industriales brasileños impongan sus condiciones. “El mercado común es el europeo que hay libre circulación de bienes y factores en todo el en todo el espectro. En España podés contratar un trabajador húngaro y cobra lo mismo porque están unificadas las tasas fiscales, las cargas previsionales y está liberado el tránsito de mercaderías y de personas algo que acá no pasa“.

En definitiva, Panza sostiene que “las ventajas son limitadas y desde el punto de vista de las desventajas actúa como un corset que le impide a los países que quieran hacer algo sin consulta con otros y, obviamente, el socio grande con poder de veto siempre se va a oponer“.

Por otra parte, el economista describió la posición de Chile. “Nunca se plegaron al Mercosur y gracias a eso hicieron 10 veces más de tratados de comercio que Argentina y han tomado mucho el bloque asiático, toda la cuenca del Pacífico y le ha ido muy bien“.

Esta obstaculización que obliga a tener que pasar por la comisión interna del Mercosur también se da entre países que tienen configuraciones dispares. “A Paraguay un tratado de libre exportación de automóviles no lo afecta. A Uruguay tampoco. Pero Brasil sí produce y le imponen un arancel y supongamos que Argentina va a exportarle automóviles a Estados Unidos con arancel cero, ese desequilibrio va a perjudicar la relación entre los países sudamericanos ocasionando un posible contraataque brasileño imponiendo aranceles a la producción nacional como castigo“, alertó.

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