Retos virales: “Todo lo que pasa en la virtualidad tiene consecuencias y efectos en el mundo real”

 

Los jóvenes y la tecnología hace años que vienen de la mano, más en esta nueva generación que crecen con las pantallas. Si bien las redes sociales tienen su lado beneficioso, muchas veces se observa cómo impacta negativamente en la sociedad, un ejemplo claro de este lado son los retos virales cada vez más comunes y utilizados.

Estos desafíos no siempre son peligrosos, algunos se tratan de bailes o de realizar acciones de la vida cotidiana. Sin embargo, hay una serie de retos que son dañinos y pueden afectar a la vida de quien lo realiza y sus conocidos. 

En los últimos días se dio a conocer la historia de una adolescente de 15 años que fue diagnosticada con una hipoacusia severa, que le produjo una pérdida de audición del 96% producto de un explosivo casero, que sería parte de un reto de TikTok. Portal Universidad dialogó con Paula Vega, Licenciada en Psicología y Docente en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata, sobre los peligros de estos retos y la responsabilidad de la sociedad.

Si bien muchos de estos retos son viralizados y conocidos por la mayoría, como ocurrió con el reto de la Ballena Azul o “Momo”, el challenge que dejó a una adolescente con lesiones físicas, no fue percibido por todos. Lo que nos lleva a cómo las redes y los retos se mueven de una forma en específica para que lo vean las personas “adecuadas”.

Ante esto, la psicóloga expresó que “no todos tenemos el mismo acceso a lo que vemos en redes sociales, por lo que no es tan masivo. Hay cuestiones que ocurren, que todos nos enteramos y hay otras que están determinadas para ciertos sectores, franjas etarias o algunos rasgos de estas personas”.

“Lo que esto nos deja ver, que esta dicotomía que nosotros a veces debatimos que si lo virtual es real, hoy por hoy todo lo que pasa en la virtualidad tiene consecuencias y efectos en el mundo real”, destacó.

Por lo tanto, afirmó que “ya no podemos hablar disociados de lo que somos y lo que hacemos en la virtualidad con nuestros comportamientos sociales”.

Ante el hecho que se dio a conocer en estos últimos días, se observa una gran falta de concientización tanto en los más chicos como en los adultos. “Si hoy le preguntas a un adolescente que lo lleva a formar parte de estos retos virales o de estar conectado tantas horas, la respuesta es el tener like, vistas, esta necesidad superficial de tener más visualizaciones. Debajo de eso hay una necesidad de ser reconocido”, explicó.

Además, declaró que “no está a simple vista pero son cosas que pasan y que están ahí”.

“En el caso de ahora, resuena porque deja una lesión física, pero también hay un montón de efectos y lesiones que pasan a nivel emocional, psicológico, de comportamiento. Un gran ejemplo es el cyberbullying, que crea daños en la identidad y que no pasa por un hecho de una lesión que perdura en el cuerpo pero que también nos atraviesa como personas”, expresó Vega.

Frente a esta responsabilidad, la psicóloga señaló que “la responsabilidad pasa desde la sociedad en general hasta la individualidad desde el autocuidado”. 

Vega hace referencia a tres partes de la sociedad donde repercute esta tarea: la escuela, las familias y la individualidad.

Las escuelas

Haciendo hincapié específicamente al hecho acontecido en un colegio marplatense, la docente mencionó que “las instituciones educativas tienen que tener una transformación en cada vez incorporar más lo que tiene que ver con la convivencia digital y formar a los niños, niñas y adolescentes en ser ciudadanos digitales. Es un deber que necesitamos incorporar estos temas en la educación”.

“Las instituciones son espacios de socialización y no es puertas adentro, sino que el mundo virtual también es algo que las escuelas tienen que empezar a ocuparse y estar presente”, afirmó Vega.

En esta necesidad de incorporar las nuevas tecnologías en las instituciones, hay una clara relación con esta nueva generación que crece de la mano de las pantallas. “A veces tenemos la falsa sensación de que como saben usarlo son responsables. Eso no quiere decir que tengan la capacidad o la dimensión para entender qué es lo que está pasando, lo que se está poniendo en juego y sus consecuencias, ahí está la necesidad de la mirada del adulto”, planteó.

La familia

En el caso de la responsabilidad de las familias, comentó que “como papás tenemos que encontrar estos espacios de cuidado en la virtualidad, poder vencer esta falsa sensación de que si está en casa está cuidado, cuando en realidad si está conectado a un dispositivo no sabemos lo que está pasando”.

Vencer esta falsa sensación de que si está en casa está cuidado, cuando en realidad si está conectado a un dispositivo no sabemos lo que está pasando.

Igualmente, consideró que “tampoco hay que culpar a la tecnología ni a las redes sociales. Es un nuevo escenario en el cual necesitamos acompañar a nuestros chicos, con límites y concientización para que puedan socializar y relacionarse”.

El autocuidado

“Tiene que ver en como nosotros generamos esa posibilidad de internalizar recursos que les ayuden al autocuidado de cada uno como persona”, explicó la docente.

Del mismo modo, afirmó que “el poder ayudar a detectar eso que tiene que ver con ciertas cuestiones desde el miedo, el pudor, la vergüenza que en muchos casos las pantallas te sensibilizan de eso. Es como que bueno esto nunca lo haría en público, en un grupo, pero a través de una pantalla me animo”.

Por último, planteó que “tenemos que encontrar estrategias que nos ayuden a fortalecer este andamiaje para acompañar en la socialización física. Desarrollar cuestiones creativas y productivas que apoyan todo lo que tiene que ver con un desarrollo de competencias digitales, super necesarias para vivir en sociedad hoy y por el mundo del trabajo que se viene”.

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